Día de oración

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Casi dos semanas pasaron desde aquello. JiMin había hecho caso al consejo de Jin-Hyung y había pactado con sus padres. Les había convencido de que no intentaran cambiarle de colegio porque, aunque la decisión final era suya, él no quería desobedecer a sus padres. Aceptaron con la condición irrevocable de que no estuviera a solas nunca con el tigre o con ningún otro alfa. Eso no lo sabían todos los del grupo, pero decidió decirselo a TaeHyung con el fin de que le ayudara. No quería volver a desobedecer a sus padres. Él, de verdad, quería ser un buen hijo. Desde entonces, TaeHyung se tomó su trabajo en serio y no se despegaba de su amigo ni para ir al baño. Por suerte, durante ese tiempo no hubo más clases conjuntas con el curso de sus Hyungs. Y en el receso, siempre estaban todos juntos. Si hubieran preguntado a YoonGi, este estaba empezando a cansarse de que TaeHyung no se despegara del omega y no dejara que estuvieran un segundo a solas. A pesar de que, disimuladamente, intentaba crear ocasiones en las que acercarse al tanuki, este, ayudado por el gato, siempre conseguía esquivarle. Estaba convencido de que, después de lo que había pasado el tanuki le evitaba deliberadamente, y era la verdad, aunque no entendía las razones.
JiMin, por su parte, no se percataba de los esfuerzos de YoonGi para acercarse a él. Se sentía estúpido por haber creído que podía haber algo entre el imponente e increíble alfa de tigre de Bengala y un simple e inexperto tanuki como él. YoonGi le había dicho aquel día que no le importaba ocuparse de él y de sus problemas, pero eso no hacía que estuviera bien aprovecharse de la amabilidad de su Hyung. Intentaba no estar nunca a su lado cuando se sentaban todos en círculo y limitaba sus conversaciones, todo con el objetivo de no molestarle. No quería seguir dependiendo de él y ser un lastre. No se alejó sólo por eso y porque le había prometido a sus padres que no se quedaría a solas con él de nuevo, a pesar de que JiMin no tenía miedo a que el tigre le pudiera hacer algo malo, como sí pensaban sus padres. Quizá es que su concepto de "malo" era distinto al de sus padre. También se estaba alejando con la idea de olvidar sus sentimientos por YoonGi. No era fácil, estaban en el mismo grupo de amigos y, además, no quería perder a YoonGi como amigo. Eso sí que no. Esa idea no estaba en sus planes y así se lo había dejado muy claro a sus padres. No se sentía bien con esa posibilidad, algo en su interior de lo impedía.

Otra de las condiciones que JiMin aceptó para calmar la furia de sus padres, que era comparable a la suya, debido a su nuevo y desafiante comportamiento, fue que se implicaría más en las actividades del templo ahora que era un adulto. El domingo de la siguiente semana JiMin asistió a sus padres en los momentos de oración. Era una tarea fácil, algo que había ensayado en la intimidad de su familia miles de veces. Pero en el templo, delante de toda esa gente, él era la novedad y sentía que no le quitaban el ojo de encima. Encendió el incienso cuyo olor ayudaba a calmar en ambiente, especialmente a los alfas. Preparó el té ceremonial y lo sirvió sin dudar. Ató el traje de sus padres tal y como había sido enseñado y colocó los libros en su sitio.
Su padre alfa hablaba de la guerra divina entre los seis dioses de los híbridos, cuando JiMin se dio cuenta de que había un hombre de unos treinta y pocos años que no le dejaba de mirar. Su mirada no le gustaba. Le hacía mal. Sintió como que no podía permitir que alguien que no fuera su Hyung le mirara de ese modo. Apartó la mirada, pero sabía que él seguía con la vista fija en él.
- ¡JiMin! - Al terminar la oración, escuchó una voz que reconoció al instante.
- ¿NamJoon-Hyung? - El león caminó despacio con sus padres a la espalda. JiMin le miró confundido, pues sabía que él no era religioso.
- ¿Cómo estás, enano? - JiMin sonrió. No lo consideraba un insulto, sabía que se lo decía con cariño. NamJoon era el más alto de todo el grupo y JiMin el más bajito.
- Hyung, ¿qué hace aquí? - Preguntó.
- Es el cumpleaños de mi padre omega. Todos los cumpleaños venimos al templo a dar gracias. - Explicó el león.
- Así que tú eres JiMin. - Habló el senador. JiMin hizo una reverencia de 90 grados a ambos felinos. NamJoon le había dicho que él era un mestizo, como lo eran JungKook y TaeHyung. Su padre alfa era un león, el león más famoso de toda Corea por ser el senador actual. Y su padre omega era un lince boreal.
- Señor senador. - Habló el padre alfa de JiMin apareciendo por su espalda con una reverencia. Sin duda le había visto en la televisión.
- Sacerdote. - Respondió el senador también imitando el gesto. - Es un placer tener a una familia joven de tanukis en nuestro templo. Los anteriores eran muy buenas personas, pero ya eran demasiado mayores para cargarse con tanto trabajo. Es una suerte que ustedes hayan podido venir desde Busán. Bienvenidos.
- Es usted muy amable, senador. - Dijo el alfa de tanuki con una sonrisa sincera.
- Oppa. - Gritó una niña pequeña colgándose del brazo de NamJoon. - Llévame a caballito.
- No, estamos en el templo. Habla más bajo.
- ¿Quién es esta niña tan adorable? - Quiso saber el padre omega de JiMin mientras se unía a la conversación.
- Señores Park, les presento a mi familia. Mi esposo, él es mi hijo mayor y esta pequeñaja de aquí. - Dijo cogiendo a la niña en brazos. - Es la reina de la casa.
- ¡Qué casualidad! - Exclamó el padre omega de JiMin. - Tú eres compañero de JiMin en el instituto. - NamJoon asintió cortésmente. - Gracias por cuidar de nuestro hijo.
- No es nada. - Sonrió. - JiMin es un angelito. Nunca da problemas. - Bromeó haciendo que JiMin se avergonzara. Que se lo digan a YoonGi-Hyung, pensó JiMin.
- Espero que no duden en venir siempre que nos necesiten. - Aseguró el sacerdote. - Vamos, hijo. Aún hay que recogerlo todo. Si nos disculpan, familia Kim.
- Nosotros también nos retiramos. Hay un cumpleaños que celebrar. - NamJoon tiró de la manga de JiMin pata hablarle al oído.
- Te ves muy lindo con ese atuendo ceremonial. - Rió mostrándole una foto suya que había hecho con el móvil durante la ceremonia de oración.
-¡Hyung! Borre esa foto. - Dijo intentando coger el móvil del león. Pero NamJoon era demasiado alto para él, lo que sólo hacia la situación más ridícula y divertida.
- No. Creo que se la enseñaré a YoonGi-Hyung. - Rió con maldad.
- Ni se le ocurra, Hyung. - Dijo enfurruñado.
- Eres tan lindo. - Rió.
- ¡NamJoon! - Le llamó su padre alfa. - Nos vamos.
- Hasta luego, JiMin. - El tanuki quiso volver a replicar, pero no podía gritar tanto dentro del templo y el león ya había salido corriendo.
- JiMin. Ven aquí. - Le llamó su padre alfa. Acudió a su llamada y vio que su padre le esperaba con el hombre que se había pasado la ceremonia mirándole. - Este es el señor Han. - Seguía mirándole de manera que incomodaba al pequeño tanuki. - Es un viejo amigo de la familia. Ha venido a Seúl por trabajo y va a quedarse en el templo por unas semanas mientras encuentra otro lugar donde quedarse. - JiMin le miró atentamente. Le inspiraba desconfianza. - Saluda, JiMin. - El tanuki obedeció al instante y se inclinó.
- Encantado, señor Han.

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Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora