El hombre en su esencia no debe ser esclavo, ni de sí mismo ni de los otros, sino un amante, pues su único fin está en el amor.
Rabindranath Tagore.
Casi es media mañana cuando me despierto.
Es extraño, pero hoy me siento más solo que nunca, veo mi cama tan vacía que la soledad me acongoja.
Sé que ella ya debe estar en la oficina cumpliendo sus compromisos labores en la empresa familiar que tan exitosamente dirige.
Brillante para calificarla de alguna manera.
Me visto con una bermuda y una camisilla impermeable, tenis, me preparo el desayuno y una vez terminado, parto raudo a correr para sacarme la tristeza que tanto me acongoja, después de ducharme, me visto con una bermuda, es el consabido pantalón que tantas pasiones le desato cuando ve que lo llevo puesto, no me pongo camisa, también me quedo descalzo, una vez todo dispuesto, me dedico a continuar con los diseños que estoy a punto de terminar.
Pasado algunas horas, de pronto una voz me sobresalta como el sonido de una bomba.
— Hola, hijo. — es como un trino. — ¿Cómo te fue anoche? —aun así doy un respingo.
El tono tiene un matiz de dulzura sin igual.
No enamora pero si me llena de felicidad casi indecible.
Del brinco casi termino rodando por el suelo.
— ¡Mamá, por Dios! — con la manos intento tranquilizar a mi corazón.
— Ja... — no es una carcajada.
Es una lírica angelical.
— ¿Te asusté? — inocencia pura.
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LAYLA Y LU.
RandomQuieren conocer las pilatunas que a veces nos juega el corazón, bueno pues he aquí una de ella. Esta es una historia simple, sin muchos aspavientos para volverse inolvidable, a veces enamorarse nos vuelve cursis, quien no ha sentido los estropicios...