Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|

Una nueva primera vez.

Ya había esperado demasiado al tanuki. Se acercó a él, casi intimidante, y le acorraló contra la pared. Le sacó el abrigo y lo tiró. Le abrazó por la cintura para tenerlo muy cerca, pero no le era suficiente. Quería más. Hundió su nariz en el cuello de JiMin y aspiró su aroma a leche de fesas con necesidad. Acarició su espalda por debajo de su jersey. Repartió besos desesperados e imprecisos por todo su rostro. Tiró un poco del cuello del jersey para dejar más piel al descubierto y la besó, la lamió y hasta la mordió suavemente. No podía dejarle marcas, sus padres se enterarían, pero su tigre interior ansiaba hacerlo, quería demostrar que ese omega era suyo, que le pertenecía. Se apretó más contra él y nada era o suficientemente cerca. Sin esa intención, apretó su muslo contra la entrepierna de JiMin, lo que le hizo soltar un pequeño quejido.  YoonGi paró, se separó un poco y se encontró a sí mismo jadeando como si hubiera corrido una maratón, por mera ansiedad. JiMin temblaba levemente. ¿Qué estaba haciendo? ¿Tan desesperado estaba como para tratar a JiMin de esa forma en la que sería su primera vez? "Deja de pensar con la polla", se regañó mentalmente.
- Perdóname, pequeño. - Habló jadeante. - Es que... yo... ¿Quieres que pare? Debería ir más despacio. ¿Estás bien?
- Hyung. - Dijo JiMin, que seguía temblando suavemente entre sus brazos. - Quiero que... Que deje de hablar y no vuelva a parar así. - Aseguró. - No me va a dejar con las ganas, Hyung. No esta vez. - YoonGi dejó ver esa perversa y divertida sonrisa que a JiMin le excitaba tanto.
- ¿Qué voy a hacer contigo, mi tanuki pervertido? - Se acercó los pocos centímetros que les separaban y entendió que temblaba sólo de deseo. Vio sus ojos llenos de lujuria y supo lo que tenía que hacer. Complacería los deseos de su omega. Le tomó de los muslos y se lo cargó en la cadera. JiMin enredó sus piernas en él instintivamente. El pequeño se lanzó a besarle apasionadamente. No bajaría el ritmo, pero se tomaría su tiempo para disfrutar de las excitantes expresiones, acciones y delirios de placer de su delicioso bebé.
Cuando JiMin se quiso dar cuenta, YoonGi ya le había metido en aquella habitación de cama con las barras de dosel. Admiró la delicadeza con la que le depositó en la cama y se subió encima. Frotó su cadera contra la suya unas pocas veces mientras no dejaba de atender sus labios y su cuello y disfrutaba de los jadeos y ligeros gemidos que escapaban de su garganta por el roce.
- Tenía tantas ganas de hacerte mío al fin. - Confesó inevitablemente. - Voy a hacer que grites mi nombre de placer.
- Hyung... Hágalo...por favor... - Suplicó desesperado. Se retorcía de placer con sus palabras, sus caricias, sus besos, los movimientos de su pelvis contra la suya.
- No estés tan ansioso, bebé. - Rió YoonGi delicadamente. - Todo a su tiempo. Ya suplicarás por más, bebé. - Su voz era grave y profunda y JiMin sentía estar en un envolvente océano de placer.
YoonGi tiró del jersey de JiMin hacia arriba hasta sacarlo del todo. Comprobó una vez más, gratificado, que su pareja no sentía preocupación alguna por mostrarle el vientre. Se permitió el lujo de admirarlo por completo. Ahora era tan real, había tanta certeza de que ese sería el lugar de gestación de sus futuros cachorros. Se sentía abrumado y complacido. Tembló de emoción cuando depositó un beso con amor en su vientre y levantó la cabeza para comprobar la reacción del tanuki. Le sonreía dulcemente. Era tan hermoso, tan perfecto. - Voy a preñarte algún día, mi hermoso bebé. - Confesó sin más, y vio la cara de JiMin completamente roja de vergüenza. Se tapó el rostro con su pequeñas manitas. - Ni se te ocurra taparte. - Dijo apartando las manos de JiMin y aprisionándolas por encima de su cabeza. - Quiero verlo todo de ti, hoy. Quiero ver lo mucho que voy a hacerte disfrutar. - Besó sus labios y fue bajando. Su cuello, JiMin amaba que se tomara el tiempo de mimar su cuello con besos, caricias y mordidas, le excitaba tanto. - ¿Es tú punto débil, bebé? - Dijo sabiendo la respuesta. JiMin gimió de placer cuando YoonGi le mordió húmedamente. Bajó por su clavícula delgada, su pecho perfecto y atrapó uno de sus pezones en la boca.
- ¡Ah! Hyung... - El otro pezón lo tomó en sus dedos y lo torturó con suavidad. No conocía los límites de JiMin aún. No sabía que le gustaba más, y se tomaría el tiempo para descubrirlo. Succionó el pezón y lo lamió con ansias. Luego pasó al otro y lo mordió ligeramente. Se incorporó sólo un poco para ver su rostro y siguió jugueteando con sus pezones con sus dedos. - Mira, tus pezoncitos están muy duros ya. ¿Te gusta como Hyung trata tus lindos pezones, bebé?
- A bebé le gusta mucho. - Aseguró.
- Eso está bien. Pero Hyung quiere seguir jugando un poco más abajo. ¿Quitarías tu pantalón para que Hyung te vea? - JiMin sonrió y se movió rápido para complacer a su alfa.
- ¿Sólo el pantalón, Hyung? - Le tentó cuando ya tenía la mano en la cremallera.
- De momento. No quieras ir deprisa que tenemos todo el tiempo del mundo. - Habló él. - Quiero admirar tus piernas primero. JiMin bajó su pantalón hasta sus rodillas y YoonGi le ayudó con el resto y terminó lanzándolo lejos. Se colocó entre las piernas del tanuki y acarició su nueva desnudez. - Tan suave. - Susurró. 
- No es justo, Hyung. Bebé también quiere ver su piel. - YoonGi sonrió y complació a su bebé. Se quitó la camisa que llevaba y besó los labios de JiMin dejándo que el pequeño explorase su peil con su manos y le abrazara fuertemente mientras él hacía algo de fricción en su entrepierna para no dejar que la situación se enfriase. Debía mantenerle excitado, caliente y deseoso, pero no demasiado o se correría antes de haber disfrutado lo suficiente el uno del cuerpo del otro. Bajó hasta besar sus piernas y cuando llegó a la parte más interna y superior de su muslo, se le ocurrió algo.
- ¿Me dejarías dejarte una marca aquí? - Acarició la zona antes mencionada con un dedo. - Nadie verá esta zona, incluso si te pones bañador. Sólo se te ve si estás en boxer. - Comentó y suplicó. Vio como JiMin se incorporaba un poco para verle y dudaba. Lamió la zona para tentarle. - Ni si quiera tus padres lo verían, ¿no crees?