El silencio roto en la noche

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Removieron cielo y tierra buscándole. No tardaron en pedir ayuda a sus familias. Ni siquiera el influyente presidente Kim le encontraba por ninguna parte. Llamaron a todos los sacerdocios y templos que encontraron. JiMin no estaba en ninguno. Ya no sabían que hacer. HoSeok incluso había reunido todo su valor y fuerza para ir a interrogar a su padre, pero él no sabía nada y sólo le odió más al descubrir que todo había sido culpa suya. YoonGi estaba desesperado porque no podía encontrarle, pero podía sentir su pánico, su tristeza y su dolor al tenerle lejos. Ni una sola señal de él, sólo con la certeza de que, estuviera donde estuviera, se sentía solo y deprimido. El tigre no podía dormir, no podía ingerir apenas nada, y lo que conseguía tragar lo vomitaba a los pocos minutos debido al fuerte nudo que tenía en su estómago. Había perdido ya seis kilos en dos semanas. Pero lo peor eran las silenciosas noches. Temblaba mientras lloraba encogido en su cama, reclamando la presencia de su omega. JungKook y sus padres se turnaban para pasarlas con él e intentar calmarle, pero cómo podían decirle que se tranquilizara si cada día que pasaba tenían menos opciones de donde buscarle. Además, si un tigre alfa y fuerte estaba así de débil, a un omega como JiMin le debían quedar pocas fuerzas. Poco tiempo después, YoonGi se encontró con que ni siquiera tenía ni ganas ni fuerzas de salir de la cama, ni mucho menos de ir a clase. Sin embargo, siguió estudiando en casa, lo que le ayudó a distraerse un poco. No podía perder un año más o, simplemente pensó que JiMin no habría querido que lo perdiera. Ser el hijo del director contribuyó y tener a NamJoon y a HoSeok constantemente en su casa como tutores, y como apoyo, también colaboró en llevarlo levemente mejor.
Como último recurso para buscar a JiMin, pusieron sus esperanzas en la policía. Llevarse a la fuerza a cualquier persona ya era un delito grave, pero alejar a un omega marcado de su alfa era un sacrilegio en todos los sentidos. Pero YoonGi no tenía ningún certificado o prueba de que JiMin fuese su omega, ni siquiera estaba marcardo realmente, no sería fácil de explicar a la policía, por ello decidieron ir al médico primero. Allí, sin ninguna duda, pues tenía todos los síntomas, diagnosticaron que el tigre de YoonGi había caído en una gravísima depresión al estar lejos de su pareja. Viendo el delicado estado del alfa, los médicos decidieron informarle a la policía de la situación para salvaguardar la salud del omega. Salió en las noticias. Se pusieron carteles y le buscaron una vez más. Nada sirvió. Nadie sabía nada. Parecía que se les había tragado la tierra. YoonGi empeoró después de eso. Estaba perdiendo la esperanza de encontrarle a tiempo. Aquello tenía un límite de tiempo. Si no encontraban a JiMin a tiempo y les reunían de nuevo, YoonGi, y aquellos que no se separaron de su lado sabían que el daño sería irreversible. Las parejas más unidas no sobrevivían a la separación. Ya había pasado un mes desde que les habían separado. Para retrasar el deterioro del estado del tigre toda la manada se trasladó a casa de los Jeon. La cercanía física siempre es importante para una manada. Se turnaban para dormir con él y velarle por si necesitaba alguna cosa. Unidos eran más fuertes. Y esa fuerza extra se la darían a YoonGi.
- Tengo miedo. - Pronunció tembloroso. TaeHyung, que durmió con él esa noche, no sabía que decirle. Él también tenía miedo. Miedo de perder a JiMin. Y de perder a YoonGi después. - Sé que está muy débil. - Aseguró. - Mi omega... ¿Por qué no está conmigo? ¿Por qué se lo han llevado? - Quiso saber de repente desesperado. Cada vez estaba más confundido, cansado y desorientado. - ¿Hice algo mal? ¿JiMin se fue?
- Calma, Hyung. - El pequeño gato acarició el pelo del tigre con absoluto cariño. Le horrorizaba verle tan vulnerable. - No hiciste nada malo.
- ¿JiMin me abandonó? - Preguntó asustado. Estaba claro que ya no podía razonar bien.
- Claro que no...
- Debo ir a pedirle perdón. - Dijo como si de pronto tuviera mucha prisa y se desarropó para salir de la cama. - Debo ir al templo. Debo pedirle perdón.
- Hyung... - Habló TaeHyung muy triste. - Sabes que él no está en el templo. - Pronunció con dolor. Intentó retenerle y volver a arroparle, pero el tigre era más fuerte y tozudo, incluso en esa condición.
- Debo ir. Debo pedirle que me perdone. JiMin es bueno. - Estaba perdiendo el sentido de la realidad. - Él me perdonará. - Plantó los pies fuera de la cama y cuando intentó levantarse sus piernas se doblaron y cayó al suelo sin poder evitarlo. No le quedaban demasiadas fuerzas. El estruendo del golpe despertó a los demás, que dormían con un ojo abierto y corrieron a la habitación.
- YoonGi, ¿estás bien? - Quiso saber NamJoon agachándose hasta él. YoonGi le miró como si no le conociera de nada. Fue sólo una mirada, sólo un momento, pero aterrorizó a todos de los mal que se encontraba. TaeHyung no pudo evitarlo y se echó a llorar en brazos de HoSeok, que también había irrumpido en la habitación.
- Shhh... - Le tranquilizó abrazando al gato encaramado a su torso. - Calma, mi amor. Podrías asustarle. - Murmuró con la dulzura que caracterizaba al gran lobo. Finalmente YoonGi parpadeó y pudo reconocer a su manada.
- NamJoon... - Dijo débilmente mientras intentaba ponerse en pie torpemente. - Ayúdame. - No podía levantarse solo. - Está frío. - Se refería al suelo, aunque no estaba nada frío realmente. El león le tomó por los brazos, le levantó y le cargó colocándole en la cama de nuevo. El tigre se acurrucó ante la mirada atenta de todos. Y, una vez más, se echó a temblar y a llorar en silencio. A JungKook se le encogió el corazón más que a ninguno. Apartó la mirada y apretó los dientes. Jin le abrazó. JungKook era el menor y él el mayor. Siempre le consolaría, poco importaba que fuera un alfa ahora.
- Morirá si no le encuentro... - Gimió el mayor de los dos tigres.
- No digas eso. - Pidió HoSeok.
- Él es fuerte. - Añadió NamJoon. - Tú lo sabes bien.
- Prometí que volvería a su amparo. - Aseguró temeroso de no poder cumplir jamás su promesa.
- Intenta dormir, Hyung. - Rogó JungKook. - Al menos descansa un poco. Lo necesitas. - Lo sabía, pero su cuerpo no le dejaba. A ratos estaba confundido, perdido y a ratos muy lúcido. Era consciente de lo que ocurría y sabía que debía manterse fuerte por JiMin, pero de verdad que se le hacía imposible.

Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora