La habitación

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- Es... es... - Dijo JiMin mirando al interior de la habitación de YoonGi.
- ¿Decepcionante? - Sugirió YoonGi con una sonrisa.
- ¡No! - Se apresuró a decir. - Es sólo que no me la esperaba así.
- ¿Qué te esperabas? ¿Paredes rojas y sábanas de satén? ¿Una mazmorra con una cruz de San Andrés, una jaula y un potro de tortura? Sería muy típico del BDSM. - Comentó medio riendo.
- Yo... - No sabía muy bien lo que esperaba. - Ni si quiera sé que es una cruz de San Andrés. - Aseguró.
JiMin no sabía que esperaba, pero no era eso. Era una habitación no especialmente grande, pero con espacio suficiente alrededor de la cama de matrimonio, pues no había nada más que la misma cama y una mesilla de noche en la habitación. Las paredes eran blancas, excepto la del cabecero de la cama, que era de un gris apagado. No demasiado oscuro. El suelo era de lamas de madera del mismo tono de gris. La cama era bastante grande, tenía el canapé de un color negro metálico, y de las cuatro esquinas salían cuatro barras de metal, también negro, que se unían más arriba formando un dosel, pero no había ninguna cortina. Era un estilo moderno y minimalista. En realidad, parecía muy del estilo del tigre. El armario empotrado casi se camuflaba con el pared blanca y lo mismo pasaba con una puerta, que debía conectar con el único baño que había en la casa.
- Sólo pensé que estaría más... ¿adaptada? - Confesó.
- Créeme que tengo todo lo que necesito. Aunque en alguna ocasión especial, reconozco que he alquilado una habitación y algunos aparatos en El Callejón. - Dijo. - Pero esta habitación tiene los detalles necesarios. - JiMin no veía detalle alguno que indicara el tipo de prácticas que se llevaban allí. El tigre de acercó a la cama y se agachó. Tiró de algo que estaba enganchado bajo una de las esquinas del canapé de la cama. Salió una argolla que quedaba bien sujeta a la cama. Hizo lo mismo y sacó otra argolla en la otra esquina. Levantó su mano y rozó otros dos aros similares que había en la barra horizontal del dosel y de los que JiMin no se había percatado. - ¿Sabes para que están estos 4 aros de metal? - JiMin tragó saliva y negó. Aunque podía hacerse una idea. - Pues funciona igual que una cruz de San Andrés. Si coloco 4 esposas en esas argollas, tengo un excelente método de restricción de manos y pies. - JiMin sintió un escalofrío. Con eso y con algunos juguetes que tengo... - Dijo señalando al armario. - ...y algunos más que voy comprando, tengo todo lo necesito para disfrutar del sexo en la manera que más me gusta. - Le sonrió.
- Debes tener una gran colección de juguetes. - Dijo el tanuki a media voz.
- No creas. - Aseguró. - Cosas básicas sí, claro. Pero las que son más específicas y van en gustos del sumiso tiendo a comprarlas personalizadas y cuando acabo una relación, se las regalo al sumiso. No me gusta usar una cosa personal en dos sumisos. - Dijo el tigre.
- Entiendo. La verdad suena un poco sucio. - Sonó aliviado JiMin.
- No lo hago por eso. Las cosas pueden limpiarse bien. Pero si compro algo personalizado lo hago pensando en esa persona y en sus gustos, no estaría bien usarlo con el siguiente, porque no está hecho pensando en él. ¿Comprendes? - Asintió entendiendo a la perfección lo que el tigre decía. No querría que ningún otro sumiso usara los juguetes que YoonGi comprara pensando en él. Un momento.
- Hyung... - Su voz era casi un avergonzado susurro. - ¿Comprarás también juguetes como esos para mí? - El tigre se acercó al tanuki con gesto lascivo. Era un depredador y el pequeño allí presente era su presa. Pero eso era los que la presa quería. Le rodeó levemente por la cintura.
- ¿Eso te gustaría? - JiMin apretó los dientes por la vergüenza y asintió débilmente. - En ese caso, llegado el momento, elegiré cuidadosamente los juguetes que voy a usar en ti. Los escogeré con más ganas y dedicación que nunca, mi pequeño pervertido. - Acarició sus caderas con delicadeza. JiMin ya se estaba retorciendo del gusto y deseaba que nunca se detuviera. - Trataré muy bien tu cuerpo con un montón de cosas bonitas. ¿Me dejarás? - El tanuki asintió de nuevo sin dudar. Ya estaba por completo a merced del tigre. YoonGi no podía decirle esas cosas y esperar que JiMin mantuviera la cabeza en su sitio.
- Mi cuerpo es suyo, Hyung. - Afirmó sin poder evitarlo.
- Lo sé, mi pequeño. - Lo acercó un poco más a él. - Me alegra que lo aceptes tan bien y que estés tan dispuesto para Hyung. Me encanta tenerte tan entregado a la causa. - Rió un poco y se acercó a su oído. - Tan dócil y subyugado ante mí. - Susurró. - Mi buen y obediente sumiso. - Estaba totalmente extasiado por la palabras del alfa. YoonGi no había querido llegar tan lejos, así que suavemente le apartó de él. Le dio un beso en la frente, le dedicó una cálida sonrisa y lentamente se dio la vuelta para salir de la habitación.
- Hyung... - El omega sonó suplicante de tal forma que YoonGi se dio la vuelta en un instante. Casi preocupado. El tanuki se había quedado quito en su sitio. - Seré un chico bueno. - Dijo de repente.
- Claro que sí, mi pequeño. Ya lo eres. - Le dio confianza. JiMin parecía haber caído en un trance.
- Entonces, ¿Hyung me dejaría probar algo ahora? - Propuso.
- No, JiMin. - Dijo sereno pero firme. - Antes de empezar con las sesiones de sumisión, si aceptas finalmente. Tienes que ver lo que quiero mostrarte. Ya te lo he dicho más veces. - Aseguró suave.
- Pero usted y yo ya hicimos...
- JiMin. - Habló algo más enérgico. - Lo que pasó... - JiMin vio como empezó a temblarle la mano. - No sigas recordándomelo, por favor. Sabes que no soporto volver a sentir el daño que te hice. - El omega se acercó rápidamente a su alfa para consolarlo.
- No me refería a eso, Hyung. - Habló rápido tomando sus manos. - Me refería al baño de la última planta en el instituto. ¿Recuerda, Hyung? - YoonGi se calmó bastante al recordarlo. - Usted me cubrió con su olor. Nunca me he sentido tan bien. - Reconoció. - Usted... hizo algo... - YoonGi permaneció esperando a que sus palabras continuaran. - Yo quisiera intentar hacerle sentir bien también. ¿Puedo, Hyung? - El tigre intentó respirar despacio. ¿Qué estaría rondando por la cabeza de su omega?
- Esta bien. Si es lo que quieres. - El tanuki interior de JiMin saltó de alegría. El omega llevó su mano directamente al botón del pantalón del alfa. Quito el pantalón ante la atenta y curiosa, aunque serena, mirada del alfa. El tanuki parecía nervioso pero feliz. Como un niño listo para abrir los regalos de navidad. Entonces se arrodilló delante de su Hyung y éste lo entendió todo. - ¿Estás seguro, JiMin? - Le preguntó. - No te fuerces para complacerme a mí.
- Quiero hacerlo, Hyung. De verdad quiero. - Aseguró. - Pero no sé muy bien como. - Reconoció. - ¿Y si lo que hago no le gusta? - YoonGi sonrió enternecido.
- No te preocupes. La práctica hace al maestro. - Le calmó acariciándole suavemente el cabello. - ¿Quieres que te guíe un poco? - Le dijo. JiMin asintió algo avergonzado. - Está bien. - Su voz era tan grave como siempre, pero nunca le había sonado tan dulce. - Tómalo con calma. - JiMin se acercó un poco más a las piernas de su Hyung y las acarició un poco. Aproximó su rostro a la entrepierna de YoonGi y pasó suavemente su nariz por encima de la tela de su bóxer negro. Dejó un beso sobre esta y empezó a frotarla dulcemente contra su mejilla, su nariz, sus labios. Podía ver claramente como se endurecía su miembró con cuidado el elástico y tiró de él hacia abajo asta sacar el bóxer de las piernas de su Hyung. No podía dejar de mirar su extensa longitud. Alzó un mano y la tocó con la yema de los dedos. Miró a YoonGi, que le sonreía cálidamente mientras no dejaba de acariciarle el pelo. Eso le daba seguridad. La acarició un poco, la tomó en su mano y la besó tímidamente.
- Lámelo un poco. - Pidió el tigre. - Como un perrito. - JiMin sacó la lengua y lamió del inicio a la punta todo el pene. Repitió la acción varias veces. - Céntrate en el glande. Lámelo bien antes de tomarlo. - JiMin tomó el miembro entre sus manos y lamió la punta con rapidez y necesidad. Oyó a YoonGi soltar un largo suspiro. - Eso está muy bien, mi pequeño. Usa también tus manos, mi bebé. Masturbarme como te lo harías a ti mismo. Acaricia mis testículos. - JiMin obedecía gratamente. Quería que su Hyung se sintiera muy bien. Quería que sus piernas temblaran como habían temblado las suyas. Siguió lamiendo. Movía sus pequeñas manos bombeando toda la longitud y de vez en cuando, jugaba con las bolas de su alfa. La visión que tenía JiMin le encantaba. El pene de su Hyung a su entera disposición. La situación le estaba excitando, pues sabía que YoonGi no le quitaba ojo mientras se la lamía con ganas. Usó la punta de la lengua para investigar un poco en el orificio del pene de YoonGi. Algo de líquido preseminal salió de este y JiMin lo lamió y probó encantado. - Muy bien, mi bebé. Sigue así. Hyung está muy agradecido con su bebé. - Afirmó. - Pero se está desesperando un poco. - Apretó un poco el agarre sobre la cabeza de JiMin, nada remotamente doloroso. - No me tortures y chúpala.
- No sé muy bien cómo hacerlo. - Reconoció jadeante.
- Sólo métela en tu boca y ten cuidado de no morderme. Aprieta un poquito con tus labios y succiona. - Así lo hizo. Metió el glande de YoonGi en su boca sin pensárselo. Lo chupó como si fuera un chupa-chups. YoonGi empezó a jadear pesadamente y a soltar gruñidos. Viendo que respondía tan bien introdujo en su boca todó lo que le cabió, que fue algo más de la mitad. Empezó a mamársela, pero no podía llevar bien el ritmo. Quería introducir más, pero no podía.
- Hyung. - Gimió. - No puedo tenerla toda. - Se quejó. - Cuando usted lo hizo todo el pene de bebé estaba dentro. No puedo, Hyung. - Sollozó. YoonGi casi muere por la vista que JiMin le daba. Le miraba con ojos de cachorrito adorable sin dejar de masturbarle con las manos esperando su respuesta.
- No puedes tomarla entera la primera vez. - Aseguró jadeando. Aquello le quitaba el aliento. Su inocente y dulce bebé corrompido. Mamándosela enérgica y gustosamente. - Te enseñaré poco a poco a tener una garganta profunda y a la medida de Hyung. - Le aseguró y JiMin sonrió complacido.
- Bebé quiere que todo su cuerpo esté ajustado sólo al suyo, Hyung. - El alfa casi se corre al oír aquello. JiMin volvió a introducirse el pene de YoonGi en la boca y aquello que no le entraba lo atendía con sus manitas. Se esmeraba en su trabajo, aunque le costaba, y YoonGi no paraba de soltar gruñidos de lujuria. - Así, mi bebé. Sigue dándole placer a tu alfa con esa bonita boquita que tienes. - JiMin creyó que sería un poco más fácil. No conseguía mantener unas chupadas constantes. - Deja que te ayude con el ritmo, bebé. - JiMin se dejó guiar sin protestar. YoonGi tomó la cabeza con delicadeza una vez más y le movió la cabeza a un ritmo lento y regular de adelante hacia atrás, sin forzarle más de lo que podía tragar. - Hazlo con un poco más de fuerza y subiré la velocidad. - Así lo hicieron. JiMin empezó a cogerle el truco con la ayuda de su Hyung y empezó a forzarse un poco para llegar más profundo. YoonGi dejó que eso lo hiciera solo y pusiera su propio límite. - Así. Muy bien. - Gimió bajo. - Un poco más, mi bebé. - JiMin succionó con algo más de fuerza y las piernas de YoonGi temblaron. JiMin se felicitó mentalmente. - ¡Ah! - Soltó un gemido alto y grave. Y jadeo con más fuerza. - Voy a correrme, bebé. Tienes que... apartarte. YoonGi quitó la mano de la cabeza de JiMin para dejar que se apartara, pero JiMin continuó. - Quítate o me vendré en tu boca. - Le aseguró. Pero a JiMin no parecía importarle y, ahora que había cogido un buen ritmo, quería llegar hasta el final. - ¡Ah! - Todo su cuerpo sufrió un espasmo cuando se corrió. JiMin lo estaba esperando, pero aún así no pudo mantenerlo todo en su boca. Cuando acabó, el tigre bajó la mirada y se habría corrido otra vez de no ser porque era demasiado pronto. JiMin tenía hinchadas las mejillas llenas por el semen de su alfa. El semen que no había podido mantener en u boca escurría eróticamente de sus labios hasta su cuello. Parte había caído también en sus mejillas. El omega parecía satisfecho. Miraba al tigre con fingida inocencia. YoonGi leyó sus intenciones.
- Ni se te ocurra tragar... - Lo hizo pasar por su garganta sonoramente. Para empeorarlo, lamió gustosamente sus labios para intentar tomar todo lo que no había entrado en su boca. YoonGi habló muy despacio. - ¿Acabas de desobedecerme, bebé travieso? - El tanuki mordió su labio inferior. - No sabes lo que has hecho.

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Like Cats and Dogs. |YoonMin| |Omegaverse|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora