Capítulo 79 Parte 2

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MICHELLE

─ ¡Ponte de pie! ─grita el sujeto a mi lado.

─ ¡¿Viste eso?! ¡Era mi mundo! ─anclo las manos a sus hombros, temblorosas esperan una afirmación.

─No era real, tranquilízate ─me aparta sutilmente. Las comisuras de mis labios se doblan hacia abajo.

─ ¡Si lo fue! ¡Estuve a punto de tocarlo! ¡¿Cómo?! ¡¿Cómo paso?! ¡Yo solo estire el brazo y apareció! ─observo mis palmas con esperanza─. Tal vez si vuelvo...

Agito los brazos; pero no vuelve a suceder lo mismo, El Príncipe se queda en silencio, mirándome con seriedad. De pronto, me toma por las muñecas, fija sus acuosos ojos en los míos y juro que estoy por romper a llorar de nuevo.

─No fue real ─dice tajante. Mis labios tiemblan─. Sin las cinco piedras jamás podrías crear un portal a tu mundo, por algo debes reunirlas todas para poder abrir La puerta de Sortelha. Fue una ilusión, eso es todo.

No puedo soportar mi propio peso, mis débiles piernas me fallan y caigo sobre el cristal debajo de mí. El Príncipe intenta ayudarme; pero coloco mi mano en frente en señal de negación.

─Estoy bien... ─murmuro sin conocimiento claro de lo que sale de mi boca. Respiro profundo y limpio las lágrimas que aún quedan en mis mejillas arreboladas.

¿Una ilusión? No puede ser.

¿Qué piedra pude haber causado eso? ¿La destrucción o la anulación? El único que puede tener una respuesta es el sabio.

─Tenemos que irnos antes de que lleguen refuerzos.

─ ¿Qué? ─pregunto perdida.

─Que nos vamos ─camina detrás de mí. Lo sigo con la mirada y descubro una sorpresa para nada grata.

La chica de la coleta se encuentra tendida en el hielo, amarrada de pies y manos, con la consciencia totalmente perdida. Mi boca se abre en forma de una gran O, imaginando lo peor.

─ ¡¿La mataste?! ─grito asustada. La indignación me hace pararme de un tiro.

─Ya quisiera ─responde arto mientras se la carga al hombro como un saco de patatas─. Aproveche que estaba distraída cuando la mandaste a volar y le quite el arma, de paso para que no molestara la dormí y la amarre.

Uso el maldito cloroformo; pero esta vez, no en mí.

Enfermo.

─No puedes andar durmiendo a todo el mundo con esa cosa que cargas, si te llegarás a pasar con la cantidad podrías causarle un daño en el cerebro; ¿y porque la traes con nosotros? Solo déjala allí ─refunfuño detrás de él.

─Primero, esta chica casi nos mata, si tiene algún daño cerebral no me interesa, no tengo humor, ni ganas de aguantarla, suficiente tengo con aguantarte a ti; segundo, si la dejo «solo allí», es capaz de levantarse, perseguirnos otra vez con sus molestas armas y lanzarnos explosivos; y tercero ─se gira para mirarme de frente─, dudo mucho que nos sirva de rehén; pero al menos algo de información le podemos sacar. ¿No tienes curiosidad por saber cómo esta chica tiene en su poder las armas de tu mundo?

─Claro, pero tus métodos nunca son los mejores ─le reprocho. Él no aparta sus ojos fríos, al contrario, acentúa su mirada.

─Obtengo resultados, eso es lo que importa ─sentencia y retoma su andar.

Resoplo ante su descaro, es un excéntrico y presuntuoso ser.

A lo lejos, escucho un pitido, como si algo se estuviera cargando; decido voltearme y observo un rayo que me ciega. ¡Boom! Alcanzo a oír mientras mi cuerpo se separa de la superficie y se golpea una y otra vez contra el hielo. Algo me ha explotado en toda la cara, me ha dejado sorda por unos segundos y me ha aturdido al punto de que mis ojos no entienden lo que pasa. El humo se mezcla en el cielo, la cabeza me palpita y percibo algo húmedo debajo de la misma.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora