Iskender AgaLa sultana Ayse se había marchado hace bastante de los aposentos de Mehmed, y él aún no había regresado. Iskender apoyó su cabeza en la almohada y no pudo evitar dormirse otra vez.
Se despertó después de un par de horas. Sintió una presencia pasearse en el cuarto y abrió los ojos. Vio a Mehmed de pie junto a la puerta cerrada del balcón, estaba mirando hacia afuera en la típica pose de los príncipes: erguido a más no poder, el mentón levantado y las manos por detrás de la espalda.
El príncipe notó que Iskender había despertado. Se volteó hacia él y dio un par de pasos.
–¿Piensas dormir en mi aposento todo el día?
–Príncipe... —Iskender se sentía muy somnoliento. Se estaba obligando a despertar. –¿Lleva de pie ahí mucho tiempo?
–Recuerda que quiero que te vayas. —Le dijo frío. La expresión de Iskender cambió cuando sintió la tensión. –No te atrevas a mirarme así.
–Sigo esperando tus disculpas.
–¿Cómo te atreves a tratarme de "tú"? Soy tu príncipe.
–¿Para qué me remarcas ser príncipe si quieres que me vaya?
–Aun que estés aquí, en el palacio del sultán del mundo, o en tu mugroso pueblo, seguiré siendo un príncipe, te guste o no.
Se quedaron mirando en silencio. Ambos estaban molestos y con las cejas apretadas. Mehmed tragó saliva con pesadez e hizo un recorrido de regreso a la puerta del balcón, y luego hasta la cama. Miraba a Iskender con ojos de curiosidad, y al mismo tiempo de desprecio. Iskender era consciente de que sentía asco por él, seguramente por lo pobre que era.
–Vuelve a insultarme así, y te voy a abrir la herida que tienes en el abdomen.
Fue en ese momento cuando Iskender notó que sus vestimentas no eran las mismas del día anterior. Miró a Mehmed un poco desconcertado y entrecerró los ojos.
–¿Me desvestiste? Esta no es mi ropa.
–La anterior tampoco lo era. —Le respondió entre dientes. Se cruzó de brazos y le apuntó la herida. –Los médicos te atendieron, cambiaron tu vendaje y también tu ropa, no creas que yo me rebajaría a eso.
–Tengo el recuerdo que me ayudaste, y me quemaste con algo, ¿Qué eso no es haberme ayudado?
–Pues yo tampoco escuché las gracias por eso.
–Y tú aún no te disculpas por insultarme cuando llegué.
–¡Basta! —Le grita molesto. Se acercó más aún al borde de la cama. –¡Vuelve a tratarme de "tu" y te golpearé, ya verás cómo terminas!
–¡Y usted no vuelva a decirme que soy un pueblerino mugroso!
–¡No me faltes el respeto! ¡Soy tu príncipe y debes obedecerme!
El príncipe e Iskender continuaban tratándose a los gritos cuando la sultana Ayse entró al lugar. Cerró la puerta tras de ella y los quedó mirando fijo.
–¿Qué es esto? ¿Así se tratan entre ustedes? No corresponde que le grites a tu aga. —Señaló a Mehmed y luego a Iskender. –No corresponde que le grites a nadie en este palacio.
–No te entrometas, Ayse. —Mehmed la miraba con molestia.
–Nuestra madre te obsequió a Iskender. ¡Él es tú confidente! No debes tratarlo así. Y tú, Iskender, ¡Obedécele a mi hermano!
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Príncipe Mehmed. (Gay) (Reescribiendo y Corrigiendo)
Teen Fiction(Reescribiendo y corrigiendo) Iskender, es un joven arrebatado de su hogar y llevado como esclavo a un mundo de opulencia y peligro. Su encuentro con el arrogante Príncipe Mehmed marca el comienzo de una relación turbulenta, marcada por la violencia...