Príncipe Mehmed.
A juzgar por los últimos acontecimientos sucedidos supongo que debo asumir y conformarme en no volver a ver a Iskender por aquí. El Palacio del Imperio Otomano.
Me siento realmente infeliz aquí. Este no es el mejor lugar para vivir, es una constante lucha por sobrevivir, todos aquellos que crees amigos te traicionarán tarde o temprano.
Por lo menos Iskender seguirá con vida, eso es lo único que me mantiene cuerdo dentro de estas gruesas paredes de cemento que a cualquiera harían perder la cabeza.
–¿Está listo Príncipe?
Oigo la voz de la concubina de pie frente a mí pero, y aunque ella me hable yo solo puedo pensar en mi Aga, es sólo el rostro de él, el que veo y recuerdos suyos los que revivo.
Mi Madre dijo que debo comportarme ya que interrogará a esta chica para saber si todo salió de acuerdo a lo que ella ordenó.
–Príncipe usted es muy atractivo... —Dice sonrojada acercándose a mi rostro.
La incomodidad de la situación me está provocando mucho calor, y también nerviosismo. Sentirla a ella sentada sobre mis piernas y acariciándome hace que me sienta realmente fuera de lugar.
No es precisamente su cuerpo, ni su rostro, ni su largo cabello, o ese perfume que usa, ni tampoco su respiración en mi oído, lo que me provoca rechazo. Simplemente no puedo tolerar que alguien que no sea Iskender me esté tocando, y que lo haga con tanta autoridad.
–Basta. —Digo firme, quitándomela de encima repentinamente. –Por favor vístete.
Ella comienza a ponerse su vestido algo temblorosa y alejada de la cama y yo me levanto para recoger mis ropas del suelo y vestirme.
–Escucha, vas a decirle a mi Madre que todo estuvo como ella lo ordenó.
–Pero Príncipe... ¿Hice algo mal? Intenté ser delicada, es primera vez que estoy con un hombre... No sabía si lo estaba haciendo bien, lo siento si lo lastimé, no era mi intención.
–No es eso... —Bajo la mirada. Ella se acerca y me ayuda con el pantalón por las piernas. –Es solo que... El que está mal hoy soy yo, y creí que estando contigo mejoraría, pero ya sabes, hay heridas del corazón que jamás sanan.
–¿Me permite decir una cosa? —Pregunta insegura. Le hago un gesto para que hable.
–Con todo respeto... Todos en el Harén hablan sobre que usted estaba interesado en Meleksima... Pero que su hermano Osmán...—La hago callar con un dedo. –No vuelvas a repetir eso por favor... Si bien, no lo niego, pero no quiero que lo repitas con alguna otra persona. Puedes decirle a mi Madre que hoy nos entretuvimos toda la noche... Ya veré qué le invento.
–Pero Príncipe... Insisto en que las sábanas continúan limpias. —Ambos volteamos a ver la cama desordenada.
–Pues no sangraste, ni nada.
–Creerían que no soy virgen si se los decimos.
–¿Estás segura que lo eres?
Ella mira el suelo y se demuestra triste.
–Vamos no me mientas... Soy un Príncipe pero puedes confiar en mi. —Le sonrío apenas.
–Estoy enamorada de uno de los guardias que cuida el Harén... Y en ocaciones por las noches...
–De acuerdo, de acuerdo. —Levanto ambas manos y camino desde la cama hasta la ventana. –Lo tengo claro, y eso explicaría por qué esas sábanas siguen limpias, ¿E intentaste mentirme diciéndote virgen?
–Por favor Príncipe, no se lo diga a la Sultana, no quiero que me ejecuten.
–No se lo diré, tranquila, Jennet una vez dijo que no siempre sangran la primera vez, le diremos a mi Madre que tu eres una de esas chicas. Aun que a decir verdad, déjame decirte que para mí, si eres la primera.
–De acuerdo Príncipe, ese es el trato, usted dirá que acabo de perder mi virginidad y yo diré que estuvimos toda la noche juntos. —Me reverencia y se marcha de mis Aposentos.
Con su salida de mi cuarto puedo sentir el frío y la soledad rondando entre las paredes.
Las sábanas desordenadas y el resto de mis prendas superiores en el suelo y otras en la cama.Misma cama en la que con Iskender compartimos pensamientos e ideas, conversaciones nocturnas que me servían para aclarar mis tormentos, cama en la que simplemente dormíamos pero para mí es más que suficiente.
Y es por influencia de mi Madre que acabo de estar con esa chica. Sentir su cuerpo y su piel en mí me provoca un rechazo colosal, sus besos en mi cuello y sus manos arañando mi espalda me causan repulsión, son conductas que simplemente no puedo soportar, ya a estas alturas, no.
Quizás en tiempos pasados mi sueño era haber hecho esto con Meleksima o alguna otra concubina, pero todo cambió, llegó Iskender a alterar todo mi mundo, y no volveré a cometer este error, no volveré a meter otra chica en mi cama solo por dar en el gusto a mi Madre.
Mi Padre el Sultán tiene razón, todo esto es una deshonra.
¿Yo? Un Príncipe del Imperio más grande del mundo, me encontraba en mis Aposentos con una hermosa concubina entre mis brazos, pero mi mente, estaba con Iskender.Todos se extrañarían que no expulsé a esa chica a gritos de mis Aposentos, puedo notar los cambios que mi Aga ha logrado en mí, puedo sentir y comprender aún más a las personas, aun que no logré continuar el resto de la noche con ella cerca, pudimos completar ciertas horas para que fuese creíble para todos los demás, ella fue muy cuidadosa conmigo, me encontraba verdaderamente nervioso y ansioso por que ya terminase toda esa situación.
A decir verdad sería bastante extraño estar con Iskender e intentar... No hay forma de que suceda, pero sin importar qué, me conformo con un simple abrazo suyo, para rellenar mi soledad e iluminar toda esta oscuridad que viene en mi dirección, solo él puede salvarme, y eso está más que demostrado.
Alá, y solo Alá sabe que este pecado que estoy cometiendo es con las mejores intenciones, y que con Iskender jamás dañaremos a inocentes solo por estar cerca otra vez.
ESTÁS LEYENDO
Príncipe Mehmed. (Gay) (Reescribiendo y Corrigiendo)
Teen Fiction(Reescribiendo y corrigiendo) Iskender, es un joven arrebatado de su hogar y llevado como esclavo a un mundo de opulencia y peligro. Su encuentro con el arrogante Príncipe Mehmed marca el comienzo de una relación turbulenta, marcada por la violencia...