Capítulo 16 Parte 3

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MICHELLE

Derecho se examina la herida en el pecho y gruñe colérico. La sangre le recorre el abdomen lentamente; esto me genera repugnancia. Cambio mi vista para reprimir las ganas de vomitar.

Odio la sangre.

─ ¡Niño estúpido! ─grita Derecho y se avalancha sobre El Príncipe sin dudar. Este extiende su mano y crea una barrera de fuego separándonos del enemigo. Comienza a correr y lo sigo. Recorremos los pasillos del sótano y me percato de varias puertas en el camino, ¿qué clase de lugar es este?

Llegamos al final del camino sin salida, con solo una pared de madera en frente nuestro. No hay por donde escapar y a estas alturas lo que menos me preocupa es la mujer muerta del diario, la realidad está a punto de asesinarnos.

Bueno al Príncipe, a mí solo me mantendrán como esclava. Nada grave.

─ ¿Qué hacemos ahora? Tarde o temprano nos alcanzarán. Incluso si los vences no podemos salir de esta endemoniada cabaña ─empiezo a cuestionar paranoica─. Ah... se me olvidaba mencionar también al sádico que anda suelto y que nos metió en todo este embrollo.

─Tranquilízate ─ordena y observa las paredes a su alrededor.

─ ¿Cómo puedes pedirme eso viendo la situación en la que nos encontramos? ─frunció el ceño indignada─. A ti nada te roba la calma, ¡a veces pienso que careces de emociones! ─voltea a verme y por un segundo creo ver tristeza emanar de su pupila azul.

No me cuestiona, me muestra su espalda y solo susurra un «Busquemos una salida.»

Siento que lo ofendí con mi comentario, por muy irónico que suene tomando en cuenta que recién dije que no tenía emociones.

Gira el picaporte de la habitación más cercana, pero esta se encuentra trancada. Lanza un ataque con la espada partiendo la puerta y derribándola en el proceso. Quiero pensar que esa actitud es por querer salir de aquí y no porque está dirigiendo su enojo hacia lo primero que se le cruce.

La habitación contiene un montón de cajas viejas llenas de artículos cubiertos de polvo. No se logra distinguir con claridad alguna posible salida. Un cierto olor a podrido se cuela por mis fosas nasales y generan repulsión en mí.

─ ¡Iugh! Algo se murió en este cuarto ─comento mientras me tapo la nariz con una mano. El Príncipe ignora mis quejas y da media vuelta con dirección hacia el pasillo. Me dirijo hacia afuera pero un estruendo llama mi atención; me giro asustada y me hallo con que una de las cajas cayó al suelo, los objetos adentro se desparramaron por doquier. A pesar que sé que no vive nadie aquí y que no tengo tiempo que perder, me agacho y comienzo a levantar los objetos para regresarlos a su lugar.

Mientras hago esto lo más rápido que puedo, encuentro unas hojas achurradas entre las porquerías. Las abro con temor, mi corazón se vuelca cuando me doy cuenta que son las hojas faltantes del diario.

¡¿Qué brujería es esta?!

─No te entretengas ─me regaña y me jala por la parte de atrás del cuello de mi vestido. Suelto un pequeño grito al sentir su contacto conmigo. Él me suelta rápidamente y se coloca en cuclillas para taparme la boca con ambas manos─. Haz silencio o nos encontrarán ─susurra muy cerca de mi oído, puedo sentir su aliento recorrer mi cuello y congelarme el alma. Asiento con la cabeza para que me deje hablar y explicarle la razón de mi estremecimiento.

─Con solo ver la puerta en ese estado es más que suficiente para saber que estamos aquí ─comento con obviedad. Él arruga las cejas indicándome que no es el momento para bromear. Carraspeo y prosigo─. Esto se encontraba en una caja que se cayó sola, pertenece al diario ─le entrego las hojas amarillentas. Él las observa intrigado y separa sus labios.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora