Capítulo 62 Parte 2

979 137 8
                                    


MICHELLE

El Rey le explica serenamente a La Reina quien soy y porque estaba descansando en un sitio tan íntimo como lo es la habitación de su hijo. Agrega que siempre ando revoloteando alrededor del Príncipe; más bien es al revés, es él el que me acosa constantemente; pero eso no lo dije, no me voy a poner a discutir con su majestad y mucho menos ahora que calmo a la bestia enfurecida de su esposa. Debo agradecerle por defenderme y sobre todo por aclarar el malentendido. Como todo hombre de guerra supo cómo esquivar la bala perdida de su mujer, la abordo con delicadeza desde el instante en el que ella empezó a gritarle y reclamarle cosas que solo pueden existir en la mente de una madre sobreprotectora y desconfiada.

Lo que más me llamo la atención fue la actitud petulante de La Reina. Ella sin saber bien como eran las cosas me acuso de vividora (por no decir una palabra peor), me echo reiteradas veces de la forma más humillante, intentando dejar mi cuerpo al descubierto. Luego, actuó ofendida y decepcionada por la infidelidad de su perfecto hijo; pero lo que más le molesto fue que El Príncipe escogiera una campesina pobre que no está a su nivel social.

Parecía más ofendida por eso que por lo otro.

Esta gente de la nobleza es igual en todos lados. Solo les interesa su estatus social y quedar bien delante de los demás. Los matrimonios por conveniencia están a la orden del día y las familias que se tratan como desconocidos también. Hasta ahora había creído que Rivas era el causante de la personalidad desastrosa del Príncipe, creí que al ser muy duro y poner una expectativa tan grande en él, lo había empujado a madurar con rapidez y a ser la persona fría que es; sin embargo, ahora que he conocido a la madre, me doy cuenta que la culpa viene de los dos lados, ya que esta mujer lo ha criado para que piense que es mejor solo por portar una corona, que sus caprichos siempre serán cumplidos y que nadie en este mundo tiene la razón más que él.

Lo poco que he visto me ha hecho llegar a esta conclusión, ella ha defendido siempre las altanerías del Príncipe; a pesar de que él ha sido irrespetuoso con Rivas, ella nunca ha parado de protegerlo y de consentirle sus berrinches.

Estos ricos son increíbles.

─ Oh, cariño. Creí que Marcus se lo estaba inventando todo. Nunca se me presento formalmente a esta chica, pensé que el asunto ya había sido saldado y que nuestro hijo continuaba sus viajes por puro placer ─comenta estiradamente. Ha recobrado la compostura y como La Reina que es, toma asiento en el trono, junto al Rey.

¿Saldado? ¿Puro placer?

¿Esta señora vive en otro mundo? Como es posible que sea tan ajena hacia los asuntos de su propio hijo. Seguramente, ni siquiera sabía la razón por la que entraría en guerra Ishrán. Su única preocupación es vestirse bien y hacer buena cara, una actitud tan típica en las mujeres de estos tiempos medievales.

Boto aire con pesadez, todo este protocolo me está aburriendo. Nunca he sido una chica que compagine con la alta sociedad, más bien me estresa la burbuja superficial en la que viven muchos y como solo les interesa aparentar algo que no son. La Reina es el ejemplo perfecto, toda esa aura elegante y petulante me genera rechazo. Con Rivas no me pasa, tal vez porque pese a ser El Rey tiene una personalidad jocosa y simpática, siempre y cuando no seas su hijo; y con El Príncipe, pues llevo tantos meses tratándolo que he aprendido a tolerarlo y mi odio hacia él se ha transformado en amor, razón de más para aborrecerme a mí misma. Todo lo que dije odiar en un chico lo tiene él y me pregunto todos los días porque mi corazón escogió a alguien tan insoportable para hacerme perder la cordura. Aunque claro, también con el pasar de los meses me he dado cuenta que en el fondo, puede llegar a ser muy sensible, atento y agradecido conmigo. Que lentamente ha cambiado, para bien, su modo de tratarme. Incluso, su sonrisa falsamente amable no ha salido a escena hace tiempo. Su máscara ya no lo acompaña tanto, se muestra reacio y distante con los que se le acercan; y eso, es un avance notorio. Al menos ya no disfraza su enojo a través de una sonrisa.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora