La pelota se puso en juego rápidamente después del hiriente comentario del pequeño cachorro de tigre. Ninguno de ellos era malo en lo que hacía. Los felinos se movían con elegancia y rapidez por la pista y los cánidos, con su fuerza, bloquearan a cualquiera que quisiera adentrarse demasiado en su territorio. El equipo contrario tampoco era para nada malo. No en vano, todos eran grandes felinos y sus movimientos eran precisos. Pero, en todo el mundo, no existe felino más poderoso y grande que un alfa de tigre de Bengala adulto. Nadie podía opacar al capitán del instituto CAFE. Se necesitaba más de un felino del equipo contrario para pararle, a pesar de que todos eran alfas. Él solía sentirse somnoliento a menudo, pero dentro de la cancha de baloncesto parecía otro, más despierto que nunca. YoonGi siempre había disfrutado del baloncesto casi más que de cualquier otra cosa en la vida. Como escolta que era, su trabajo era buscar huecos y colarse por donde nadie podía, así como anotar tantos desde fuera del perímetro, su especialidad. Ser el más bajo y ágil le hacía perfecto para ese puesto. Se sentía feliz con un balón en las manos. Le encantaba esa perfección cuando encestaba sin rozar el aro. Sentir la pista aspera bajo sus zapatillas altas y deslizarse sobre ella era liberador. Sus manos grandes sostenían el balón como si se tratase de una amante, con esa necesitada y delicada firmeza. Su dominio del esférico era simplemente perfecto. Ver el número 3 grabado en su camiseta siempre le hacía sentirse fuerte. 3 era el número del mes en que había nacido. Para él significaba que, a pesar de todo, del tiempo y las dificultades, él seguía vivo. Pero lo más importante, era que lo compartía con gente distinta a él. La sociedad le había dicho, desde que nació, que jamás conseguiría ser parte de algo más que sí mismo. Ahora lo era, era parte de ese equipo. Su amistad y su unidad era algo que YoonGi apreciaba en demasía, pero jamás lo diría, porque él no era de expresar fácilmente las cosas que sentía, sería demasiado violento. Tampoco lo diría NamJoon, que a pesar de estar en medio de todo, por ser hijo del senador del partido gobernante y pertenecer a la única especie de felino que vive en manada, muchas veces, por ello mismo, se sintió desplazado y sólo, hasta que encontró a aquellos alborotadores a los que ahora consideraba sus amigos. Mucho menos HoSeok, que, a pesar de lo alegre que se mostraba siempre y lo feliz que estaba de ser un lobo y tener a su familia, a su manada, siempre creyó en la posibilidad de que felinos y cánidos pudieran llevarse bien. Pero, cómo expresarlo en voz alta cuando la carrera de tu propio padre, el alfa supremo de su manada, se basa justo en lo contrario. Aquellos tres alfas se necesitaban los unos a los otros, y a los cuatro omegas del grupo, más de lo que estaban dispuestos a admitir. Por eso su equipo era tan bueno como para ponerse siempre entre los primeros de todos los institutos de Seúl, porque no valen sólo las capacidades físicas. La compenetración era fundamental y aquellos muchachos parecían leerse la mente unos a otros. El árbitro pitó el tiempo de descanso y el equipo de YoonGi iba ganando, aunque no por mucha diferencia.
- ¡Wow, Hyung! ¡Sois geniales! - Exclamó JiMin cuando vio a YoonGi ser el primero en acercarse al banquillo.
- ¿Por qué te sorprendes tanto, mocoso? ¿Acaso no pensaste que fuéramos a ser buenos? - Preguntó pasándose la toalla por el cuello.
- Es que Hyung... - Dudó en hablar. - Todos ellos son felinos de alfas. Creí que serían demasiado buenos.
- Son buenos. - Le aseguró. - Pero no saben jugar en equipo tan bien como nosotros. Es lo que tenemos los alfas de felinos, JiMin. En un equipo es bueno tener todas las características.
- Tú eres bueno jugando en equipo y eres un alfa de felino, Hyung. - Opinó el tanuki.
- Ya, bueno. Supongo que en algún momento me di cuenta de que el baloncesto es más eficiente jugarlo así.
- Todo en la vida es más eficiente en equipo, Hyung. Y más divertido. - Expresó JiMin sonriente. YoonGi le devolvió la sonrisa y tiró la toalla hacia él tapándole la cara.
- Si tu lo dices, mocoso.
- ¿En serio, Suga-Hyung? - Se acercó Young con cara de estar divirtiéndose. - Dime que no te has hecho pareja de un chucho.
- Yo... soy un tanuki, no un perro. - Aclaró JiMin no muy contento, debido al comentario del jaguar.
- ¿Un tanuki? - El jaguar se echó a reír. - Dime que no eres el hijo de los sacerdotes del templo. - JiMin asintió cohibido, quería hacerse pequeño hasta desaparecer. No le gustaba nada la actitud y risa de ese alfa. ¿Por qué era tan desagradable con él si no le había hecho nada? - ¡Vaya, Suga-Hyung! ¡Ya te vale! Tener como pareja a uno de estos. - De repente pareció encendersele la única neurona que tenía. - ¡Ya entiendo! - Exclamó. - Pretendes pervertirle, ¿verdad? Te gustan los retos, ¿eh? Siempre has sido un tipo bastante corrompido. Seguro que te lo estás pasándolo bien entrenándolo para ser un perrito obediente. - YoonGi fingía no poner demasiada atención a las palabras del jaguar, lo que estaba poniendo aún más nervioso a JiMin. - ¿Ya te lo has tirado? - YoonGi no le respondió, ni si quiera le miraba. Se dirigió entonces al tanuki. - ¿Por eso estás aquí castigado en el banquillo como un perro apaleado? - YoonGi se tensó, podía decirle lo que quisiera a él, pero no le gustaba que se dirigiera a JiMin. - El tigre te lo ha hecho demasiado duro. - Dio un paso hacía él, JiMin subió las piernas al banquillo y se abrazó a sí mismo bajando la cabeza. YoonGi no quitó la vista de la situación, esperaba no tener que empezar una pelea, podían echarle de la liga. - Dime, pequeño, ¿ya te ha pegado? - Preguntó el jaguar con una sonrisa siniestra. Estiró su mano hacia el tanuki con intención de levantarle la barbilla para que le mirara y le respondiera. Eso era sobrepasar el límite de paciencia de YoonGi, así que, con un rápido movimiento, cogió su muñeca y le detuvo.
- Ya está bien, Young. - Advirtió con fiereza. - Deja tus tonterías para mí. Le estás asustando.
- Vamos, Suga-Hyung. ¿Así que es verdad? ¿Es tu pareja? - Preguntó el jaguar divertido e incrédulo.
- No, no es mi pareja. - Respondió y algo doloroso se removió dentro de JiMin. YoonGi sólo había dicho la verdad, ellos no eran una pareja. - Pero, si lo fuera, ¿cuál sería el problema?
- Ninguno. - Rió. - Entiendo que tienes derecho a divertirte y aliviar tus terribles celos de tigre. - Se fue de allí riendo a carcajadas y se hizo el silencio entre los dos.
- No te preocupes. No te hará nada. - Dijo YoonGi finalmente, viendo que JiMin no levantaba la cabeza a pesar de que Young ya se había ido. - Sólo es un maldito idiota bocazas. - Reiteró.
- Hyung. - Habló el tanuki después de unos segundos. YoonGi hizo un ruidito haciéndole saber que le estaba escuchando. - ¿Tú me golpearías? - No era exactamente lo que quería preguntar, pero fue lo único en lo que salió de su boca.
- ¿Qué? - Expresó sorprendido. - ¿De verdad vas a hacer caso a ese idiota? - El pitido del árbitro sonó de nuevo para que los jugadores volvieran a la cancha. YoonGi chasqueó la lengua realmente molesto y se volvió para ir corriendo hacia la pista. JiMin se sintió estúpido, ahora había hecho enfadar a su Hyung con su pregunta. No hacía más que causarle problemas y se sentía tan frustrado e inútil por no poder hacer nada bien y sólo meterse cada vez en un hoyo más profundo del que no sabía salir.
La mirada del tanuki ya no estaba concentrada en el partido y sólo podía pensar en lo tonto que había sido por preguntar eso después de lo mucho que se había preocupado YoonGi por él. De repente, un ruido terrible para un omega como él, el cual consiguió sacarle de sus pensamientos, resonó por todo el lugar. Había sido producido por el gato asustado y erizado de enfado de TaeHyung. El alfa, al que había chillado, también recibió un arañazo en su brazo y, como respuesta instintiva, éste hizo caer al omega de gato al suelo de un empujón. JiMin saltó al campo corriendo a socorrer a su amigo, no lo pensó, sólo lo hizo.
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Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|
FanfictionLa sociedad está dividida entre aquellos que intentan demostrar que la convivencia entre felinos y cánidos es posible. Para ello, jóvenes híbridos, alfas y omegas de distintas especies, descendientes de las familias más influyentes del país se conce...