Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|

Sin aire

- Vamos a despertar a los tortolitos para cenar. - Dijo TaeHyung emocionado por poder chinchar a su amigo. Quería ser el primero en entrar y despertarlos. - Voy a lanzarme sobre JiMin y pellizcar sus mejillas. - Anunció.
- Yo que tú no despertaba de golpe a YoonGi-Hyung. - Le advirtió JungKook.
- Dudo muchísimo que YoonGi-Hyung haya permitido que JiMin duerma con él. - Opinó NamJoon. - Estando en celo, YoonGi-Hyung es cuidadoso, y más ahora que tiene a JiMin y siente que está más de controlado que nunca.
- Sigue teniendo miedo de sí mismo. - Dijo HoSeok con algo de tristeza.
TaeHyung, que había acelerado un poco para entrar el primero, giró el pomo de la cabaña despacio para no despertarles. En cuanto abrió la puerta, un fuerte y desagradable olor le golpeó como si le diera una bofetada. No sólo era un olor que no le agradaba, sino que le provocaba una sensación de angustia y temor tan horrible que se giró y, por puro instinto, buscó a HoSeok y se abrazó a él, hundiendo su nariz en el cuello del alfa con un quejido lastimero. El lobo comprendió su reacción en cuanto el olor llegó a él y abrazó con fuerza al muchacho que temblaba en sus brazos. Jin no pudo evitar taparse la nariz y crear con su rostro un gesto de asco y malestar. NamJoon le rodeó por la cintura dándole fuerzas. El único que no entendía nada era JungKook. El podía oler aquello, pero no con tanta intensidad como los demás. Olía la tierra mojada de su hermano y la leche de fresas de JiMin, pero no distinguía que significaban el resto de olores, ni entendían porque los dos omegas estaban asustados. Entró en la cabaña sin pestañear y se dirigió al cuarto de donde provenía el olor de ambos. La puerta estaba cerrada por dentro y la golpeó con fuerza.
- ¡Hyung! - Gritó. Era obvio, por las caras de todos, que algo malo pasaba. - Abre la puerta, Hyung.
- Llévatelo de aquí. - Le dijo NamJoon a HoSeok, refiriéndose a TaeHyung. Sabía que él sería el único capaz de calmarlo. - Jin. - Sostuvo el rostro de su omega entre sus manos para que le prestase atención. - Espera aquí, mi vida. Te traeré a JiMin y te lo llevas.
- ¿Y si le ha...? - El mayor hablaba tembloroso. - Si le ha hecho daño...
- Cálmate, Jin. Necesito que estés tranquilo y evalúes la situación cuando te traiga al pequeño. - Jin asintió. JungKook había escuchado la conversación y no entendía nada. ¿Por qué todos hablaban como si supieran lo que había ocurrido en el interior de la habitación. Claro que, el cachorro no podía oler el sudor, el llanto y el esperma. No podía sentir el dolor, el sufrimiento y la violencia que habían tenido lugar en aquella habitación.
- ¡Hyung! - Oyeron la voz de JiMin preocupado, pero aún adormilado, al otro lado de la puerta. - ¿Que le ocurre, Hyung?
- Aparta Kookie. - Exigió NamJoon. Cogió carrerilla y golpeó la puerta con toda la fuerza que su león. El pestillo saltó y la puerta se abrió de golpe. La imagen era más que alarmante. JiMin estaba en la cama, cubierto por una camiseta y una sábana, miraba en dirección al suelo donde, encogido, tembloroso y desnudo, estaba YoonGi, cubriendo su cabeza con sus brazos. JungKook oía la irregular respiración de YoonGi. Se están ahogando y, por alguna razón que no entendía, JiMin no había salido de la cama para ayudarle. JungKook no sabía que era lo que lo había provocado, pero sabía lo que le estaba ocurriendo a su hermano mayor, porque no era la primera vez que le veía en ese estado. Estaba sufriendo una crisis de ansiedad. Necesitaba su medicación, pero hacía varios años que no tenía ningún ataque así, y no sabía si habría traído su medicina. Corrió hasta su hermano, aunque seguía sin comprender las acciones de JiMin, que le observaba como si estuviera atado de manos y pies a la cama y no pudiera hacer nada más que preocuparse por él.
- ¿Hyung? Diga algo. - Pronunció JiMin alterado. - ¿Qué le ocurre? - JiMin se movió para intentar salir de la cama y, al hacerlo, soltó un gemido de dolor. La cadera es el centro de todo movimiento y ahora que estaba fría, sus huesos dolían más que antes. No podía moverse sin provocarse un gran dolor. Dicho sonido angustioso producido por el omega hizo que su alfa se retorciera y ahogara aún más. JungKook lo entendió todo de repente. El tigre de YoonGi había lastimado a JiMin, hasta el punto de no poder moverse. Y ahora que había recuperado el control, YoonGi se sentía tan atemorizado de sí mismo, tan horripilado por lo que había hecho, que estaba sufriendo un ataque de ansiedad.
- Tus pastillas, Hyung. - Le dijo. - ¿Las tienes?
- JungKook, volveré enseguida. - Le aseguró NamJoon. - Si no saco a JiMin de aquí, no podrá calmarse. - El cachorro asintió, pero el tanuki le miró con miedo. No podía irse y dejar sólo y ahogándose a su alfa. NamJoon solía destruir todo lo que tocaba, por eso, al coger a JiMin en brazos puso mucho cuidado en cada gesto. Aún así, no pudo evitar que JiMin sintiera algo de dolor. Al conseguir elevarle se llevó con él la manta que lo cubría, al hacerlo, se descubrieron unas manchas de sangre en el cubrecolchón. NamJoon no pudo juzgar al aterrorizado YoonGi por lo que había pasado. Conocía a YoonGi, sabía que tenía más control de su animal interior que él mismo. Si lo había perdido, había sido por una razón.
- No. - Sollozó el tanuki. - No me aleje de él. - YoonGi levantó la vista. Tenía el rostro lleno de lágrimas. - No deje que me lleven, ¡Hyung! - La situación era desconcertante para JiMin. YoonGi no podía hacer nada, pero no le gustaba nada lo que contemplaba. Alejaban a su omega de él en una situación en la que le necesitaba. No quería que lo hicieran. Se angustió más. Quería alcanzarle y tenerle entre sus brazos, pero su cuerpo a penas podía moverse. Además, también sabía que era lo que tenían que hacer. Era por el bien de su omega. Ellos le protegerían, le protegerían de él.
- ¿Tienes tus pastillas, Hyung? - JungKook le hizo centrarse en otra cosa. YoonGi negó. Mierda, pensó el cachorro. - Intenta calmarte, ¿vale?. - YoonGi respiró más profundamente, pero no se sentía mejor. El aire no entraba a sus pulmones y, como consecuencia, estaba mareándose. - Tranquilo. Él está bien. Se pondrá bien. - Le aseguró. Acariciaba su rostro con cariño. Para ser un omega, JungKook era bastante torpe cuando se trataba de cuidar a alguien, esperaba que esa faceta suya mejorara al presentarse. - Vamos, Hyung. Ya hemos pasado esto antes.
- Kookie. - Lloró su nombre. Su cuerpo no podía contener los espasmos del llanto y el ahogo que le producía el ataque de pánico. - ¿Qué he hecho?
- Sigue mi respiración, Hyung. - Intentaba ayudarle a regular su respiración, pero él no era tan bueno como su madre haciéndolo. NamJoon entró de nuevo a la habitación.
- Él está bien, Jin-Hyung se encargará de él. - Le calmó.
- Perdí los supresores. - Trató de explicarse torpemente. Seguía con una horrible presión en su pecho.
- No tienes que dar explicaciones, Hyung.
- JiMin entró en celo. - Continuó. NamJoon y JungKook fruncieron el ceño. JiMin no debía haber entrado en celo aún. - Mi celo y el suyo. - Le tembló la voz. - No pude controlarme. - NamJoon se arrodilló junto a los hermanos. YoonGi le miró con los ojos llenos de lágrimas. - No recuerdo mucho. - NamJoon cogió sus manos, temblaban demasiado. - Lloraba. Me dijo que le dolía y aún así no pude detenerme. Le prometí que no le haría daño y le mentí. - Empezó a hablar rápido y sin respirar. - NamJoon... le violé. A un omega virgen. A mi propio omega. Le violé. Le oí gritar de dolor. ¿Cómo pude hacerlo?
- Cálmate, Hyung. - Le dijo acariciando su pelo. - Te estas haciendo daño.
- Soy un monstruo. - Tenía los ojos rojos y muy abiertos.
- Eso no es verdad. - Realmente no lo creía, YoonGi nunca habría hecho daño a JiMin intencionadamente. Le conocían, era su hermano mayor, el de ambos. Nadie le conocían desde tanto tiempo como lo hacían JungKook y NamJoon.
- Soy como él. - Se dirigió al cachorro, hablando desesperado. - Soy igual que él, JungKook.
- No, Hyung. No eres igual que tu padre. - Le entendió a la perfección. - No digas eso. Respira, Hyung.
- Me duele. - Se llevó la mano al pecho. - No puedo respirar.
- Hyung. Sí puedes, cálmate. Respira despacio.
- No quiero respirar más. - Confesó de repente. - Duele. Es mejor así. - Susurró esas palabras y justó después de decir aquello, se desmayó cayendo inconsciente en los brazos de su hermano menor.

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