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No estás lejos, si te llevo en los latidos.

                                                                           Marifer Gallegos.


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Así fueron pasando los días.

Los estudios me tenían tan embolatado que no me habían dado un solo instante de descanso, razón por la cual no había podido ir de nuevo a ese famoso lugar, allá donde viví mi primera experiencia sexual, es que no llego a un feliz término.

Pero las cosas cambiaron y lo hicieron de forma radical.

Una lesión que sufrí mientras jugaba un encarnizado partido de fútbol, trocó todos mis planes, y lo hizo en forma de por sí dolorosa.

Cuando corría la mitad del segundo tiempo, al hacer un movimiento impensado, intentando dominar un balón que me llego bastante comprometido, sentí un fuerte tirón en la parte interna de mi muslo derecho, lo cual me impidió continuar en el juego, al instante fui sustituido, el fuerte dolor me siguió hasta mucho después de haber terminado el encuentro.

Horas después fui llevado a un centro médico, después de realizarme varias pruebas, se llegó a la conclusión que había sufrido una distensión muscular, eso me representaba una incapacidad por más de tres semanas, quietud total fue lo que me dictaminaron, no podría participar de los encuentros más reñidos que faltaban por jugar, según el especialista, tenía una contractura muscular que me obligaba a estarme quietico por todo el tiempo que me habían incapacitado.

Cuando regrese, mi hermana me quería sacar los ojos, renegaba a gritos que yo no me cuidaba, que en cualquier momento, le iban a llegar con la noticia que se había quedado sin la presencia del único hermano que tenía.

Como contraposición decidió a modo propio, que ella sería la que se encargaría de aplicarme los remedios para mi pronta recuperación.

Cada que debía atenderme me llevaba hasta mi cuarto, y lo que seguía era un verdadero martirio, el cual me dejaba sin resuello, y quizás más lesionado que cuando me retiré de lo único que de verdad me distraía.

LAYLA Y LU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora