Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
San Agustín.
Cuando comenzamos a caminar, me cruza un brazo por los hombros y me apretuja contra su cuerpo.
El éxtasis que me produce al aspirar su aroma embriaga mis fosas nasales, es tal el deleite que casi me impiden moverme, le paso el mío por la cintura y me fundo en contra suyo, lo que descubro me desconcierta de una manera que no soy capaz de digerirlo, es una extraña y desconocida sensación que jamás había sentido, como nunca me había pasado por eso se me hace tan desconcertante.
Hoy este chico que siempre ha estado conmigo a despertado mis primeros deseos de mujer sin importar mi vínculo sanguíneo, él es mi hermano mayor, el causante de esta oleada de lujuria que jamás en mi corta vida sabía lo que significaba, muchas veces me lo habían comentado pero como nunca lo había sentido y que al ser tan novedosa se me hace incomprensible, es tan desconocida que ni en mis más ocultos pensamiento me había pasado por la cabeza y que algo como esto, fuese él precisamente el que me lo llegaría hacer sentir.
Caminamos un largo trecho y llegamos a un pequeño parque, nos sentamos en un banco de por si el más alejado, el más escondido para que negarlo, sin proponernos buscamos privacidad, deseamos apartarnos de las miradas inoportunas, nos acomodamos de frente mirándonos a los ojos y tomándonos de las manos.
Un gran deseo de besarlo se abre paso en mi interior, lo hago apenas rozándole los labios, es algo que nadie lo habría podido evitar en forma alguna.
Cuando siente el roce, toma mi rostro entre sus manos y convierte la caricia en la muestra más sublime de todo lo que habita en su corazón, en su alma, en su mente.
No necesita decirme nada, hacer nada, explicarme nada, con ese simple gesto me lo ha dicho todo, todo, tanto que solo puedo preguntar.
— ¿Desde cuándo? — más ansiosa no me puedo sentir. — ¿Desde cuándo? — mi anhelo es superior a todo lo que me agita.
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LAYLA Y LU.
RandomQuieren conocer las pilatunas que a veces nos juega el corazón, bueno pues he aquí una de ella. Esta es una historia simple, sin muchos aspavientos para volverse inolvidable, a veces enamorarse nos vuelve cursis, quien no ha sentido los estropicios...