Dolor y deseo

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Sus ojos se volvieron amarillos y fieros, pero el omega no sentía miedo de él, todo lo contrario, le necesitaba más que nunca. Se dejó abrazar por el tigre. YoonGi acariciaba su espalda y muslos con posesividad mientras le besaba de la forma más húmeda posible. Estaban excitados. El calor de sus celos estaba siendo realmente intenso. El olor de ambos se mezclaba de forma exquisita. Llevó las manos al trasero de su omega y lo masajeó con fuerza. JiMin echó su cabeza hacia atrás rebosante de deseo. Dejó su cuello expuesto y su alfa lo atacó con ferocidad. Lo lamía con deseo de forma brutal. Era suyo y quería poseerlo por completo.
- Mi omega. - Dijo usando su profunda voz de alfa. - Mio. - Gruñó deseoso. Los ojos de JiMin se volvieron brillantes también. Estaba entregado a su alfa, complaciéndole. Se dejaba acariciar, besar y lamer. Su necesidad de aparearse aumentaba a cada segundo. El tanuki estaba loco de deseo y lujuria. Su entrada empezó a humedecerse, lo que no pasó desapercibido para el ansioso alfa. Lo cargó por debajo de los muslos y el tanuki enredó sus piernas en la cintura del tigre. Quería sentirle más cerca. Le dejó caer en la cama y fue directo a desabrochar su pantalón. Bajó pantalón y bóxer todo al mismo tiempo, con velocidad y sin miramiento alguno. JiMin seguía semiinconsciente en alguna parte de su cuerpo, pero no quería detener nada de aquello, lo deseaba y deseaba también complacer al tigre.
- Mi alfa. - YoonGi había perdido por completo el control. En ningún momento dejó de recorrer al tanuki con sus labios y lengua. Cuando le tuvo expuesto de cintura para abajo, le colocó correctamente bajo él y abrió sus piernas casi con violencia. Olisqueó con pasión el aroma que desprendía la piel de sus piernas y se fue acercando más y más a sus partes íntimas. Olfateó, lamió y acarició su miembro con deseo. JiMin ya era un mar de gemidos y apenas podía mantenerse quieto. Del placer que le producía, intentaba cerrar las piernas como un acto reflejo. Eso incomodaba al alfa y lo sostuvo por la cintura y de las piernas con fuerza. Estaba usando demasiada y le hacía algo de daño, pero no podía compararse con el placer que estaba recibiendo.
YoonGi se sacó toda la ropa, lo único que habría faltado por quitar sería la camiseta de JiMin, pero el tigre no lo vio necesario. El tigre volvió a colocarse encima de su pareja y le colocó para que le dejara un mejor acceso a su entrada. El tanuki se dejó hacer. Estaba deseoso de ser llenado por él. El tigre hizo que el omega doblaras las rodillas y levantara un poco el trasero. Sin delicadeza, pasó sus dedos por la entrada de JiMin, queriendo comprobar cuan lubricado estaba. Untó dos de sus dedos en aquella sustancia de olor excitante, frotándolos sin cuidado sobre la entrada de JiMin. El tanuki se deshacía desbordado por la dulce lujuria y agarraba la sábana con sus manitas. Quería ser tomado por su alfa, pero, aún así, se sorprendió por el dolor que le inundó cuando éste introdujo dos dedos de golpe en su entrada y los movió, desde el primer instante, mucho más rápida y profundamente de lo que hubiera sido adecuado para una primera vez. JiMin aguantó el grito en su garganta para no confundir al tigre. Estaba siendo algo doloroso, pero debía aguantar. Por la necesidad que ambos sentían, JiMin apretó los dientes y soportó el dolor. No le fue especialmente difícil, poco a poco, se hacía más fácil. La dilatación estaba siendo brusca, lo reconocía, pero era necesaria. Igualmente, JiMin había leído que muy probablemente dolería y no podía culpar a YoonGi, pues el celo de ambos le había hecho perder el control y estaba necesitado por introducirse en él. Lo comprendía. Además, si seguía así por el tiempo suficiente, podría dilatarse correctamente y recibir el miembro de su alfa gustosamente. Estaba deseoso por hacerlo. El dolor había disminuido un poco y había empezado a sentir algo de placer. Su estado de extrema excitación estaba ayudándole bastante en ese sentido. Antes de que el dolor se fuera del todo, YoonGi sacó sus dedos del recto del omega. JiMin se sintió aliviado y vacío al mismo tiempo. Quería que siguiera dilatándole, obsequiándole cada vez más con ese placer que se estaba formando dentro de él. Creyó que el alfa le estaba dando un respiro y que volvería a besarle y mimarle para mitigar el dolor y darle confianza. Nada más lejos de la realidad. JiMin no pudo evitar soltar un grito de dolor cuando el tigre insertó su gran y duro miembro enteramente y de una sola estocada. El dolor le inundó. Las lágrimas se presentaron llenando su rostro. Gemía y lloraba desconsolado. El tigre le penetraba salvájemente. Se abrazó a él buscando consuelo y algo de alivio. Hundió su nariz en su cuello aspirando su aroma a tierra mojada. Se sintió un poco más calmado, pero el dolor era múltiple y le lastimaba. No era sólo el dolor que le provocaba el tamaño del miembro de YoonGi. Su anillo muscular se distendía más de lo que debía. Al igual que cuando había introducido sus dedos en él, el dolor era similar al de estirar demasiado los músculos después de la clase de gimnasia, sólo que más intenso. Era doloroso, pero bastante soportable, pues su celo estaba preparado para un poco de tensión y la constante lubricación y la excitación mantenían el dolor bastante a raya. El problema principal, es que no era el único dolor que las acciones descontroladas del tigre le hacía sufrir. La violencia de las estocadas de YoonGi hacía que su cadera fuera golpeada una y otra vez. Un intenso dolor mecánico que, de seguir así, molería sus huesos. Sentía que le estaba dando una paliza, cada estocada un golpe. El cuerpo de YoonGi engañaba. Su altura no era excesiva y su constitución era delgada, pero su fuerza era desproporcionada. Juntos, esos dos dolores eran insoportables. Le destrozaría. Pero había un dolor agudo aún más desagradable. Cada vez que el miembro de YoonGi entraba y salía de su interior, era como si le echaran sal y limón en una herida abierta. JiMin tenía una idea de lo que lo ocasionaba. Al introducirse en él con tanta fuerza y con tan rápida e inacabada dilatación, el voluminoso y erecto miembro del tigre le había provocado un desgarro anal. Era tremendamente doloroso. Para colmo, el alfa estaba clavando sus dedos en sus caderas para evitar que JiMin se moviera demasiado como para escapar de él. Sin embargo, y a pesar de todo el sufrimiento por el que estaba pasando, JiMin no quería escapar de él. No deseaba que se detuviera, por raro que pareciera. Su tanuki no hacía aquello por obtener placer sexual, necesitaba aparearse y, después del sufrimiento que estaba experimentando su cuerpo, no escaparía y permitiría que fuera en vano. El alfa debía culminar en su interior para que aquello tuviera algún sentido para ambos animales. Para JiMin era distinto, la idea de quedar preñado por YoonGi no le desagradaba en absoluto, pero sabía que eran jóvenes y seria un hecho desafortunado y estúpido, pero ya se ocuparía de eso después. Tampoco lo hacía, obviamente, por obtener placer sexual y satisfacer sus ansias por estar íntimamente con el hombre al que quería. Aquello no le estaba produciendo placer a pesar de que su animal seguía necesariamente estimulado y excitado por la dura presencia del tigre en su interior. Y aunque no buscaba nada de eso, tampoco quería que se detuviera. Estaba dispuesto a aguantar aquello en pro de la futura relación entre su animal interno y el de YoonGi. Si intentaba detenerles ahora les dejaría insatisfechos y eso les provocaría un perjuicio psicológico que no deseaba. Además, de verdad deseaba complacer a su alfa y aliviar el celo de YoonGi. Ya tendría tiempo para complacerse él y satisfacer todos los deseos de un YoonGi consciente, pero, por el momento, dejaría que su tigre, al que también quería, fuera entero poseedor de su extasiado y dolorido cuerpo e hiciera cuanto le apeteciera con él. Aguantaría allí, abrazado al cuerpo del tigre, aspirando su aroma intentando controlar su dolor, pero no su miedo. No sentía miedo. Sabía que YoonGi recobraría sus sentidos si él desprendía feromonas de miedo, como ya había hecho la vez anterior. No era la misma situación, pero confiaba en él ciegamente. Pero no lo comprobaría, no quería escapar de él. Quería que el tigre pudiera acabar dentro de él, pero agradecería en demasía si éste trataba su cuerpo con más cuidado. Finalmente, no pudo aguantar más el dolor y rompió su silencio, tomó aire para aclarar su voz.
- Más despacio. - Suplicó sollozando. - Me haces daño. - El tigre gruñó, sus ojos no dejaron de brillar, pero salió de repente del tanuki. JiMin dio un grito del dolor cuando eso ocurrió. Vio al alfa jadear encima de él. Se arrepintió de haber hablado. ¿Lo había estropeado? El alfa le observó, aún tenía lujuria en su mirada. Atacó sus labios, que habían estado desamparados hasta ese momento. Seguía siendo agresivo, pero excitante. JiMin aún tenía la preocupación de haber detenido por completo al alfa, mientras correspondía con gusto su beso. El tigre le cogió por la cintura y, de un movimiento, le giró y le colocó boca abajo. JiMin gimió del dolor. Se resentía bastante de la cadera, sobretodo si el tigre era tan brusco. JiMin, desde su posición en cuatro patas, miró hacia atrás y el tigre volvió a besarle tomándole de la nuca con fuerza. JiMin no sabía porque había preferido cambiarle de postura, pero estaba aliviado porque sabía que continuaría con su objetivo de aparearse. No sabía si lo había hecho porque se lo había pedido, pero le había dado unos momentos de respiro. Al menos, ahora estaba preparado pues sabía lo que le esperaba. El tigre apoyó su mano en su espalda y le presionó hacia abajo sin demasiada fuerza, haciéndole entender al omega que quería que recostarse su pecho en el colchón y mantuviera sus caderas levantadas. JiMin se mostró servicial y obediente. Estaba más que deseoso de mostrar su sumisión ante aquel imponente alfa que tanto lo deseaba. A pesar del dolor de la posición mantuvo sus caderas bien colocadas e incluso las movió ligeramente de un lado a otro mostrando al tigre su disposición. Incitándole a introducirse y correrse dentro de él. Las acciones de JiMin, a diferencia de las de YoonGi, no eran exclusivamente suyas o de su animal interior. YoonGi se había esforzado en separar sus dos partes para así reprimir al violento tigre, pero JiMin era, prácticamente, uno solo con su tanuki. Era difícil separar sus mentes, deseos y acciones. Por eso se sentía tan contradictorio en ocasiones. El tigre entendió correctamente la invitación del tanuki para volver a tomarle. Parecía algo más tranquilo, pero cuando le penetró de nuevo el dolor seguía siendo alto. El desgarro que le había ocasionado antes necesitaría un tiempo para curarse. El vaivén de las embestidas seguía siendo constante, rápido y fuerte, pero no como antes, no había brutalidad. En esa posición la penetración era algo más profunda, pero eso ya no suponía un problema. Una de las manos de YoonGi se mantenía en su cadera, pero ya no se incrustaba haciéndole tanto daño, pues había comprendido al fin que el tanuki no tenía intención alguna de escapar de él y estaba tan deseoso de ser llenado por su esperma como él lo estaba de colmarle de su corrida. Ahora sólo usaba esa mano en su cadera para llevar el ritmo con mayor facilidad. JiMin seguía sufriendo mucho dolor, pero no tanto como antes. Pero ya no podía extasiarse del aromas de su alfa de la misma manera que antes, pues no tenía acceso al cuello del alfa. Sorpresivamente para JiMin, la mano libre de el alfa se dirigió a su miembro y lo masturbó con energía. A pesar de que el dolor continuaba, empezó a sentir placer con las nuevas atenciones del alfa y sus gemidos ya no fueron sólo de dolor. Sus movimientos eran certeros, acompasado con las estocadas. El placer estaba consiguiendo que olvidase un poco el dolor. Se abrazó a la almohada y escondió su rojo rostro en ella. Su mano era grande y tenía mucha experiencia y destreza. Había estado excitado con el aroma del alfa todo ese tiempo, pero sus necesidades sexuales habían sido por completo desatendidas hasta ahora. Sin ser consciente, debido al dolor que había estado sufriendo, quería desesperadamente atenciones que le hicieran venirse a él. El tigre sí lo había notado y, en su interior, le complació que su omega al fin disfrutase de su tacto. JiMin sintió un espasmo en todo su cuerpo, estaba por correrse. El alfa estaba conteniendo su orgasmo a la espera de que el tanuki tuviera el suyo, pero eso, JiMin no lo sabía.
- ¡Ah! ¡YoonGi-Hyung! - Gimió todo lo alto que necesitó, avisando de que estaba en su límite. El alfa quitó su mano de la cadera de JiMin y la dirigió hacia su cuello, consiguiendo que le mirara. Observó con satisfacción el rostro lacrimoso y excitado de su omega jadeante y gimiente. La boca abierta para poder respirar mejor y un fino hilo de saliva que caía de ella. Sus ojos rojos del llanto y toda su cara colorada.
- Mírame mientras culminas. - Habló el alfa al mismo tiempo que aumentaba el movimiento de su mano y hacía que su omega tuviera su orgasmo. JiMin obedeció, por supuesto, y mantuvo la mirada sobre su alfa mientras gemía al liberar todo su espera sobre el colchón.
- ¡Ah! - Gritó haciendo que el alfa estuviera satisfecho. Agotado, se dejó caer sobre el colchón y dejó que el tigre tuviera su cuerpo a su entera disposición. Siguió sosteniéndole de la cadera y continuó embistiéndoles una cuantas veces más. Gruñó de excitación cuando se corrió enteramente en el interior del tanuki, el cual también se sintió complacido. Y a JiMin le agradó sobremanera sentir el semen de YoonGi cálido y rebosante dentro de él. El alfa se mantuvo dentro de él y en la misma posición, pero completamente quieto, por un par de minutos. Quería que la mayor cantidad de semen estuviera bien dentro de él y no se desperdiciase, así habría más posibilidades de dejar embarazado a su omega. Cuando salió finalmente, también fue doloroso para JiMin y se alegró de que hubiese terminado. El tanuki cayó a plomo rendido sobre el colchón y el tigre se colocó a su lado. Rodeó su cintura con su brazo y tiró de él para acercárselo. JiMin dio un gemido de dolor por el movimiento, pero una vez colocado se acurrucó más y pegó su espalda al pecho del alfa todo lo que pudo. El tigre, porque YoonGi no había recuperado el dominio sobre su cuerpo aún, le abrazó en un acto de protección y posesión.
- Mi omega. Sólo mío. - Reafirmó con su profunda voz. JiMin rió.
- Por supuesto que soy sólo tuyo, mi alfa. - El tigre dejo escapar un ronroneo de gusto por la sumisión de su adorado omega. Pasó la mano por debajo de la camiseta de JiMin, que no se había quitado en ningún momento, y la colocó en su vientre. Si después de aquello crecía una vida en el interior de su omega, les protegería con su vida. JiMin cayó inmediatamente preso del sueño, rendido ante la reconfortante calidez del abrazo de su alfa y las dulces caricias que este hacía en su vientre.


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