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    "Aprendemos a amar no cuando encontramos a lapersona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta, a una personaimperfecta"                 

                                                              Sam Keen.

                                                              Sam Keen

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Unas manos que conozco tal vez más que cualquier otra cosa son las que de improviso cubren mis ojos, la suavidad de unos labios que son mi adoración se posan suavemente sobre los míos; es una caricia exquisita, deliciosa, apetecible, sentirla eleva a su máxima expresión los niveles de mi lujuria y altera hasta lo más extremo las ansias de mis instintos.

Eso es lo que me saluda cuando me encuentro sentado en la mesa grande donde vivo con mis padres, me sucede mientras organizo los análisis de los resultados para lo que mi tío me ha contratado y que con mi hermana estamos a punto de finalizar.

Volvemos a estar solos, mi madre acaba de salir arguyendo que debía solucionar algunas diligencias referentes a las necesidades de la casa.

Apenas entra y para concederme ese tipo de saludo se sienta sobre mis piernas, lo hace en completo silencio, me abraza cruzando los brazos por mi cuello mientras la tomo por la cintura, me besa mirándome casi fundiendo nuestras pupilas, me enternece y me hace delirar, es impactante lo que siento al tenerla colgada de mi cuello, con movimientos lentos se desliza sobre mi virilidad, la delicadeza de su sexo me produce una sensación irrefrenable a pesar de lo tosco de la tela de su braga y de lo burdo del tejido de mi pantalón.

La caricia es casi pie a piel.

Nos besamos por largo rato saboreando nuestras mieles.

— Cuanta falta me hacen tus labios, cariño, casi no soy capaz de terminar las clases, me pase todo el tiempo deseando estar así como estoy ahora, vengo que estallo, estoy a punto de reventar, definitivamente creo que no voy hacer capaz de aguantarme. — se sacude como si una corriente de aire frío le congelara el cuerpo.

Pero eso si no me deja de besar.

Cuando logro separarme, bueno tampoco es que haga mucha repulsa para lograrlo.

LAYLA Y LU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora