"El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio".
Stendhal.
Doy varios golpes en la entrada del sitio que me dieron como lugar de la cita, es en una suite de lujo en uno de los hoteles más emblemático de la ciudad.
Una mucama me abre la puerta y me invita a que la siga.
— Buenas tardes. — saludo de por sí lo más amable posible.
Todo por el desconcierto que me causa el lugar de la reunión, pareciera que no es una junta para hablar de un contrato de trabajo, sino para una cita romántica de una pareja de amantes.
— Buenas tardes, Ingeniero. — la voz es cantarina.
Pero el tono tiene un matiz de nerviosismo.
— Me citaron en este sitio.
— Sí señor, siga si es tan amable, lo está esperando, tome asiento por favor. — Me ofrece un mueble que me deja de espaldas a una puerta, de la que supongo es un dormitorio.
Es una estancia muy grande, casi un departamento, está formado por una pequeña sala con una mesa de centro, encima hay una botella de Champaña dentro de una heladera, varios vasos, un hermoso adorno compuesto por tres jarrones de vidrio con macetas de flores rojas, un sofá grande, dos sillones, más allá un comedor de cuatro puestos, también adornado con flores de pétalos amarillos, después una puerta donde se adivina ser la alcoba principal.
Esa es la que tengo detrás.
El espejo que me queda al frente me da una visión panorámica de toda la habitación.
Instantes después la chica que me acaba de atender, desaparece en forma silenciosa, tras salir cierra la puerta casi sin ruido y me deja solo en la estancia.
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LAYLA Y LU.
RandomQuieren conocer las pilatunas que a veces nos juega el corazón, bueno pues he aquí una de ella. Esta es una historia simple, sin muchos aspavientos para volverse inolvidable, a veces enamorarse nos vuelve cursis, quien no ha sentido los estropicios...