Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.
Gottfried Leibniz.
Todo lo último fue para mí, me lo hizo saber de la forma más sublime, de esa que jamás en mi vida pensé que lo haría y que con seguridad nunca lo voy a olvidar.
Una vez cuando me hacía el amor le prometí un regalo, esta noche es el momento indicado para darle una de mis mejores ofrendas.
Estamos en el banquete ofrecido por la universidad, sentados a la mesa sin ningún atisbo de timidez le dice a mis padres, y tampoco sin perder un ápice de modestia.
— Papá, Mamá. — mirándolos alternativamente. — Ahora van a venir todos mis compañeros, husmeando la mesa, viene buscando la forma de llevarse a Layla, me dan permiso para presentarla como mi pareja y correr a todos esos lagartos que estarán pegados a nosotros y que no nos van a dejar tranquilos durante el resto de la fiesta.
— ¿Tú qué dices? Layla. —me pregunta mi padre.
Como lo adoro por Dios santo.
— No sé Papá, tú eres el que decides.
— ¿Y ud qué dices? mi amor. — mirando a mi Madre.
A ella la pregunta ni la sorprende.
— Si queremos pasar una cena agradable, hagámosle caso a Lu, cariño.
— Está bien hijo, por esta noche Layla será tu pareja, pero solo por esta noche y no quiero que se vuelva una costumbre, ¿me entendieron?
— Claro Padre, claro que entendimos, solo será por esta noche. — hmmm, si supiera.
O si al menos sospechara.
Dios mío, por favor, por favor, que ninguna se cumpla para no quedarme huérfana de Papá, primordialmente.
Quiero aclarar que Lu nunca dejo que ninguno de sus amigos se involucrara con el resto de su familia, lo cual significa que ninguno sabía nada de nuestro vinculo filial, todos creían que yo era una allegada más de la familia tal vez por el poco parecido que tanto nos diferencia, lo mismo acontecía con los compañeros de la universidad, antes no lo pensaba, pero ahora sabiendo el sentimiento que me profesa entiendo su actitud con los demás para conmigo, el fin era evitar que nadie se interesara en mi como persona, lo cual ahora le agradezco por mantenerme al margen de sus amistades.
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LAYLA Y LU.
RandomQuieren conocer las pilatunas que a veces nos juega el corazón, bueno pues he aquí una de ella. Esta es una historia simple, sin muchos aspavientos para volverse inolvidable, a veces enamorarse nos vuelve cursis, quien no ha sentido los estropicios...