Quieren conocer las pilatunas que a veces nos juega el corazón, bueno pues he aquí una de ella.
Esta es una historia simple, sin muchos aspavientos para volverse inolvidable, a veces enamorarse nos vuelve cursis, quien no ha sentido los estropicios...
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Besos que vienen riendo, luego llorando se van, y en ellos se va la vida, que nunca más volverá.
Miguel de Unamuno.
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Sali de la fiesta huyendo, escapé realmente.
Lo hice de esa manera para no cometer un acto irresponsable de lo que después me pudiese arrepentir.
Llegue al hotel, iba con el alma muerta.
Las imágenes de las actividades de la mañana regresan a mi mente.
En el instante cuando vi a ese hombre abrirme la puerta de su habitación, en ese momento se me acabó el poquito coraje que me quedaba en el cuerpo.
Termine el resto de los compromisos que había adquirido al aceptar la propuesta de mi tío.
Cuando estaba a punto de finalizar mi exposición, recibí la invitación para la fiesta de clausura del congreso de diseñadores.
Llegue temprano, el salón donde se realizaba dicha festividad ya estaba casi lleno.
Me apoyado detrás de una columna, con un vaso medio lleno de un buen whisky; un muchacho que se desplaza por los alrededores atendiendo a los invitados, cada cuanto me ofrece llenarlo.
Me abstengo de hacerlo, no soy muy bueno en esas lides.
Y entonces la veo llegar, al instante mi alma da un vuelco.
Viene del brazo del hombre que me atendió cuando fui a buscarla en el hotel, sin duda es su amante, su novio o alguien muy allegado cada que viene a esta ciudad.
Se ve espectacularmente Bella, infinitamente hermosa, extraordinariamente linda, increíblemente maravillosa.
