La espera

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- Así que... - Empezó HoSeok con voz pícara. Paseaba aquella noche pacífica de la mano de TaeHyung, por aquel parque alejado de la casa del lobo. Ambos habían estado ocupados incluso después de que HoSeok volviera del Cerro de la Luna. El gato le miró curioso. - Si hubiera estado aquí el otro día... me hubieras dejado tomarte. - Sonrió acercándose a su pareja peligrosamente.
- Claro que sí. - Dijo valiente. - Pero no estabas. - Fingió estar indignado levantando la cabeza altivamente. TaeHyung siguió caminando, pero HoSeok se paró haciendo que TaeHyung tuviera que pararse también al estar cogidos de la mano.
- Mentiroso. - Pronunció el lobo calmado y amable. - Eres muy lindo si crees que puedes engañarme, TaeTae. Llevo observándose demasiado tiempo. Conozco todos tu pequeños gestos.
- No miento. - Se quejó el gato y bajó la cabeza avergonzado. - De verdad quiero hacerlo. - Confesó. HoSeok sonrió y se acercó para abrazar su cintura.
- Eso me lo creo. - Aseguró. - Pero hay algo más. - Frotó su nariz con la de su dulce omega. - ¿Qué es? - Vio como TaeHyung se mordía el labio. Estaba claro que tenía algo en la cabeza.
- Hyung, me da un poco de miedo.
- ¿Miedo? Ni que fuéramos a hacerlo en una casa del terror. - Rió HoSeok.
- ¡Hyung! - Se quejó el más joven pidiendo comprensión por parte de su mayor. - Es que los gatos... - Se calló.
- Ya sé eso, TaeHyung. - Le ayudó HoSeok. - Los gatos no dilatais bien. - TaeHyung estaba agradeciendo de no haber tenido que decirlo él.
- Por eso compré mi juguete. - Confesó sin poder a mirar a HoSeok de la vergüenza que sentía. - Tenía miedo y quería estar preparado, pero... me temo que no es suficiente. No sabía que mi pareja sería un gran alfa como tú, Hyung. He leído que... los alfas grandes como tú... - No se atrevía a decir las palabras. HoSeok parecía poder leer sus pensamiento, pero esta vez quería escucharlo de sus labios.
- ¿Qué sucede con los grandes alfas como yo? - Preguntó divertido.
- He leído que... estáis bien dotados. - Se ruborizó al decirlo. TaeHyung fingía muy bien ante los demás, pero ante HoSeok no era para nada atrevido, sino todo lo contrario.
- Tus padres tenían razón. - Sonrió enternecido. - Estabas presentado pero hasta ahora no eras más que un cachorro que no entendía nada. - Habló HoSeok. - Has tenido que estar en esta situación para que al fin te dieras cuenta de la responsabilidad de ser un adulto. De ser un omega. - Acarició la mejilla del gato y este ronroneo sin poder evitarlo.
- ¿Serás paciente conmigo, Hyung? - Preguntó. - Yo soy novato en esto. - Sonrió tímido.
- He aguantado hasta ahora con la tortuosa certeza de que nunca serías mío. - Comentó el lobo cariñosamente. - Ahora que ya no puedes escapar de mí, tengo fuerzas para esperar todo el tiempo del mundo. - Eran las palabras que quería oír. Y creía en él. Estaba seguro de que cuidaría de él y nunca le haría sufrir. Se acercó a él precipitadamente y le besó con pasión.
- No esperemos, Hyung. - Pidió.
- TaeHyung, estamos en la calle, cariño. - Habló mientras no podía evitar corresponder el delicioso beso.
- Vamos a casa. Mis padres no estarán esta noche. - Aseguró.
- ¿Estás seguro? - El chico asintió. - Recuerda que puedes echarte atrás en cualquier momento. ¿De acuerdo? - TaeHyung volvió a asentir, esta vez con más seriedad. - Volvamos al coche entonces. - TaeHyung sonrió y casi salió corriendo en dirección al vehículo. - Espera, cariño. - Dijo señalando una farmacia. - Espera aquí, tengo que comprar un par de cosas. - Se llevó la mano a la nuca y suspiró preocupado. - Entre ellas un predictor para mi hermana menor. - Murmuró para sí. Con ese pensamiento entró en el local dejando a TaeHyung fuera. No pasaron ni dos minutos hasta que salió hablando en voz bastante alta para que TaeHyung le escuchara. - Tenías que haber visto la cara del farmacéutico cuando le he pedido un predictor y una caja de condones. - Rió. En ese momento levantó la cabeza para mirar a TaeHyung y observó que había dos chicos frente a él, algo mayores que ellos, intentando entablar una conversación con el gato. Vio la cara de TaeHyung, conocía esa mirada, y no le gustaba. TaeHyung casi estaba acostumbrado a que otros alfas intentaran acercarse a él, pero aún le era incómodo. Por lo menos, estos no le miraban de forma asquerosa como hacían muchos que se creían con derecho a algo sólo por que él era más débil que ellos y por ser atractivo.  - No puedo dejarte ni un segundo sin vigilancia. - Se exasperó.
- Hyung... - Respiró con dificultad. - Lo siento...
- ¿Y tú quién eres? ¿Su novio? - Dijo uno de los dos.
- Resulta que sí y me disgusta que acoseis así a mi omega. - Apretó los dientes furioso. - Me disgusta mucho. - Sus ojos brillaron verdes. Uno de los tipos golpeó con suavidad al otro para llamar su atención.
- Vamos, dejémoslo. - Dijo. - Hay que saber cuando retirarse. El chico bonito ya tiene quien le consienta. - Afortunadamente el otro aceptó y los dos se fueron bastante rápido. - Ese alfa no era una broma, Lin. - Fue lo último que escuchó HoSeok con su oído de lobo cuando los otros se marcharon.
- Ahora entiendo porque a YoonGi-Hyung le gusta llevar a sus parejas con correa. - Pronunció molesto cogiendo de la mano a TaeHyung y tirando de él en dirección al coche. - En cuanto te pierdo de vista un instante ya estás rodeado de moscardones. - Chasqueó su lengua molesto.
- Lo siento... - Susurró.
- No es culpa tuya.
- ¿Entonces por qué me haces daño en la muñeca? - HoSeok se detuvo al instante y se dio la vuelta atrapando la dolorida muñeca de TaeHyung entre sus manos acariciándola con cuidado.
- Perdonadme, cariño. - Esto me hace perder los estribos. - Respiró profundamente. - Es solo que me fastidia que...
- ¿Qué le fastidia de mí, Hyung? - Preguntó triste. HoSeok sonrió y plató un beso en su frente.
- Que eres demasiado hermoso. - TaeHyung sonrió. - Pero me fastidia aún más que no sepan que eres mío. - Le abrazó con posesividad. - Quiero que todos puedan ver a simple vista que eres mío. - Confesó con un puchero poco propio de un alfa.
- Eso cambiará cuando pueda marcarme, Hyung. - HoSeok le besó. - Vamos a casa, Hyung. Tenemos algo pendiente. - Sonrió.

JungKook empezó a sentirse incómodo en el sofá. No sabía como colocarse mientras veían una película en familia. El olor empezó siendo suave. YoonGi le miraba, pero no dijo nada. Se levantó del sofá y fue hasta el baño. Su padre estaba en la cocina lavando los platos de la cena y su madre leía en su cuarto. El cachorro se revolvió otra vez. Empezó a resoplar exasperado. Llevó su mano al vientre al sentir una punzada. Aún sentía molestias por su transformación. O eso pensaba él, inocentemente. Pero su hermano lo entendió antes que él. La fragancia aún no era distinguible, pero YoonGi ya la sentía en el ambiente. Dejó el inyector de los supresores sobre la mesa y JungKook le miró sin comprender demasiado bien.
- No es eso, Hyung. - YoonGi se frotó la nariz un poco incómodo. El aroma de su hermano empezaba a picarle la nariz.
- Lo que tú digas, enano. - Dijo acomodándose de nuevo en el sofá. - Es sólo por si acaso. - Mintió. Tampoco es como si el muchacho estuviese sintiéndose realmente mal todavía. Siguió frotándose el vientre, cada vez más molesto. Empezó a sentir demasiado calor en la casa. Eso no le había pasado antes.
- Hyung. - Habló empezando a estar más alterado.
- ¿Qué pasa, enano? ¿No has dicho que no era nada? - Se burló.
- Hyung. - Se quejó. Subió sus piernas al sofá y se empezó a encoger del dolor. YoonGi cogió el inyector y se sentó junto a su hermano.
- Ya... ya... Calmate que sólo está comenzando. - Le aseguró. - En cuando te inyecte el supresor estarás bien.
- ¿Qué es eso que cocinas, querido? Huele de maravilla. - Como omega, la madre de los muchachos se dio cuenta prontamente del olor del nuevo alfa.
- No estoy cocinando nada. - Aseguró el señor Jeon desde la cocina. Ambos adultos se unieron en torno a sus hijos siguiendo el olor. - ¡Oh! ¡Vaya! - Río el padre. - Has confundido a tu hijo con comida, querida.
- Huele a natillas... - Dijo la mujer. - A canela. - Concretó. - Que aroma tan hermoso, hijo.
- ¡Mamá! - Exclamó el más joven. - Me alegro de que te guste, pero no es el momento. - Apretó los dientes, empezó a doler más. - Me quema la piel.
- Inyéctalo ya, YoonGi. - Dijo el padre. JungKook agradecía que su familia mantuviera la calma por él. - No hay necesidad de que sufra. - Todos estaban de acuerdo. Especialmente JungKook.
- Muy bien. Atiende. - Le pidió. - Quitas la tapa. - Narró mientras lo hacía. - Lo clavas. - JungKook gruñó exageradamente ante la brusca acción de su hermano. Pero YoonGi no se dejó achantar. - Atiende. - Reiteró. - Presionas el embolo despacio. Sacas la aguja y ya está.
- Podrías haber sido más cuidadoso. - Se quejó.
- Eso es todo lo que te puede doler. Y tampoco es para tanto. - Explicó YoonGi. - Sabiendo eso, ya no te dará reparo alguno inyectártelo rápida y descuidadamente en caso de necesidad. - YoonGi no hacía las cosas sin pensar o por azar. Siempre había un motivo y a JungKook le fascinaba aprender de él. Todo lo que YoonGi había aprendido a las malas, se lo explicaba a su hermano con el fin de que no tuviera los mismos problemas. - Ahora respira despacio. Todo pasará en breves.
- Alguien puede abrir la ventana. Hace mucho calor. - Pronunció aún dolorido. Su padre hizo lo que le pidió y su madre se acercó a él acariciando su cabeza y posando los labios en su frente. El nuevo alfa se dejó mimar por su madre.
- Estás ardiendo, cariño. Tranquilo. Recuéstate. - Se deslizó por el sofá hasta quedar tumbado con la cabeza apoyada en las piernas de su madre. Esta no dejó de acariciar su pelo y hablarle dulcemente consolando el dolor y el calor de su primer celo. - Pronto pasará. Descansa. - JungKook ya notaba como los síntomas disminuían.
- Que desagradable. - Comentó cuando ya estaba más tranquilo.
- Tiene que serlo. - Señaló el padre. - Es la manera que tiene tu cuerpo de exigirte que busques a un omega con el que emparejarte. - Le recordó.
- Cuando encuentres dicho omega, entonces empezará a ser agradable. - Dijo su madre.
- Más te vale no llegar a la fase de excitación del celo. - Le advirtió su hermano. - Es un punto sin retorno. Ya lo sabes. - JungKook asintió seriamente a su hermano. Sabía que tenía que tener cuidado.
- Tu hermano tiene razón. - Colaboró su padre. - La excitación puedes tenerla sin estar en celo. Tienes que ser más responsable que nunca a partir de ahora.
- Lo entiendo. Lo seré. - Aseguró JungKook.
- Enhorabuena, hijo mío. - Pronunció la mujer. - Ahora eres un alfa adulto de pleno derecho.
- Gracias, mamá.

* VOTA Y COMETA!!!!!

Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora