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Cuando se habla de estar enamorado como un loco se exagera; en general, se está enamorado como un tonto.

                                                                                       Noel Clarasó.

                                                                                       Noel Clarasó

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La miel de su cuerpo regodea mi sentido del gusto.

Son oleadas que bebo deleitado, son efluvios que me alimentan, que me vigorizan, que me fortalecen, que convierten mi organismo el de un ser casi invencible, ella me los concede para que realice sin desmayo la misión más dispendiosa que tengo y que debo cumplir.

Satisfacer las ansias y los deseos de este ser que son un mar de lujuria, un torrente de lascivia totalmente desatado, pero el cielo siempre conspira para que recibamos la energía que requiramos para mitigar nuestras necesidades sin sufrir desmedro alguno, y para que lo hagamos henchidos de felicidad.

Ella hace de mi vida una aventura, me ama tanto que hasta su vida daría por mí, por eso debo amarla, adorarla mejor dicho.

No tengo disculpa, es una obligación de ley, ingrato sería no hacerlo, tal vez por eso el cielo si podría castigarme.

Me decido a llevarla al universo de los placeres que sus sentidos le reclaman, y como soy el motivo que le sacia las ganas de tenerme, lo voy hacer como ella se lo merece.

Introduzco mi lengua dentro del canal interior y le succiono todos los jugos que resume de su interno, son como cascada desbordadas, en eso se ha convertido ese tesoro tan adorable, la perforo con dos dedos hasta que encuentro una pequeña rugosidad la cual araño suavemente haciéndola llorar de placer.

Mientras mis dedos demuelen los diques de su cuerpo, mi lengua viajera se desplaza por el canal de sus glúteos y llega al otro regalo que llevo varios días sin que haya podido visitarlo.

— Que pillo eres, no. — ¿desvarió?

¡No!

¡Claro que no!

LAYLA Y LU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora