Capítulo 61 Parte 2

967 143 26
                                    

MARCUS

Mi padre avanza galopando con tranquilidad, el resto lo seguimos con la misma actitud. Se detiene a pocos metros del enemigo, sin traspasar la barrera. Yo me quedo rezagado, camuflado entre los caballeros, esperando el momento oportuno para reaparecer ante el rey de Vermont.

─ ¡Exijo hablar con su soberano! ─vitorea mi padre. Las filas enemigas se separan. El Rey aparece en su corcel con el rostro a punto de explotar.

─ ¡Aquí me tienes, Rivas! ─exclama el nombre de mi padre con resentimiento─, ¡Me has tendido una trampa! ¡Has simulado aceptar esta guerra con el único propósito de debilitar mi armada! ¡Me has empujado a realizar el primer ataque con la intención de sorprenderme con una barrera protectora! ¡Eres un canalla! ─la sangre me hierve al escucharlo dirigirse a mi padre con tanta falta de respeto. Tomo una profunda bocanada de aire para retener mis impulsos por gritarle; todavía no es prudente que exponga mi presencia.

─ ¡No te he engañado, Bellius! ¡Tú has sido el que ha manipulado los hechos para propiciar una masacre innecesaria! ¡Me has arrastrado a tus delirios haciéndome creer que mi hijo, Marcus, había perdido la vida en tus tierras! ─responde imponente. La expresión del Rey de Vermont (el cual no recordaba su nombre), es de total confusión, su frente arrugada lo deja en evidencia.

─ ¡Así ha sucedido! ¡El joven Príncipe ha muerto en el Bosque Olvidado! ─responde confiado. Noto placer en su voz, disfrutando internamente mí equivoco descenso.

─ ¡Te recomiendo que consigas un mejor informante, puesto que mi hijo ha retornado a mi lado! ¡Marcus! ─cabalgo hasta llegar a la altura de mi padre. Bellius, se queda helado, su piel se torna como un papel cuando me ve.

─Cuanto tiempo, Rey Bellius ─digo malévolamente. El agarre que le impone a las riendas de su caballo se intensifica. Solo queda la sombra de una sonrisa de suficiencia.

─ ¡Es un milagro! ¡Has burlado a la muerte príncipe Marcus! ¡No he conocido a nadie que pudiera salir vivo de aquella jungla! ─finge alegría mientras trata de disimular su decepción y enojo─. Debo aclararte, Rivas. Que la noticia también me ha tomado por sorpresa a mí. Según mis soldados, Marcus pereció al caer por una fosa gigante localizada en lo más profundo del Bosque Olvidado ─como lo supuse, El Rey evade cualquier cargo de culpa alegando ignorancia. Acto siguiente, dirige su mirada hacia mí─. No me explico cómo has podido sobrevivir; sin duda alguna, has corrido con mucha suerte ─dice entre dientes. Su rostro tosco deja en claro su malhumor.

─Has sido cosa de los dioses ─comento sarcástico. La mirada que me lanza es de odio puro; lo sé, porque es la que siempre uso.

─Como comprenderás, Bellius. Con esta nueva noticia he decidido retirarme de la batalla. No tengo razones para iniciar una guerra contra tu reino. No está entre mis planes exponer a mi pueblo a una lucha sin sentido ─explica mi padre plácidamente.

─ ¡Tu no querrás guerra; pero yo sí! ¡Haz herido a una parte de mi ejército con tu barrera reflectora y debes pagar! ─estalla en ira. Su rostro rojo echa humo. Ganas no le faltan para iniciar el ataque ahora mismo.

─ ¡Atácame, entonces! ─ordena toscamente mi padre. Él también se está cansando de las apariencias─; ¡pero te advierto que obtendrás el mismo resultado y tus tropas caerán por culpa de tu terquedad! ─gruñe enojado. Se le marca la vena de la frente─. ¡Nuestras relaciones son pésimas, constantemente nos vemos envueltos en altercados, por lo que esta vez no caeré en tu juego, Bellius! ¡He colocado esta barrera para que lo pienses dos veces antes de decidir avanzar con esta guerra absurda! ¡Si escoges derramar más sangre, solo conseguirás que sea la de tu gente! ─grita hasta ponerse colorado.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora