Capítulo 39

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MICHELLE

Doy la vuelta en el próximo giro y me encuentro con otro extenuante pasillo. Resoplo aburrida de tantas paredes que no me llevan a ninguna salida. No me atrevo a abrir ninguna de las puertas del corredor, después me llevo un gran regaño y es lo menos que quiero ahora. Parece que los pasillos se unen entre ellos y dan mil vueltas; me asomo por el ventanal que sobresale y solo aprecio el vasto pasto que rodea el castillo. Una idea descabellada llega a mi mente, me irá mejor si busco la salida allá afuera que en este laberinto de cuatro paredes.

Coloco un pie sobre el borde de la ventana y me impulso hacia arriba, me sostengo de la pared mientras que con mi mano libre intento sacarle el seguro; pero está muy alto y no lo alcanzo. Me pongo de puntillas, en un esfuerzo desesperado por llegar al pestillo; estiro mi brazo lo más que puedo, apenas y lo rozo con dificultad.

Un fuerte impacto me derrumba y me hace estrellarme contra el suelo, no he entendido que me ha pasado, solo siento mi cara aplastada sobre la fría baldosa mientras que el resto de mi cuerpo no me responde, una fuerza mayor está encima de mí y no me permite moverme.

─ ¡¿Quién eres y como has entrado al palacio?! ─grita una voz masculina. Su mano ejerce presión sobre mi cabeza evitando que pueda levantarla─, ¡¿Eres una espía de Vermont?! ¡¿Dónde está el resto de tu escuadrón?!

¿De qué habla? No entiendo de qué me acusa.

─ ¡No soy ninguna espía! Soy... ─mi cabeza se comprime más contra el suelo.

─ ¡No quieras engañarme! ─me interrumpe─. ¡Tienes agallas para querer infiltrarte en Ishrán pero no saldrás viva de aquí!

─ ¡Soy amiga del Príncipe! ─lo de amiga ni yo me lo he creído─, ¡Él me invito a tomar el té junto con la princesa Selene! ─suelta una risa estrepitosa que me deja sorda.

─ ¡Mi hijo no tiene amigos! ¡No seas ridícula! ─eso ha sonado cruel, pero cierto.

Oprime más mi cuerpo, mis pulmones son aplastados y se me imposibilita el paso del aire hacia ellos. Tomo grandes bocanadas de aire en busca de estabilizar mi respiración.

─Soy su compañera... nosotros viajamos juntos... no estoy mintiendo... ─hablo entrecortado.

El aire casi no me llega, pesa demasiado y cada vez más mi cuerpo es aplanado por este sujeto. Espero que el dolor en mi vientre no se haga presente.

─ ¡Silencio! ¡Haré que me digas la verdad a la fuerza! ─grita en mi oído ensordeciéndome.

─ ¡Padre, levántate! ─grita una voz y la reconozco, es El Príncipe.

De pronto la fuerza encima de mí se retira y el aire me vuelve a entrar. Inhalo y exhalo varias veces, mi respiración es entrecortada. Me cuesta respirar; sin embargo, de a poco voy recuperando mi ritmo normal.

─ ¡¿Marcus, que significa esto?! ¡Porque proteges al enemigo! ─grita rabioso el hombre.

Cuando giro mi cabeza me percato de que se trata del Rey. Ahora entiendo porque no podía respirar, ese hombre debe pesar unas doscientas libras.

─Estas equivocado, ella es mi invitada ─dice tajante, noto molestia en su voz.

─ ¿Tu invitada? ¿A parte de Selene? ─cuestiona mientras alza una ceja.

─No te hagas ideas raras, ella es la elegida. La chica con la que viajo ─informa. El Rey abre los ojos como platos ante la revelación de su hijo.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora