Capítulo 24 parte 2

1K 147 10
                                    

MICHELLE

A temprana hora del día Joul prácticamente tira abajo la puerta, entrando frenéticamente a nuestra habitación. Camina en círculos y da saltos por todos lados, me mareo con solo verla, quisiera que El Príncipe tuviera un hechizo para que se quede quieta y callada para siempre.

Empieza a explicar el plan, dicta lo que debe decir y hacer El Príncipe, él luce fastidiado por las indicaciones de Joul; nunca en su vida pensó tener que recibir órdenes de alguien debajo de su estrato social. Solo asiente con la cabeza mientras permanece con esa expresión fría y molesta de siempre.

Al parecer se cansó de actuar.

Luego de su discurso Joul nos anuncia que el encuentro será al mediodía y le pide al Príncipe que se prepare, sale corriendo de la habitación dejando solo el ruido estrepitoso de la puerta al cerrarse. Suelto un suspiro de alivio.

─Al fin se fue, me tenía mareada ─comento harta y me acuerdo tarde que había decidido dejar de hablarle al Príncipe.

¡Es que no tengo con quien más charlar!

Él da unos cuantos pasos hacia la ventana y la abre, comienza a salir por ella sin previo aviso. Me pongo de pie de inmediato y me acerco a él alarmada.

─ ¿A dónde vas? Estamos en un segundo piso ─me apoyo en el alfeizar de la ventana con la cabeza hacia afuera mientras El Príncipe permanece estático sobre el tejado.

─Me voy ─responde cortante.

─ ¿Cómo que te vas? Joul regresará en cualquier momento, ni se te ocurra dejarme sola con esa loca ─digo alterada.

─Por lo mismo me voy, daré una vuelta mientras llega la hora del encuentro, no pienso soportarla ni un minuto más ni a ella, ni a sus hermanas ─responde tajante y comienza a caminar.

Desesperada, lo agarro por el talón provocando que casi se caiga, él se sostiene rápidamente de la pared y me fulmina con la mirada.

─ ¡Perdón! ─digo antes de que me mate─. Y-yo también voy ─tartamudeo nerviosa mientras me escapo por la ventana.

─Como quieras ─alza los hombros.

Comenzamos a caminar por las tejas. Aferro mi cuerpo a la pared, había olvidado mi miedo a las alturas. Debo concentrarme en no perder el control acá arriba. El Príncipe se acerca al borde, lo sigo con miedo asegurándome de mantener una distancia segura.

Se asoma con cautela y acto siguiente se lanza sin duda hacia abajo; advierto un respingo en mi pecho, ha desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, conociéndolo es capaz de seguir su camino olvidándome completamente.

Maldito infeliz.

Me agacho, me voy acercando al borde con los nervios de punta, mantengo la vista hacia el frente y tomo varias bocanadas de aire para tranquilizarme. Si El Príncipe se lanzó con tanta confianza debe ser porque no hay ningún peligro abajo; por lo que decido dejar mi mente en blanco y arriesgarme a estamparme contra el suelo o caerle encima a algún transeúnte. Aprieto los ojos para no ver la matada que me daré; sin embargo, unos brazos me atrapan, cuando abro los ojos descubro al Príncipe observándome molesto, sus manos aprietan mi brazo y mi muslo respectivamente, quedo atónita y con la boca abierta; no puedo creer que se haya quedado esperándome y que encima me atrapará para que no me golpeara contra el suelo.

─Te demoraste ─reclama y me baja suavemente.

─A-a-ah... sí ─balbuceo conmocionada. Él frunce el ceño y deja de prestarme atención.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora