"Llegada al Palacio" (1x02)

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Iskender

Los padres de Iskender gritaban horrorizados desde el interior de la cabaña. Estaba forcejeando con sus secuestradores, pero tenían mucha más fuerza que él. Intentó golpearlos, darles patadas, pero nada resultó. Giró su cabeza una última vez, y pudo ver cómo golpearon a su padre en el estómago y lo empujaron a la tierra.

Burak y Erkan retenían a su madre. No tenían intención alguna de permitirle correr tras Iskender. Fue una decisión sensata, le impidieron arriesgar su vida al enfrentarse a hombres armados.

   –¡Te voy a encontrar, te lo prometo! —Gritó su madre con voz desgarrada. Las manos le temblaban y jadeaba. Cayó de rodillas al suelo. –¡Te lo prometo!

Iskender intentó decirle cuánto la amaba, realmente lo intentó, pero no tenia voz. Sentía el pecho apretado y un enorme nudo en la garganta. Solo liberó jadeos y quejidos, pero ni una sola palabra.

Se dejó arrastrar por los secuestradores. No pensaba en colaborar, pero a ellos no les importó. Lo arrastraban por el camino mientras se desgarraba la ropa y se hacía heridas en las rodillas.
Llegaron hasta los árboles y allí se encontraron con un carruaje de rejas. Habían otros chicos de edades similares a la de Iskender. Lo obligaron a subir y cerraron la reja con llave.

Le dolían mucho las rodillas, tenía los pies delicados. Había sido arrastrado todo el trayecto colina abajo. Las piernas le sangraban. Pensó en que había sido una mala idea dejarse arrastrar.

El grupo de hombres tenían caballos. Se montaron en ellos y comenzaron a avanzar hacia el interior del bosque. No habían rutas designadas por lo que de uno de ellos se adelantaba a buscar el camino más plano. No quitaba el hecho de que el carruaje rebotaba en todas direcciones.

Ninguno de los otros chicos decía una sola palabra. Era entendible. Iskender sabía que habían pasado por la misma experiencia traumática que él, y que no tenían intención alguna de entablar una conversación.

Cerró sus ojos y se apoyó en un fierro detrás de él. Se obligó a perder la noción del tiempo. Cada vez que abría los ojos, veía los árboles pasar por encima de ellos. Sentía mucha angustia, tenía mucha tristeza. No sabía dónde lo llevaban, ni cómo regresaría si lograba escapar. Cada momento que pasaba se alejaba más y más de su hogar.



Un par de horas más tarde, ya se encontraban en el puerto. Iskender jamás había estado allí. Se bajó nervioso del carruaje siguiendo a los demás chicos. Entraron a una construcción grande. Al cruzar la puerta se encontró con un montón de jovenes. No pudo contar la cifra exacta, pudieron ser dos docenas, o tres, e incluso cuatro.

Caminó entre ellos y se ubicó casi al centro. Todos estaban de pie en filas, los imitó y se unió a ellos. Miró hacia todos lados, buscando un rostro amigable. La mayoría estaban destrozados, pero algunos parecieron estar conformes con la situación. Había un chico en particular que miraba ansioso hacia todos lados, pero no lucía molesto ni melancólico.

   –¿Sabes de qué se trata? —Le preguntó Iskender.

   –¿No eres de los voluntarios? Yo si. —Respondió relajado. Iskender quedó desconcertado con su respuesta. Lo miró asombrado y balbuceó. El chico lo hizo callar con la mano y continuó hablando. –Escúchame, esto es una selección. Todos los que estamos aquí entraremos en...

El chico no pudo terminar de hablar. Los sujetos estaban caminando entre las filas y gritando que se arrodillaran. Iskender no tenía intención de discutir y se arrodilló enseguida. Los hombres pasaron de él y continuaron gritando hasta el fondo del lugar.

Príncipe Mehmed. (Gay) (Reescribiendo y Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora