Capítulo 67 Parte 1

1K 134 5
                                    

MICHELLE

Ha llegado el fatídico día: la fiesta de su majestad. Desde ayer el pueblo se ha convertido en un desfile de carrozas doradas que son conducidas por caballos pura sangre del más fino linaje. El porte de estas criaturas acompañan al de sus dueños, hasta los caballeros portan armaduras relucientes y su aspecto pulcro e imponente asusta a los bandidos.

Toda la calle ha sido invadida por guirnaldas de colores y flores han sido colocadas en todas las viviendas aledañas. Ishrán, se ha transformado en un hermoso sitio solo para recibir a todos los nobles del mundo. Estos se ocultan en sus carruajes, evitando cualquier interacción con los mortales.

Malditos ricos.

Desde una callejuela a un costado de la principal observo todo el espectáculo. Me parece tan estúpido que la gente se junte a ver desfilar a estas personas solo porque nacieron en cuna de oro. No tiene sentido hacer toda una venia porque llegaron nobles a estas tierras, solo son personas que ostentan coronas y que no tienen ni la delicadeza en dejarse ver.

Me he visto envuelta en esta situación porque la Sra. Amelia me pidió que la acompañara junto con Izan. Ninguno de los hombres de la familia quería venir, el Sr. Robert porque tenía que terminar de cosechar los sembradíos antes del mediodía, quiere tener toda la tarde libre para decidir que ponerse y como actuara frente a la alta alcurnia. De más está decir las razones de Thrall, su desprecio por la clase alta es enorme, todas las rencillas que ha tenido con El Príncipe le han dejado secuelas.

A mí también me molestan; pero no los meto a todos en el mismo saco. Además, soy chusma y quiero saber el tema actual del pueblo; aunque no tenga con quien bochinchear. Podría con la Sra. Amelia; pero ella solo alabara sus modales y lo bien parecidos que son, yo busco criticar sus vestidos y reírme de su equívoca sensación de superioridad.

Mi boleto al infierno ya está asegurado.

Así que heme aquí, viendo un desfile pomposo con una señora mayor y un niño inquieto.

***

Cae la noche, el crepúsculo se va tiñendo de naranjas y rojos. Todos en la casa están enloquecidos. Corren de un lado a otro con la ropa a medio poner. El Sr. Robert limpia un saco negro elegante que alquilo para la ocasión, le pasa tanto el cepillo que juraría verlo blanco. Izan se ha puesto su mejor traje, su mamá lo ha peinado hacia atrás para que luzca más impecable. Se rasca la cabeza y es regañado, con lo que le costó a la Sra. Amelia peinarlo no dejara que lo arruine sin todavía llegar al palacio. Por otro lado, ella se ha enfundado en un vestido de muselina azul con piedras incrustadas en el centro y con un rodete se ha recogido las hebras blancas. Se ve tan hermosa y delicada, fácilmente podría pasar como La Reina de Ishrán.

¡Y mucho le envidiaría esa señora!

Thrall, pese a repetir como un loro que no quería asistir a la fiesta, término siendo arrastrado por los deseos de su madre. Ella quería que estuviera toda la familia reunida, aunque solo sea para que nos vieran llegar. Por lo que no le quedó otra que vestirse igual de elegante que el Sr. Robert.

Yo me he puesto uno de los vestidos de la Sra. Amelia. Lo encontré tan formal y lindo que no me atrevía a ponérmelo para diario. En cuanto supe que la invitación era real, el traje de tafetán color crema, con encajes y lazos acaparo mi mente. He completado mi arreglo peinándome con una media cola. Mi cabello castaño luce extrañamente ondulado, lo he atribuido a las lluvias de los últimos días. Me parece que me ha sentado bien, tiene más cuerpo y resalta mi rostro.

 Me parece que me ha sentado bien, tiene más cuerpo y resalta mi rostro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora