Arreglando nuestros desastres

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- Abre la puerta, Jin. Sé que estás ahí. - Ya no podía ocultarse más. El alfa llevaba golpeando su puerta y llamándole desde hacía 15 minutos. Salió de la cama y arrastró los pies hasta la entrada para abrir la puerta. - ¡Oh! Jin... - Habló el alfa. - Tienes los ojos tan hinchados, has estado llorando mucho. - Observó. - ¿Es por el beso? ¿Tanto mal te cause? - Preguntó Xiao preocupado. Podía no haberle gustado, podría entender que estuviera enfadado con él, pero no era como encerrarse a llorar por dos días.
- No es culpa tuya. - Quiso explicarle el zorro. - Es mía. Yo no debí permitir que llegara a pasar. No debí ponernos en esa situación tan vulnerable. - Jin sollozó.
- Jinnie, no pasa nada. Los dos somos adultos, no hay de que preocuparse, sólo fue un beso. - Intentó calmarle.
- El problema no es si fue un beso o lo que fuera. Yo...no sé porque pero... No te conté que yo ya tengo un alfa. - Xiao abrió mucho los ojos y empezó a comprender. Jin se sentía culpable.
- Comprendo. - Habló un poco decepcionado. - Pero él no debe saberlo. Estábamos borrachos, fue un accidente. Sólo un beso.
- Él ya lo sabe. - Las lágrimas de Jin no dejaban de brotar, tímidas pero inagotables. - No pude ocultárselo. - Sorbió su nariz. - Lleva desde entonces sin cogerme el teléfono. Seguro que me odia ahora. - Lloró con más fuerza. Xiao se acercó a él y le tomó de las manos. Ambos seguían aún en el umbral de la puerta abierta del apartamento de Jin.
- Tranquilo. - Le habló dulce. - Yo no conozco a tu alfa, pero si no puede entender y perdonar un error tan tonto como este... Quizá no sea una gran pareja.
- Él es lo mejor que me ha pasado en la vida, Hyung. - Aseguró el zorro. - Es bueno, amable y listo. Es romántico y cariñoso conmigo. Es un gran alfa y le amo. No quiero perderle, Hyung. No quiero. - Le miró con los ojos rojos llenos de lágrimas. Jin llevó una de sus manos y restregó sus ojos con ellas para secarse las lágrimas. Llevaba un pijama de mangas anchas tipo kimono y, al elevar su brazo para enjuagarse los ojos, la manga se deslizó un poco por su antebrazo dejando a ola vista las muñecas de Jin.
- ¿Qué te ha pasado? - Jin le miró sin comprender. Vio como Xiao no dejaba de mirar su muñeca y, al darse cuenta de lo que ocurría, las tapó rápidamente con su manga de nuevo.
- No es nada. - La última vez que había mantenido sexo con NamJoon, este le había atado los muñecas, como muchas otras veces, y se le había quedado la marca. No era la primera vez que pasaba. NamJoon adoraba marcar a su omega y a Jin le encantaba ser marcado por su alga, pero no dejaba que nadie más lo viera, claro. Era un experto tapando su piel marcada, pero esta vez se había descuidado.
- Jin, ¿cómo te has hecho eso?
- Ah...esto... el metal de mi reloj me dio alergia. - Se le ocurrió de repente. Pero Xiao no le creyó y le agarró la otra mano,
- ¿Y te pusiste el reloj en las dos muñecas a la vez? - De esa ya no sabía salir.
- Estoy bien, Xiao-Hyung. No es nada de que preocuparse. - Le aseguró.
- Jin, ¿tu alfa te ha hecho eso? - Había dado en el clavo, pero no de la forma correcta.
- ¡No! - Se alarmó sintiéndose acorralado. - Claro que no.
- No me mientas. ¿Por qué me mientes? - Quiso saber. - ¿Es tu alfa? ¿Me mientes por qué te da miedo como reaccione él? - Xiao se estaba montando una película muy oscura. - Jin, si te hace daño tienes que denunciarle. - Le tomó de las manos al omega.
- ¡No! - Gritó alterado. - No estás entendiendo nada. Él jamás me haría daño. - "No sin mi consentimiento", pensó Jin, pero no podía decir eso. - No es nada. No te preocupes.
- Jinnie, no puedo dejarlo así. No puedes estar con alguien tan horrible. Sé que le quieres ahora pero le olvidarás con el tiempo. Él no te merece. Hay miles de alfas verdaderamente buenos que darían lo que fuera por estar con un omega tan encantador como tú.
- Apuesto a que tú eres uno de ellos. - Se oyó una voz que Jin conocía muy bien.
- NamJoon. - Aún tenían las manos cogidas y Jin las apartó de inmediato. - Has venido a verme.
- Jin. - Habló el león muy lentamente. - Deja que primero hable con este alfa y ahora hablaré contigo.
- Así que tú eres el desgraciado que pega a Jinnie.
- ¿Jinnie? - Miró a su pareja. - ¿No te estás tomando demasiadas confianzas con el omega de otro alfa?
- Sólo es un amigo, Joonnie. - Aseguró Jin.
- Entra en la casa. Dame un segundo con él. - Pronunció el león.
- NamJoon...
- Sólo vamos a hablar, te lo prometo. - Los dos alfas vieron como el omega de zorro entraba en la casa.
- ¿Tan celoso y posesivo eres que no dejas que Jinnie tenga amigos? ¿Así de asqueroso eres? - Pronunció Xiao. - ¿Cómo te puedes llamar alfa a ti mismo? - En esa situación, HoSeok estaría apretando los dientes tanto que se le romperían, JungKook temblaría de rabia con los ojos inyectados en sangre y YoonGi, simplemente ya le habría soltado un puñetazo. Pero NamJoon no. Estaba hecho de otra pasta. La dialéctica era siempre su primer opción. El tigre podía tener la lengua afilada, pero nadie hablaba tan bien como el lobo.
- Le agradezco que se preocupe por Jin, pero él ya le ha dicho que está bien. - Dijo manteniendo por completo la calma. - Ahora si me disculpa, tengo asuntos que tratar con mi omega.
- Muy educado y remilgado par ser un maltratador. - Opinó Xiao. - Claro que, las apariencias, a menudo, engañan.
- Mire, si no le echo de aquí a patadas es porque a Jin no le gustaría ya que es amigo suyo, sin embargo, está poniendo a prueba mi paciencia. - Aseguró.
- No te mereces a al quien como él. - Dijo con asco.
- Eso no lo decides tú. Ni tampoco yo. - Rebatió NamJoon. - Él es adulto y sabe lo que hace. Ser mi omega es decisión suya.
- Para estar los dos tan convencidos, ¿por qué no está marcado o al menos tiene un collar de marcaje? - Preguntó el hombre.
- Eso a ti no te incumbe. - Escupió con el ceño fruncido.
- Si no está reclamado es como si estuviera libre. Lo que me da derecho a cortejarle. - Habló haciendo que NamJoon apretara los dientes.
- Le prometí que sólo hablaríamos, aunque ahora mismo tengo muchas ganas de pegarte ya hostia. - Reconoció. - Haz lo que te dé la gana. - Terminó diciendo con desprecio. - No puedo imperdirte verle, ni lo haría aún si pudiera. Pero como me entere de que le incomodas lo más mínimo, juro que te haré sufrir de una manera que no imaginas.
- ¿Me estás amenazando? - Achicó los ojos.
- Parece que hablamos el mismo idioma.
- ¿Y si él me prefiere a mí? - Le tanteó. - ¿También me matarás? - NamJoon casi se echa a reír.
- Sí él me dice que te quiere más a ti que a mí, por supuesto, le dejaré ir. - El león sonrió con suficiencia y siguió hablando. - Claro que eso es imposible que suceda. - Aseguró. - Nunca serás capaz de satisfacerle como yo. En ningún aspectos.
- Yo al menos no le daré palizas. - La sonrisa de NamJoon fue perversa.
- No cometas el error de creer que sabes algo sobre nosotros. - Le aconsejó. Y ahora vete, tengo que hablar con mi omega. - Xiao fue reacio a irse, pero no tenía otra opción. Aquel muchacho, aún siendo más joven que él, era intimidante. De seguro era un alfa fuerte y poderoso. No podría contra él. Se dirigió hacía las escaleras. - Y... - Le detuvo NamJoon. - ...yo no he dicho nada de matar. Si dañas a Jin de algún modo, tu destino será peor que la muerte. - Xiao jamás reconocería que tuvo un escalofrío por la espalda con sus palabras. Las palabras eran un gran aliado para NamJoon, pero, de ser necesario, no rechazaba la idea de ensuciarse las manos por los suyos, como había hecho por TaeHyung. Xiao se marchó y NamJoon entró en el apartamento. Al lobo le gustaba el apartamento de Jin. Acostumbrado al lujo y a la ostentación de la vida del hijo de un presidente, el apartamento del zorro le resultaba un hogar pequeño pero muy acogedor. - No está bien escuchar detrás de las puertas, zorrito mío.
- Le has amenazado, Joonnie. - Se quejó Jin.
- No exageres. Tenía que asustarlo un poco. - Rió NamJoon sentándose en el sofá. - Nadie besa a mi omega y se va como si nada. Más le vale que la próxima vez que os veáis guarde su lengua dentro de su boca y lo demás dentro de sus pantalones,
- ¡NamJoon! ¿De qué hablas? Eso nunca ocurrirá. - Dijo Jin.
- El alcohol hace que lo imposible suceda. - Habló el león. - O eso he oído recientemente.
- Lo siento. Yo no... no sé cómo. Perdóname. - Bajó la cabeza. El león palmeó sus piernas indicándole que se sentara sobre él. Jin sonrió y corrió hasta él para sentarse a horcajadas sobre él, con una pierna a cada lado de los muslos del alfa. Le rodeó el cuello con los brazos y NamJoon le tomó de las caderas.
- Has sido un chico malo. No puedo creer lo que me has hecho. - Jin se escondió en el cuello de su alfa, avergonzado.
- NamJoon. - Habló meloso. - ¿Cómo puedo hacer que me perdones? - Jin sabía los puntos débiles de su amado alfa. - ¿Quiere castigarme, alfa? - NamJoon acarició la mejilla de Jin.
- ¿No crees que ya nos hemos castigado bastante el uno al otro, amor? - Habló. - Tus ojos están irritados de tanto llorar.
- No me llamaste. Creí que me abandonarías. - Sollozó.
- Eso nunca, Jin. Te quiero demasiado. ¿Cómo es que aún no lo sabes? - Tomó aire y acarició las proximidades de los ojos del zorro, intentando calmar el escozor de la irritación que las lágrimas habían causado. - Estaba furioso y triste. Me asustó la idea de sentir a otro alfa sobre tu piel. Me horrorizó la idea de perderte. - Jin imitó el gesto de NamJoon.
- Tus ojos no están rojos. - Observó. - Pero tus ojeras son mayores que nunca. No has dormido nada, ¿verdad? - El león sonrió. No hacía falta responderle.
- ¿Estás bien, cariño? - Jin asintió. - Tus muñecas siguen rojas. - Observó acariciándolas. - Te até demasiado fuerte. - Jin negó.
- Sabes que así es como me gusta. - Aseguró. NamJoon se acercó a él y le besó un poco. Luego lamió todos sus labios.
- Me habría enfadado mucho saborearle en tus labios.
- Mis labios sólo son tuyos, lo sabes. - Anunció el omega.
- ¿Sólo tus labios? - Quiso saber el alfa.
- Todo yo soy sólo tuyo. - Jin se movió sobre la entrepierna de su pareja. NamJoon suspiró dejando su cabeza caer hacia atrás. - Deja que te lo recuerde. - NamJoon se deleitó con sus movimientos y acarició sus piernas animándole a seguir.
- Sí, amor. Hazme recordar tu perfecto cuerpo. - Jin no dudó y se sacó el pantalón y el bóxer dejando su erección a la vista de su alfa. Luego le desabrochó el pantalón y lo bajó un poco junto con el bóxer, pero sólo hasta sus largos muslos. Le masturbó un poco a dejarle completamente duro y alineó su entrada con este.
- Te haré recordar muy profundo. - Se dejó caer sobre él causando un gemido de ambos.
- Salta, cariño. - Jin lo hizo gustoso y empezó a levantarse un poco para dejarse caer cada vez sobre el pene de su dotado alfa. - Así...ah... Que rico que me lo haces, mi zorrito.
- Más fuerte. - Pidió gimiendo. - Lo quiero más rápido, Joonie... - El león colocó las manos en sus cadera y glúteos para sostenerle y ayudarle a moverse mejor. - ¡Sí! ¡Así! ¡Me encanta, alfa!
- Eres tan bueno cabalgándome. Mi omega...tan delicioso. - Jadeó NamJoon.
- Bésame. - Suplicó, Jin. El león no se hizo de rogar y le dio a su omega todo lo que pidió. Toda la noche estuvieron dándose mimos y teniendo sexo de vez en cuando. Pero no sobrepasaron la línea. Esa noche de reconciliación NamJoon sólo marcó a Jin con sus besos y caricias. Para la pareja, aquellos que dan por hecho el decirse cosas melosas y románticas eran bobos, y esa noche se dijeron todas las cosas que habían querido y no se habían atrevido a decir en esos dos días sin comunicarse.
- NamJoon... No podría vivir sin ti.
- Jamás tendrás que hacerlo. - Aseguró. - Sólo quedan unos meses para que acabe el curso. Cuando finalice y yo salga del instituto, podré marcarte sin que nadie nos ponga impedimentos.
- Y entonces estaremos juntos siempre.
- Siempre, cariño. Ningún otro alfa podrá intentar cortejar a mi omega. - Le besó en la mejilla.
- Sólo unos meses más. - Repitió el mayor acurrucándose en el pecho de su adorado alfa.

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Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora