"Cercanía Indebida" (3x04)

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Tarkan Iskender Aga

Estaban quietos, mirándose fijo a los labios, pero ninguno se atrevió a pesar de quererlo.
Tarkan Iskender retrocedió con la miraba baja.

¿Qué haces, Mehmed? ¿Por qué estás aquí?

–Vine a esto, a enmendar las cosas, y a darte lo que querías.

–¿Lo que quiero? ¿Hablas de esto? —Señaló los labios de ambos con su dedo. –Claro que no es lo que quiero.

Tarkan le mintió, no quiso parecer que solo estaba interesado en Mehmed por su atracción física. Se moría por tocarlo y besarlo, pero se dio cuenta de que su príncipe había malentendido el mensaje. Él quería volver a confiar cada uno en el otro, a protegerse, a pasar tiempo juntos.

Creí que querías que actuáramos de esta manera, como esposo y esposa, pero tú y yo. Obviando la parte de tener hijos.

–¿Actuar? No pretendo fingir contigo, Mehmed. Eres mi amigo y te quiero, me gusta estar contigo, nunca quise que te sintieras obligado a todo esto. Hay que evitar ser contraproducentes. ¿Qué dirían los demás si se enterasen?

–No tengo intención de decírselo a nadie, Tarkan. Soy un príncipe, no debo rendirle cuentas a nadie más que mis padres, y aún así a ellos les omito información. Soy Mehmed, nadie me detendrá cuando me propongo lo que deseo tener.

–¿Deseas tenerme? —Preguntó con timidez.

–No te quiero lejos de mí. Soy capaz de ignorar todo lo ocurrido esa noche.

Tarkan Iskender se sintió muy herido ante su revelación. Creyó que lo quería de la misma forma en la que él lo hacía. Estuvieron a punto de besarse, y así lo quería él, pero el príncipe se estaba obligando a hacerlo. No quitaba el hecho de que quería mucho a su aga, demasiado, mucho más que a cualquier persona que había conocido, pero aún no lograba ignorar el rechazo que le provocaba la situación. Todo ello, provenía desde la infancia del príncipe, y lo inculcado que tenía que solamente debía sentirse atraído por mujeres, y nada más que mujeres.

–Lo estuve pensando Tarkan. No vale la pena alejarme de ti por Meleksima, entre tú y ella, te escojo a ti mil veces más.

–¿Y qué me dices de tus planes? Aquellos planes de los que me hablaste la otra vez. Compartir tu vida, tus aposentos y todo de ti, con una concubina.

Te quiero a ti a mi lado, aun que no seas una concubina. —Se sinceró.

Se acercaron nuevamente con intención de abrazarse. Se rodearon con los brazos y se presionaron con fuerza. Tarkan respiraba en el cuello del príncipe, no podría explicar lo que sentía en su interior al percibir su olor. Su corazón se aceleraba y su estómago se apretaba.
Mehmed hizo lo mismo, apegó su nariz contra la piel del cuello de Tarkan, lo que le provocó nervios y lo hizo retorcerse. Ambos rieron ante su repentina reacción.

Lo siento, no fue mi intención.

–Tranquilo. —Dijo riendo. –Yo hacía lo mismo, pero sin clavarte mi nariz.

–Tienes un aroma peculiar, aga, es diferente. Me agrada.

–Ayse me obsequió un frasco aromático corporal.

Príncipe Mehmed. (Gay) (Reescribiendo y Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora