Capítulo 17 Parte 3

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MICHELLE

Me quedo atónita con la mirada clavada en el Príncipe, el cual todavía está recuperando el aire que hace unos segundos le arrebataron.

─Encontré a la rata ─comenta El Jefazo mientras sigue jalándome del cuello del vestido─. Me he cansado de jugar con el chico, es hora de que termine con esto para que tú y yo podamos localizar esas piedras mágicas ─su sonrisa me aterra. Él me suelta y caigo súbitamente al suelo.

Desaparece de mi lado y rápidamente se posiciona en frente del Príncipe, le proporciona un fuerte golpe en el estómago lo que le provoca otro ataque de tos. El Príncipe pese a estar magullado sonríe y ríe por lo bajo.

─ ¿Eso es todo lo que tienes? ─pregunta burlonamente El Príncipe y blande su espada inútilmente contra El Jefazo; este nuevamente la detiene con su mano, se la arrebata y la lanza lejos. El sonido de la espada golpeándose contra el suelo causa un eco ensordecedor.

─Deberías aprender a cerrar esa boca ─le propicia una lluvia de golpes, lanza un ataque después del otro sin parar.

Me quedo observando la escena horrorizada, si no hago nada lo va a matar a golpes. Estoy segura que eso es lo que busca en realidad.

Agarro un pedazo de madera y se lo reviento en la cabeza al Jefazo; sin embargo, esto no parece afectarle en absoluto. Él se voltea hacia mí y suelta al Príncipe, el cual tiene el rostro lleno de magulladuras y sangre.

─ ¡Estúpida! ¡Vete! ─grita El Príncipe alterado mientras sigue regado en el suelo. El Jefazo pisa fuertemente uno de sus tobillos, ocasionando que se retuerza del dolor.

─No intervengas, ahora termino contigo ─sonríe maliciosamente─, pero primero tendré que darle una lección a mi nueva mascota ─levanta un brazo y la espada del Príncipe viaja hasta su mano, la examina contento y cambia su mirada súbitamente hacia mí.

El terror me invade, mis piernas no se mueven para nada. El Jefazo desciende el brazo y en cuestión de segundos creo ver y sentir como la espada me desgarra parte del pecho; pero esto no llega a suceder, un cuerpo se atraviesa entre los dos recibiendo todo el ataque en mi lugar.

Puedo ver en cámara lenta como la sangre de su cuerpo se derrama, como sus cabellos rubios danzan en el aire por la velocidad de sus movimientos y como su cuerpo acribillado casi sin vida cae de espalda hacia mi dirección. Lo sostengo por la espalda pero no resisto su peso y caemos los dos al suelo. Su cabeza se recuesta en mi pecho mientras que mis manos se manchan por completo de su sangre.

Mi mandíbula se expande, sin creer lo que acaba de suceder. El Príncipe arriesgo su vida por mí y ahora yace sobre mi regazo moribundo.

─ ¿Por qué...? ─susurro perpleja mientras recorro con la vista su cuerpo, el cual, se encuentra lleno de cortadas y bañado en sangre. No puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas al verlo en ese estado tan grave.

Acaso... ¿se morirá?

Siento una presión en el pecho cuando la idea recorre mi mente.

Gotas de tristeza atraviesan mis mejillas y caen sin permiso sobre el rostro del Príncipe. Él apenas tiene los ojos entreabiertos mientras que su respiración es lenta y entrecortada. Traga saliva con dificultad y nuestros ojos se conectan.

─Tus... lágrimas... son molestas ─confiesa rudamente; aun así, sus palabras no me molestan.

─Lo... siento ─digo con un nudo en la garganta que no me permite articular bien las palabras.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora