Príncipe Mehmed. (Gay) (Reescribiendo y Corrigiendo)

"Eres Solo Un Niño" (2x04)

Iskender

La sultana Kösem seguía hablando fuerte y dura. Estaba enfadada, e Iskender no le estaba prestando ni la más mínima atención. Estaba recordando una y otra vez la conversación con Mehmed cuando estaba encima de la baranda del balcón de sus aposentos, el príncipe estuvo dispuesto a quitarse la vida, e Iskender le prometió estar a su lado para acompañarlo. Había roto su promesa. No era tan tarde como él creía para enmendar su error.

Regresó a la realidad una vez que la sultana lo señaló con la mano y todos voltearon a mirarlo. Iskender no pudo escuchar qué era lo que le había dicho la madre de Mehmed, y su rostro desconcertado lo dijo todo.

–¿Para qué me esfuerzo tanto hablando de algo que pareciera no importarte? —La sultana Kösem lo miraba fijo.

Mehmed y Gokhan estaban detrás de Ayse y se inclinaron un poco para verle el rostro a Iskender. Burak carraspeó y le hizo un gesto con la cabeza a su hermano menor para que respondiera.

–¿Sabes algo Iskender? Yo tengo demasiados asuntos por resolver de este palacio y las personas que viven aquí. Hatchi está ocupado con asuntos de la tesorería y Jennet ya no da abasto con el Harén. No voy a sobrecargarlos con el asunto de tus hermanos. Eso no significa que me quedaré sin hacer nada.

La sultana se levantó de golpe de su asiento y avanzó hacia los hermanos Erkan y Burak.

–Sultana, le suplicamos piedad por sus vidas, yo soy el mayor de todos, puede cobrar conmigo todo lo que consideraran una ofensa. —Suplicó Burak.

–Madre, te ruego que consideres todas las opciones. —Habló la sultana Ayse. –No sería justo que paguen con sus vidas.

–Soy la sultana Kösem, ¿Qué a caso he perdido mi poder en este palacio? ¿Todo lo que he hecho por este imperio ha perdido su valor? Nadie ha hablado de muertes, o ejecuciones. Quiero que se cumpla lo que diré a continuación. —La sultana se dirigió a Iskender. –Tú velarás por el buen comportamiento de tus hermanos. Les permitiré despedirse como corresponde. Tú, Iskender Aga, no pondrás un solo pie fuera de este palacio, o yo misma me encargaré de llevar a cabo las consecuencias. Tus hermanos tendrán que marcharse una vez que las antorchas sean encendidas.

El alivio apareció en el rostro de la mayoría, excepto en Mehmed y Gokhan, lucían igual de parcos que siempre. Ayse suspiró contenta y abrazó a su esposo Iskender.
La sultana Kösem se regresó a su asiento e hizo un gesto con su mano para que salieran de sus aposentos.

Se encontraban sentados alrededor de la mesa en los aposentos de Ayse e Iskender. Las concubinas habían llenado la superficie con diferentes jugos y todo tipo de bocadillos. Erkan y Burak lucían cansados, sucios y hambrientos. Estaban mucho más delgados de lo que Iskender recordaba.

La sultana Ayse se inclinó y besó a Iskender en los labios. Lo había tomado por sorpresa pero lo disimuló más que bien.

–¿Vas a algún lado? —Le preguntó Iskender a Ayse mientras ella se levantaba.

–Voy a dejarlos a solas, esposo mío. Tú y tus hermanos deben tener mucho sobre qué hablar. Nos despediremos más tarde, fue un agrado compartir con ustedes. —Les dijo con una sonrisa en el rostro.

Ayse atravesó el lugar y salió por la puerta. Una vez que se quedaron solos, los hermanos mayores de Iskender se sintieron con más confianza para hablar.