Capítulo 13

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MICHELLE

El sol me cubre todo el rostro y me anuncia que ha llegado un nuevo día. Abro los ojos lentamente, preguntándome donde me encuentro. No tardó mucho en recordar los últimos sucesos; pase la noche a la intemperie junto al Príncipe luego de haber hecho las paces. Me duele todo el cuerpo producto de lo mal que dormí, el suelo duro del bosque no es el mejor colchón y mi mano mucho menos una buena almohada. Supongo que deberé acostumbrarme a pasar muchas noches como la de ayer. Levanto la vista y no veo señales de mi acompañante, decido ponerme de pie y revisar los alrededores.

No camino mucho cuando escucho el sonido de un río y veo una cabellera rubia a lo lejos, me acerco y me percato que no se encuentra solo. Acaricia suavemente la cabeza de un corcel puramente blanco, de cuello largo, ojos grandes y patas fuertes. Es tan blanco que parece mágico, como si proviniera del mismo cielo. Me acerco un poco más a ellos con una sonrisa de oreja a oreja.

¡Me encantan los animales!

Me paro en seco cuando me percato que en la frente del corcel sobresale un cuerno dorado.

¡¿Se trata de un unicornio?!

─ ¿De dónde lo sacaste? ─pregunto alterada mientras me coloco a su lado.

─Fue un regalo de mis padres ─responde mientras sigue acariciando al animal.

─ ¿Te regalaron un unicornio? ─blanqueo los ojos. El animal comienza a relinchar y hamaquearse molesto. El Príncipe lo sujeta de la cabeza y lo calma.

─No es un unicornio─ responde cortante sin prestarme atención.

─Tiene un cuerno en la frente ─digo señalando con mi dedo índice la protuberancia de su mascota─. Si no es un unicornio, entonces ¿qué es? ¿Un pony? ─el corcel vuelve a perder el control pero esta vez él no lo contiene, doy varias pasos hacia atrás con precaución cuando veo que viene hacia mí. Como de costumbre, tropiezo y caigo al suelo, el rostro del unicornio/pony queda en frente mío, este me relincha molesto y puedo ver su odio a través de sus grandes ojos.

¡¿Este animal entendió mis insultos hacia él?!

─ Pegaso es suficiente ─ordena El Príncipe. El corcel se aleja y vuelve al lado de su amo.

─ ¿Pe─ga─so? ─tartamudeo de la sorpresa mientras vuelvo a colocarme de pie─. ¿El caballo con alas?─ pregunto atónita.

─Que otro caballo conoces con ese nombre ─responde irónico.

─ ¿Dónde están sus alas?─pregunto ignorando su mal genio.

─Mientras no vuela no las despliega ─responde serio.

─ ¿Y tiene poderes mágicos también? ─pregunto curiosa.

─Haces muchas preguntas ─suelta un suspiro aparentemente cansado de mí.

─ ¡No todos los días ves un caballo con cuerno y alas! ─me defiendo y me encojo de hombros.

Él no me presta ni la más mínima atención, está concentrado en su mascota. La cual me observa reacia. A pesar de esto extiendo mi mano para acariciar su pelaje, esta mueve la cabeza con intenciones de morderme pero El Príncipe retira mi mano antes de que esto suceda.

─No le gustan los desconocidos ─espeta seriamente con su mano encerrada en la mía.

─Como su dueño ─comento burlona mientras rodeo los ojos; él me suelta bruscamente─. ¡Auch! Tu siempre tan delicado ─refunfuño sarcásticamente a la vez que me sobo la muñeca ─mas que el hecho de que no le gustan los desconocidos pareciera que yo no le agrado mucho.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora