Capítulo 26 Parte 3

1K 144 26
                                    

MICHELLE

─Michelle, necesito hablar contigo ─ordena y giro bruscamente.

─No, Thrall. Tú y yo no tenemos nada que hablar ─respondo de malhumor y relajo el rostro─. Estoy muy contenta por ti porque pudiste seguir adelante. Te felicito, en serio ─sentencio y prosigo mi camino.

─Solo déjame explicarte ─ruega tratando de retenerme.

─No hace falta, ahórratelo niego con la cabeza─. Quedemos como amigos y olvidemos lo que paso esa noche ─él da un paso adelante para acercarse más a mí.

─Yo no quiero ser tu amigo ─confiesa descaradamente y maldigo por sentirme nerviosa ante sus palabras. Él me sujeta por el antebrazo causando una revoltura de emociones en mi estómago─. Estoy confundido ─lo empujó hacia adelante.

─ ¿Qué? Como puedes decir algo así cuando tu novia está a unos cuantos metros ─señalo con el dedo índice hacia el campo─. No seas sinvergüenza Thrall, por favor déjame en paz ─espeto molesta y continúo mi andar.

─ ¿Por qué me mentiste? ─me detengo confundida y vuelvo a girarme hacia él.

─ ¿Ah? ─pregunto sin entender a qué se refiere, su semblante se torna serio.

─Dijiste que no podíamos estar juntos porque un día tendrías que regresar a tu mundo ─frunce el ceño aparentemente molesto mientras camina hacia mi dirección.

─ ¿Qué hay con eso? ─alzo los hombros.

─Que ahora estas con El Príncipe sin importarte esa parte ─abro los ojos como platos─, ¡¿Cómo pudiste juntarte con ese tipo después de lo que nos hizo?! ─grita enojado mientras mi rostro se deforma.

─ ¿Te estas escuchando? ─arrugo las cejas hasta más no poder, es la idea más estúpida que he escuchado en toda mi vida─. Como puedes creer que entre él y yo existe algo. No seas absurdo ─ indignada, azoto los brazos en el aire.

─No me lo ocultes. Vi como lo mirabas, si entre ustedes no sucede nada por lo menos puedes aceptar que te gusta ─farfulla cosas sin sentido.

─ ¡Claro que no! ¡No lo soporto! ¡No tienes idea de lo harta que estoy de él! ─grito cansada de sus acusaciones raras y de mal gusto.

─No te creo ─dice cortante y suelto un bufido.

─No me interesa, no tengo porque demostrarte nada. Me da igual lo que pienses de mí, lo único que quiero es que te detengas con este tema y me dejes tranquila ─sentencio y me alejo de él furiosa dando fuerte pisadas contra el suelo.

¿Qué a mí me gusta El Príncipe?

Dios me libre.

Sí, es cierto. Una que otra vez me he sentido un poco nerviosa a su lado; pero solo ha sido por las situaciones peligrosas que hemos compartido y que han elevado mis emociones al máximo.

Es por eso, no porque él me guste como chico.

Llego al campo y me percato que El Príncipe está juntando leña para la fogata mientras Ainhoa lo contempla embobada. No pierde ningún movimiento, sus párpados deben estar resecos por el esfuerzo que hace por mantenerlos abiertos.

Esta chica debería disimular un poco; aunque sea por el hecho de estar en la casa de su novio.

Curiosamente su novio no sabe tampoco lo que es eso. Tal para cual.

Las luces tenues de la cabaña nos proporcionan poca luz; por lo tanto, El Príncipe ha clavado una antorcha en el suelo para ayudarnos un poco con la visión. Busco ramitas para agregarlas en la fogata, cuando me percato que llega Thrall con las tiendas de acampar; las lanza de mala gana al suelo y yo intento ignorar su berrinche de niño chiquito.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora