Capítulo 84 Parte 3

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MARCUS

Los niños de cabello de fuego saltan en mi espacio. No paran de burlarse de mí. La situación me está haciendo perder la paciencia.

No debí haberme quedado viendo su rostro mientras dormía, no tenía idea de que estaba siendo observado; y al parecer, también juzgado. Me dio curiosidad por saber si todavía me sentía extraño con ella. Quise analizar sus facciones, las cuales, no había notado que fueran tan finas.

Es linda, de una manera distinta a la belleza de Selene.

Tierna, es la palabra que busco.

Fui visto, ahora todos piensan que me gusta esta chica. Las cosas no son así, me llama la atención, nada más. No pueden crucificarme por habérmele quedado viendo. En ningún momento me paso por la cabeza besarla. No quería. Esas no eran mis aspiraciones.

Los gritos de los niños me exasperan, me estoy quedando sin fuerzas para suprimir la rabia que cargo.

─ ¡No me gusta! ¡¿Quién podría interesarse en una chica como ella?! ¡Es fastidiosa, necia, no tiene gracia y solo me mete en problemas! ¡No estoy interesado en besarla porque nada de ella me agrada! ─exploto. Las manos me palpitan por haberlas golpeado contra el fregadero.

He dicho cosas hirientes. Me deje llevar por la furia y no pensé lo que decía. Mas que exponer frente a todos mi nulo interés en mi compañera, lo he dicho en voz alta para convencerme a mí mismo de que no me pasa nada con ella.

Escogí el peor momento para hacerlo.

Me giro, sabiendo que me espera una lluvia de insultos de su parte. Mientras más rápido lo haga, más rápido se acabara.

La veo y lo primero que pienso, es que no debí haberme girado. Está llorando. Lo que más me pesa es el vacío existencial en su mirada. El hecho de que no me ataque porque lo que le he dicho se ha saltado la rabia y ha ido directamente al dolor.

─Michelle... ─murmura la chica pelirroja. Detecto el pesar en su rostro preocupado.

─Lo sabía. Tú realmente..., me odias ─dice con una sonrisa comprensiva.

De sus ojos no paran de salir lágrimas. La había visto llorar antes; pero no como hoy. Me siento extremadamente conmocionado y sobretodo culpable. La he hecho llorar de nuevo. Fui cruel e insensato, ella no tiene que pagar por la confusión que experimento. Una confusión que no entiendo; y por ello, me hace sentir desesperado.

Verla llorar me angustia.

No sé qué decir para corregir mis palabras. En lo que mi conciencia me carcome, ella sale corriendo. Me quedo quieto, sin saber si debo ir detrás de ella. Escucho el ruido de la puerta abriéndose, lo que me indica que ha salido a la calle. Eso no es bueno. Con lo inestable que esta puede hacer alguna locura o peor, las piedras pueden descontrolarse. Corro en su búsqueda, dejando extrañados a la familia que nos da posada.

Me preocupa su estado; pero sobretodo, me preocupan los pensamientos que debe estar teniendo sobre mí ahora mismo. Me estresa tanto saber que me está odiando y que cuanto la alcance me despreciara. Yo mismo provoque esto y me arrepiento. Me arrepiento por no ser honesto. Me arrepiento por desquitarme con ella. Me arrepiento por darle tantas vueltas al asunto cuando el destino en persona se encargara de darle un fin a mi confusión.

Ella se ira pronto.

Se ira, desaparecerá. No la volveré a ver más nunca. No me causara más dolores de cabeza. Mi función de guardaespaldas y este viaje acabaran. Regresaré a mis días de paz en Ishrán, viviendo en mi acogedor castillo.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora