Capítulo 20

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MICHELLE

Admiro el paisaje que dejamos atrás nuestro; el contraste de las nubes revueltas en el cielo azul junto con las praderas de tonos verdosos son una combinación fascinante. Nunca en mi vida había tenido la oportunidad de poder apreciar tanta naturaleza en su esplendor, es una de las cosas que me gustan de este mundo, todo es tan rústico y antiguo; le da un toque romántico e interesante.

Me remuevo en el asiento, este consiste en una tabla de madera clavada en la parte interna de la carreta. No es lo más cómodo del mundo pero definitivamente es mejor que tener que caminar. Para nuestra buena suerte los señores aceptaron llevarnos en la parte trasera de su carreta, así que gracias a ellos el trayecto que tengo que caminar junto al Príncipe será menos.

El chico solo tuvo que mostrar una de sus típicas sonrisas falsas para ganarse la simpatía de los señores y lograr que nos dieran un aventón.

Detesto su falsedad pero al menos algo bueno consiguió con esa actuación de santo.

Suelto un bostezo mientras me restriego los ojos, todo este viaje me está adormeciendo. Apoyo la cabeza hacia atrás y poso mis ojos en El Príncipe, el cual, está sentado del otro extremo, tiene apoyada la cabeza sobre su mano y observa el paisaje con una expresión aburrida. Casi puedo ver como sus párpados se van cayendo tentativamente a punto de entregarse al sueño. De pronto, cambia su vista hacia mí y por instinto le quito la cara, no quiero que piense que llevo horas observándolo.

La carreta se detiene y me pregunto si sucedió algo, la lona que cubre la parte trasera obstaculiza mi vista. Honestamente no tengo ni idea si el viaje será corto o largo pero por la relajación del Príncipe, parece que todavía no hemos llegado a nuestra parada.

Escucho una voz femenina proveniente de la parte de adelante, al parecer alguien está conversando con los señores; trato de entender la conversación pero mis oídos están más tapados que una tubería. Decido dejar de ser chusma y cierro los ojos en busca de descansar aunque sea la vista.

─Buenos días ─dice la misma voz femenina de hace un rato, su voz provoca que abra los ojos para saber de quién se trata.

Unachica de cabello rubio trenzado en una cola, se sube a la carreta y se sienta del lado del Príncipe. Una pila de objetos se interponen entre ellos dos.

─Buenos días ─respondo por cortesía y dejo de prestarle atención, parece que no fue gracias a los encantos del Príncipe que nos dejaron subir. A estos señores les encanta dar aventones.

─Soy Joul ─sigue hablando. Le sonrió y me dispongo a contestarle porque si no es por mí, la muchacha se queda hablando sola porque El Príncipe ni la determina.

─Michelle ─respondo con una sonrisa. Ella cambia su vista hacia El Príncipe.

─ ¿Y tú? ─lo observa detenidamente.

Pobre chica no sabe que está ante un hombre de piedra que prácticamente debes arrancarle las palabras de la boca para que te hable.

Él gira la cabeza hacia ella con intenciones de responderle o eso quiero pensar, no quiero ser testigo de la manifestación de sus groserías hacia otra persona que no soy yo. Es decir, me voy a molestar y terminare peleándome con él como si hubiera sido conmigo.

─Marcus ─responde mientras una sonrisa se forma en sus labios.

¿Quién demonios es este? mis cejas se arrugan por lo antinatural que mis ojos presencian.

─Mucho gusto, Marcus ─una sonrisa de medio lado aparece en su rostro, no le quita la mirada de encima, prácticamente se lo está comiendo con ella. Encima lo llamo por su nombre quiero ver su reacción ante esto.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora