Capítulo 87

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MICHELLE

Al despertarme, lo primero que he hecho es sentarme en el escritorio y escribir en mi diario. Lo tengo tan abandonado que lo último que escribí se me hace tan lejano. Mis sentimientos han mutado al punto que necesito colocarlos en estas páginas para poder contarle a alguien como me siento. Poder sacar mi angustia y mi desespero, tan profundos que me hacen hacer otra plana con el título: «El Príncipe es un idiota sin consideración que debería morir».

Su actitud no es nada caballerosa. De príncipe solo tiene el cargo porque su actitud es tan cobarde e histérica que preferiría sentirme atraída nuevamente por Thrall. Él se comportó como un imbécil conmigo; pero al menos, se hizo cargo de sus sentimientos y me pidió perdón por ser un canalla.

El Príncipe lo golpeo por ello; y ahora, él se está portando mucho peor que Thrall.

Es un cínico e hipócrita.

Cierro el diario, en el he depositado las últimas vivencias lamentables. Escribirlo me ha dejado con un mal sabor de boca; la tristeza ha retornado a mi endeble cuerpo. Suspiro agobiada, guardo el diario y me visto para salir a pasear a Izán. Estar con él me sube el ánimo.

Abro la puerta principal, en el portal veo sentado sobre los escalones a Thrall. En el patio lateral, Izán corretea frenéticamente, al parecer está jugando solo. El primero al escuchar el ruido de la puerta voltea a verme, se pone de pie y con una sonrisa de auténtica felicidad me estrecha entre sus brazos. Coloco mis manos en su espalda, aceptándole el abrazo.

Oh, no. Las lágrimas quieren salir de nuevo.

─ ¡Esta vez estoy seguro de que eres Michelle! ─comenta emocionado en mi oído.

─Me atrapaste ─río ante su chiste. He conseguido retener el llanto.

─ ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue con su alteza luego de que descubrió tu intercambio con Sera? ─se aleja para verme, mantiene sus manos sobre mis hombros.

Eso es todo. Me quiebro. Mi rostro compungido no resiste más y se rompe en llanto. Me aferro a Thrall y lloro sobre su pecho.

─Hey ─murmura. No tarda en encerrarme en sus brazos, me abraza fuerte. Eso solo hace que mi lloriqueo sea más desgarrador.

Estoy desolada por un amor maldito.

Thrall acaricia mi cabeza con delicadeza. Me sienta en la banca del portal y al lado mío se queda, con un brazo asiéndome hacia él y con el otro tomando mi mano temblorosa. Mi cabeza reside en el hueco de su cuello y él descansa la suya sobre la mía. Me calma, hasta que dejo de gimotear y las palabras salen más fluidas por mis labios. Le explico todo; le confieso mi amor por El Príncipe, le cuento su actitud rara conmigo a veces y los besos que me ha dado, algo énfasis en el último, el peor y más revelador beso. Thrall me escucha en silencio, no me interrumpe. No me juzga por lo que le estoy contando. No puedo ver su rostro mientras hablo; pero de algún modo, sé que ahora mismo debe tener una expresión triste. Sabe que mi dolor no puede detenerse; pero si empeorar porque cuando me vaya, este dolor no será nada comparado con aquel que me espera.

─Se ha comportado muy mal contigo. Ahora mismo tengo ganas de regresarle el puñetazo que me dio ─aprieta los puños. Levanto la cabeza y lo veo temerosa.

─ ¡No hagas nada! ¡No quiero que sepa!

─Tranquila, no lo haré. Tú tienes que hacerlo ─abro los ojos como platos mientras niego─. No puedes permitir que siga jugando contigo cuando claramente no tiene intenciones de formalizar nada. Es tan imbécil que tienes que decirle que pare para que entienda que no te gusta lo que hace ─dice tajante.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora