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Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después, todo el amor pertenece a los pensamientos.

                                                                                      Albert Einstein.

                                                                                      Albert Einstein

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Salimos y almorzamos.

Hacía rato que no íbamos solos a un restaurante, es más, pensándolo bien nunca lo habíamos hecho, siempre que lo hacíamos contábamos con la presencia de nuestros Padres, de algún amigo, de un familiar, pero solos, jamás.

Pedimos carne, vino, helado y sentados a la mesa, ingerimos todo lo que nos sirvieron, charlamos despreocupadamente sintiendo arrebatos de pasión, los que siempre nos acogen cada que estamos cerca sin importar el sitio o la situación en la que nos encontremos, aún si estamos en medio de una multitud, o en un lugar santo, porque el solo estar cerca la ansias nos arrebata, hoy son mucho más intensas, el motivo, la seguridad que nadie no va a importunar, y porque vamos a ir a un sitio diferente a donde comúnmente nos amamos.

Lo hemos hechos en tres sitios diferentes.

En nuestros cuartos, la habitación que llamamos nuestro nido y en el resto de la casa, hoy pensamos hacer en un lugar muy especial, escogido por él precisamente, es un deseo íntimo de cumplir una fantasía que ha soñado llevarla a cabo conmigo solamente.

Y en esa fantasía yo soy la protagonista principal.

Y la única indudablemente.

— Papa nos ofreció un viaje, ¿a dónde quieres ir?

— Yo iré a donde tú decidas.

— ¿Y porque tú no escoges el sitio?

— Porque yo me someto a tus deseos, al fin y al cabo soy tuya, ¿no?

— Pero yo quiero que tú sea la que lo elija, ah y a propósito — pareciera que me lo quiere remachar. — No se te olvide que yo también soy tuyo, ¿o es que ya no lo recuerdas?

LAYLA Y LU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora