Príncipe Mehmed. (Gay) (Reescribiendo y Corrigiendo)

"Malas Decisiones" (6x18)

Príncipe Mehmed.

   –Pues si, ellos llegaron un poco después que yo al Cuartel. —Contesta Berker a mi pregunta.

   –¿Yigit, Bulent, Eren o Ruzgar?

   –Llegaron en el mismo grupo de reclutas. ¿Por qué me preguntas sobre eso? ¿Te dejaron salir solo del Palacio? Creí que siempre te acompañaban escoltas a caballo o un carruaje al menos.

   –Siempre logro escabullirme para venir a verte. —Respondo distraído.

Levanta con brusquedad la cabeza de la teja del techo en la que estaba apoyado.

   –¿A verme? —Dice con una pequeña sonrisa en el rostro.

   –No, quise decir, que vengo a ver el entrenamiento de Aspirantes, y de paso converso contigo un momento pequeño.

   –¿Momento pequeño? Hemos estado aquí casi todo el día. Llegaste temprano en la mañana y ya casi anochece.

   –¿Otra vez anochecerá? El día pasa demasiado rápido.

Vuelve a recostarse junto a mi en el tejado.

   –El día pasa rápido cuando te encuentras con personas que te acomodan.

   –¿Personas que me acomodan?

   –Si. —Responde con malicia.

   –¿Por qué usas ese tono? Me da escalofríos cuando me miras así. —Imito sus ojos entrecerrados.

   –Por las cosas que me has contado, no estás bien contigo mismo, y tampoco con tu confidente.

   –¿Qué sabes tu sobre eso? —Pregunto serio viéndolo de reojo. Me acomodo quedando sobre mi hombro, apoyando mi cabeza con mi mano y viéndolo de frente.

   –Sé lo suficiente. —Dice acariciando su cabello naranjo.

   –¿Con que muy astuto?

   –Mehmed, esto no es astucia, literal has estado toda la tarde hablándome de Tarkan Iskender, es evidente que no se llevan bien últimamente y por eso pasas tiempo conmigo.

   –No digas eso, en parte es verdad, pero, me divierte estar contigo.

   –¿Soy una diversión? Claro. —Se sienta rodeando con sus brazos sus rodillas. –Hablas de tu confidente con tanta calidez, a pesar de que discuten, a mi me gustaría tener un confidente, para eso, y para otras cosas.

   –¿Estás bien? Suenas algo lastimado, por dentro.

   –¿La verdad? —Dice tornando la conversación en algo frío y tenso. Posa su dura y verde mirada en mis ojos. –Quisiera mucho tener un confidente.

   –No es que por aquí hayan muchas chicas que digamos, no sé si a los Aspirantes les permitan visitas de mujeres.

   –¿Chicas, mujeres? Hace mucho tiempo que dejaron de interesarme esa clase de confidentes.

Lo quedo mirando estupefacto ante lo que acaba de decir. Recuerdo bien las palabras del Principe Phelippe acerca de que había muchos chicos en el Mundo con nuestras cualidades y gustos ocultos por ahí, de todas las estaturas y colores, en todos los idiomas y religiones.