MICHELLE
Despierto después de haber llorado toda la noche, lo único bueno de esto es que el dolor de cabeza desapareció y nadie vera mis ojos hinchados.
Con lo sucedido ayer olvide por completo armar la valija; me lanzo de la cama y abro el armario, agarro los vestidos y otros objetos que puedan servirme. No tengo ni idea que llevar, no quiero llevar mucho peso; mejor dicho no quiero llevar nada, es demasiado incómodo andar por medio mundo cargando equipaje. Camino hacia la derecha y abro los baúles en busca de algún objeto que pueda utilizar como valija.
¿Que utilizarán en este mundo?
Escucho que alguien me llama y me acerco a la escalera. A esta la amarre a una columna de madera utilizando un hilo; es mi seguro para evitar visitantes indeseados.
─ Michelle, ábreme por favor ─dice la Sra. Amelia. Accedo a su petición y suelto el seguro, la escalera se desglosa hacia abajo y observo la cabeza blanca de la Sra. Amelia subir.
─ ¿Ya tienes todo listo? ─pregunta amablemente.
─ Más o menos. Me hace falta una valija ─respondo y le señalo los objetos que separe para llevar.
─ Me parece que tengo una por aquí ─se acerca a un baúl que se encuentra más al fondo. Extrae de él un saco polvoriento.
─ Ahí que limpiarlo un poco pero te sirve ─lo deja en el piso y se acerca a mis cosas─. Con respecto a lo que llevaras será conveniente dejar todo esto ─mueve ambas manos alrededor de los objetos─. En un viaje solo debes preocuparte por la comida, el dinero y un lugar donde dormir ─enumera con los dedos.
─ ¿Entonces no llevo nada? ─pregunto sorprendida.
─ Solo un saco pequeño donde puedas guardar tus provisiones ─toma el saco del piso y me lo entrega.
─ Gracias, iré a limpiarlo ─sonrió y me dispongo a marcharme.
─ Antes quería preguntarte ─me detiene─. ¿Hubo algún problema entre Thrall y tú? ─su pregunta me sacude por completo. Hasta ahora mis pensamientos habían tomado un descanso de Thrall.
─ No, nada ─respondo cortante mientras evado sus ojos.
─ Lo sentí extraño hace un rato. Pensé que habían tenido alguna discusión ayer cuando salieron juntos ─confiesa con preocupación, yo me quedo sin comentar nada sobre el asunto.
─ Me voy, entonces ─bajo por las escaleras.
***
Me encuentro afuera en el área de lavado, a un costado de la casa. Restriego el jabón sobre el saco sucio esperando que luzca menos mugriento. Me toma tiempo ya que nunca lave a mano.
Oh lavadora como te extraño.
Al salir me percate que no había nadie en casa más que la Sra. Amelia y yo. Lo cual causa un gran alivio en mi interior, no quiero enfrentar a Thrall todavía. Siendo más honesta, preferiría irme sin verlo.
Estos pensamientos que deseaba dejar a un lado me persiguen sin descanso. Plasmo mis frustraciones en el saco y le doy con el cepillo lo más fuerte que puedo.
─ Michelle ─escucho una voz. Me giro alarmada para darme cuenta que se trata del Sr. Robert quien me observa perplejo. Por un momento pensé que era Thrall─, ¿Estás bien? ─pregunta mientras se acerca. Su ropa está cubierta de tierra y luce agotado.
─ Sí, ¿porque lo pregunta? ─sigo restregando.
─ Pareciera que te estuvieras desquitando con el pobre saco ─se sienta en unas bancas y me señala con el dedo índice el objeto a donde va a parar mi desahogo.
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Atrapada en otro mundo
FantasyMichelle es una chica de quince años que lleva una vida normal; como todos los días, asiste a la escuela y toma el autobús donde aprovecha para tomar su siesta matutina. Sin embargo, este día tiene una pequeña diferencia al resto y es que la vida d...