Lazo roto

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Era casi medio día cuando HoSeok casi finalizaba su llamada con YoonGi.
- Claro que estoy bien, Hyung. - Reiteró por enésima vez el lobo. - Ni pienses que vas a dejarme fuera de esto. - TaeHyung le miraba sin comprender de que hablaban. - Pero... ¿tú estás seguro de esto? - Esperó su respuesta en silencio. - Ya lo sé, Hyung. No podemos permitir que repercuta en ellos. - Otra vez silencio. Otra vez la mirada confundida del gato. El lobo le sonrió y acarició su mejilla mientras el tigre hablaba al otro lado de la línea. - Adios. Te veo luego, Hyung. - Y la llamada se cortó.
- ¿De qué hablabas con YoonGi-Hyung? - Le preguntó curioso.
- De algo que tenemos que hacer.
- ¿El qué? - Se interesó.
- Nada importante.
- Mientes. - Dijo haciendo un puchero. HoSeok le sonrió en respuesta.
- No quiero involucrarte en esto, mi vida. - Le acarició y TaeHyung ronroneó ante el tacto. - Es por tu bien. Confía en mí.
- No me gusta que no me cuentes las cosas. - Se quejó el gato.
- Sólo esta vez, cariño. - Le pidió.
- Está bien, Hyung. - Accedió. - No preguntaré más, sólo por esta vez.
- Gracias. - Se acercó para abrazarle. - Esta noche te dejaré dormidito y me ire con Hyung. - Le comentó. - ¿Estarás bien sin mí? - El gato asintió.
- Ya no me siento vulnerable como estos dos días atrás. - Acarició su marca con suavidad. - La marca ya esta completa, Hobi. - Aseguró. - Ya no siento ese tonto miedo a que me abandones. Ahora sé que jamás te irás de mi lado. - Frotó su mejilla contra la del alfa haciendole reír. 
- Claro que no me iré. Lo eres todo para mí. - Le besó con suavidad. Inoportunamente, el timbre de la puerta sonó y tuvieron que separarse. HoSeok aún no se sentía como en su casa como para abrir él la puerta. Así que le dejó esa labor a TaeHyung. Su madre también salió de su estudio para ver quien era. El timbre sonaba insistente mientras TaeHyung se aproximaba. "Que molesto" Pensó HoSeok frotandose las orejas por el ruido. "O esa persona tiene un problema o está muy enfadado" Pensó el lobo. Entonces se le ocurrió una idea nefasta.
- TaeHyung. No... - Y antes de que pudiera acabar la frase el gato ya había abierto la puerta y se había quedado petrificado. Se oyó un grito ahogado al otro lado. Y luego un furioso y retumbante gruñido. HoSeok los reconoció ambos. El grito de su madre y el gruñido potente del gran alfa de lobo que era su padre. Corrió hasta TaeHyung temiendo que se atrevieran a hacerle algo. TaeHyung, cuando consiguió recuperarse de la sorpresa inicial corrió de vuelta hasta su alfa asustado por el rugido del otro lobo, seguramente al ver la marca de HoSeok en su cuello. Sin permiso ni vergüenza, el señor Jung entró en la casa de los felinos, la madre entró unos segundos después, más tímidamente. El padre de TaeHyung ya había oído el escándalo y se había apresurado a las escaleras de bajada. Ahora que veía lo que sucedía desde arriba, bajó despacio sin quitar sus ojos del gran lobo, como todo buen felino que acecha a su presa.
- ¿En qué diablos estabas pensando? - Empezó despacio y grave. HoSeok sabía que su padre no tenía una gran paciencia, por lo que no tardaría en saltar. Por ello, mantuvo a su omega detrás de él. Y se aseguró de que la madre de TaeHyung permaneciera detrás suya también. - Haa marcado a otro omega. A ese omega. - Señaló. - ¿Cómo has podido traicionar a tu familia de esta forma?
- Estaba pensando en mí mismo, padre.
- Eso está claro. - Gruñó.
- Tenía que hacerlo. Pensar en mi vida y en mi futuro. - Aseguró despacio. - Lo que tu querías de mí me habría destrozado la vida.
- Y, a cambio, tú has destrozado a la manada. Niñato egoista. - Pronunció con asco.
- La manada es fuerte, sobrevivirá sin mí. Cualquiera de mis hermanos alfas puede coger tu relevo en vez de yo.
- Eso por supuesto. - Gruñó en un murmullo.
- HoSeok. - Habló la loba esta vez. - Has considerado tu felicidad por encima de la de la manada. ¿Te das cuenta de lo que has hecho?
- ¿Qué he hecho, madre? - Preguntó dolido. Aquello le producía una sensación de angustia terrible en el pecho. - Sólo reclamé mi libertad y a mi omega.
- ¿¡Tu omega!? - Gritó el lobo haciendo que todos se pusieran en mayor alerta. - ¡Es un felino! ¡Un asqueroso gato!
- Si va a dedicarse a insultar a mi familia en mi propia casa, le ruego que se marche. - El padre de TaeHyung ya se había colocado al pie de la escalera. Su elegancia seguía siendo la misma a pesar del enfado que debía estar sintiendo.
- ¡Me importa una mierda su familia! - Bramó y volvió a dirigirse a HoSeok. - ¡Tú! - Le apuntó con el dedo. -  ¡Desagradecido! ¡Malnacido y desgraciado! ¡Eres una deshonra para la manada! ¡Una vergüenza como lobo! ¡Eres un asco! - Cada palabra hacía más grande el agujero del pecho del lobo. Pero HoSeok no lloró. Apretó los puños y aguantó las lágrimas, como hacía siempre. En cambio, TeHyung, que gracias a la marca podía sentir el dolor del alfa como propio, derramó las lágrimas que el lobo había guardado por tanto tiempo. - ¿Sólo con tres felinos vas a formar una manada de verdad que te respalde y alimente la necesidad de comunidad y hermandad de tu lobo? - Preguntó desagradablemente. - Te volverás débil e inútil sin nosotros. Un lobo solo es un lobo muerto. - Parafraseó. - Y cuando seas un alfa acabado, ese omega tuyo al que tanto amas y por el que has arruinado tu vida, te dejará tirado y se buscará a otro. Seguramente otro felino, como tuvo que haber hecho desde el principio. - HoSeok sabía que ya no sería tan fuerte como antes, pero...
- Ya no deben preocuparse por nada de eso. - Habló la gata acercándose a sus hijos para consolarles. Porque la mujer ya sentía a HoSeok como un hijo amado. - Nosotros nos encargaremos de darle a HoSeok lo que necesita. Ustedes ya no tienen nada que hacer cerca de él. Vayanse. - El gran alfa de lobo se echó a reír ante el comentario de la mujer.
- ¿Qué sabrán de lo que necesitaría un lobo? - Les observó con desprecio. - Una pusilánime omega de gato como tú no sabe nada. - Se acercó al pequeño grupo amenazante, asustando a los dos omegas que retrocedieron un par de pasos. - Sólo se pavonea por ahí sacándose fotos indecentes. No tiene derecho a... - El lobo había parecido olvidar que el guepardo era el mamífero más rápido del planeta y cuando quiso darse cuenta, el padre de TaeHyung le cogía del cuello de la camisa, con sus hermosos ojos grises brillando como dos lunas llenas.
- Fuera de mi casa. - Grave. Como salida del infierno sonó la voz del alfa de felino. - Si vuelve a acercarse a mi familia, lo que también incluye a HoSeok, no me importará su rango en el estado, ni su poderosa manada. Me colaré en su casa por la noche y lo desangraré como a un cerdo. - Lo empujó con fuerza, aunque el alfa de lobo era, claramente, más fuerte. Pero ambos sabía algo importante. El señor Kim era un modelo famoso, de fama mundial. Técnicamente no era tan poderoso como él, pero ser famoso, reconocido y respetado por muchos, tiene ciertas ventajas. Muchos contactos, muchas influencias. Los Kim no eran una familia que uno pudiera eliminar sin más. Más ahora que sabía que la familia del presidente del país les daría todo su apoyo a ellos sin dudarlo. En realidad, todo el mundo sabía que los modelos Kin tenían una estrecha relación con la otra familia Kim, la familia presidencial, desde hacía tiempo. Siempre estaban ahí para apoyar sus campañas publicamente, al igual que la señora Jeon, la ingeniosa empresaria omega y fotografa predilecta de los Kim.
- Lo tenías todo. - Quiso concluit el lobo mientras le indicaba a su esposa que era el momento de irse. - Eras mi heredero. Mi sucesor. Yo te lo di todo.
- Ese fue nuestro problema. - Aseguró HoSeok. - Tú me querías. Me querías como tu sucesor, como tu heredero. Me lo diste todo y me lo enseñaste todo para que aprendiera a ser tu reflejo. Pero yo no necesitaba ser un gran alfa. No necesitaba tu amor y tu orgullo como predecesor. No quería que me amaras por ser tu heredero. Yo sólo quería que me amaras por ser tu hijo. - No pudo más, y finalmente, después de mucho tiempo, dejó que su padre viera correr sus lágrimas. Pero eso no rompió el corazón del gran alfa, o al menos no dejó que nadie viera si se rompía. Simplemente cruzó el umbral y se marchó.
- Cuando te sientas débil y ese omega te abandone por no ser capaz de cumplir como pareja ni como alfa, no vengas a buscarnos. - Fueron las últimas palabras de su madre para él antes de marcharse tras su esposo. Cuando la puerta se cerró de un portazo, HoSeok sintió sus piernas temblar. Tal fue la sensación de olvido que sintió, que el guepardo se apresuró a sostenerle para que no se derrumbara. Estaba temblando. Había perdido por completo a su manada. A su familia. Sabía que tenía a gente que lo amaba. Gente que lo acogería en su casa y en su vida sin dudarlo un instante. Pero, por el momento, no sentía que hubiera un solo lugar en la Tierra que su alma considerara como un verdadero hogar propio. Su refugio ahora eran las casa de otras personas, pero no eran su casa. Esa sensación de abandono ya sería horrible para cualquiera, pero mucho peor lo era para un lobo. Y aún peor para un lobo que había nacido y crecido en el seno de una manada tan poderosa. No se encontraba bien. Y saber que TaeHyung lloraba junto a él por percibir su dolor, era aún peor. No quería que pensara que no le amaba tanto como para que fuera lo único que necesitaba.
- Estás temblando, cariño. - Pronunció la mujer tomando la mano del lobo. HoSeok intentó articular alguna palabra, pero no pudo.
- Hobi... - Lloró su omega. El guepardo lo llevó al sofá y lo recostó con cuidado. La angustia de su pecho no desaparecía y se instaló como un dolor insoportable. Sus lágrimas no dejaron de caer aunque él nunca sollozó o se lamentó. Simplemente salían como si se hubiese dejado un grifo abierto. Estaba ido, como si no fuera real.
- Romper de ese modo un lazo con una manada es demasiado para cualquiera. - Aseguró el guepardo. - Pero para él... debe ser un infierno.
- Ho-Hobi. - Los labios de TaeHyung temblaban. - Hobi, mírame. - Puso el rostro del lobo entre sus manos y le hizo mirarle. - Por favor. - Al principio, HoSeok le vio como algo lejano, pero pronto le reconoció. Era TaeHyung. Su amado TaeHyung. El hombre al que adoraba. Su omega.
- TaeHyungnie... - Al profundizar en los ojos humedos del gato, HoSeok volvió en sí poco a poco. - Duele mucho. - Lloró suplicando a su pareja que le reconfortara.
- Lo sé. - Le abrazó. - Yo también lo siento. - Aseguró haciéndole comprender que podía compartir su dolor con él sin temor alguno. - Tranquilo. No tengas miedo. Yo estoy contigo. - Sólo unas pocas palabras de aquel dulce gato y su pecho ya dolía un poco menos. - No estás solo. Estamos contigo, cariño. No pienso abandonarte. Nunca. - Quizá sí tenía un lugar al que llamar hogar. Quizá ese lugar fuera el corazón de TaeHyung, donde permanecería para sentirse cómodo y seguro.

Al salir del instituto, YoonGi se cercioró de que su hermano no daría ninguna pista a sus padres de lo que iba a suceder esa noche y luego le mandó a casa. Él no fue, quería hacer un par de cosas antes, para sentirse preparado. Tenía planeado como lo iba a hacer, pero tenía algo de miedo, aunque lo ocultase, quizá no había pensado en todo. Llamó a la puerta de la habitación del omega. Tardaba demasiado en abrirle así que habló.
- Ábreme. - Pidió. - Soy YoonGi. - Al oír su voz, el omega abrió la puerta casi enseguida.
- No estaba seguro de que fuera usted, Hyung. - Habló timidamente. Y se apartó de la puerta para dejarle entrar.
- No te preocupes. - Dijo dándole unos toquecitos en la cabeza cariñosamente. - Aquí estás a salvo por ahora. Siento no haber venido antes. En realidad es por tu seguridad. - Le aseguró al pequeño lobo. - Seguramente padre aún tenga espías sobre mí, como siempre. Venir a verte significa pornerte en peligro. - Aunque he dado muchas vueltas para despistarlos, pensó para sí.
- Lo sé, YoonGi-Hyung.
- Te he traido más dinero en efectivo. No me fio de las targetas. - Alegó. - Así podrás pagar la habitación y la comida que te traigan. No dejes de comprarte algún capricho del servicio de habitaciones. No me importa el dinero. Miró al chico, que permanecía con la cabeza agachada. - Sé que tener que estar aquí encerrado no es mejor que lo que tenías an...
- ¡No! - Se apresuró a contradecirle el omega. - Es muchísimo mejor que lo que tenía antes. - Aseguró. - Aquí no hay gritos, ni llantos. - Afirmó despacio. - Yo sólo...
- Estás preocupado por tu madre. - Él asintió.
- Padre y el padre de HoSeok-Hyung de seguro ya se habrán percatado de que no estamos en la cabaña y nos estarán buscando. Padre querrá saber a toda costa por qué me he escapado y donde estoy. Hará daño a mi madre para saberlo. - Alegó con miedo. - Puede ser muy irracional. - Se encogió y el tigre se acercó a él despacio para no asustarle.
- Lo sé. - YoonGi era un poco torpe a la hora de consolar a cualquiera que no fuera JiMin, pero acercó al omega contra sí y le abrazó calidamente. El omega, aunque algo confundido por la amabilidad del alfa de tigre, disfrutó del gesto. - Ya he pensado en eso. Y cuanto más tiempo pase será peor para todos. Acabo de hablar con HoSeok. Ahora que está de nuevo en forma, ya no debes preocuparte más tiempo. Sólo aguanta un poco aquí. Nosotros nos encargaremos. - Aseguró el tigre. El omega de lobo levantó la cabeza mirándole confundido.
- ¿Qué van a hacer, Hyung? - Preguntó sin poder ocultar su preocupación.
- No te preocupes por nosotros. - Pidió el alfa. - Sólo pórtate bien y obedece a tu hermano mayor. ¿De acuerdo? - El omega asintió.
- Tenga cuidado, Hyung. - Suplicó. - No quiero que les suceda algo por mi culpa. - YoonGi hizo que JiHoon le mirara a los ojos.
- Pase lo que pase, no será culpa tuya. - Aseguró. - El único culpable es nuestro padre.

*VOTA Y COMENTA!!
Será posible que me he echado a llorar escribiéndolo. Para que veais que me dejo el alma en lo que hago. XD

Exijo muchos comentarios por las lágrimas que he derramado. Jajaja
Un besazo!!!

Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora