Capítulo 82 Parte 2

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MICHELLE

¡Está haciendo erupción! ¡Va a explotar! ─grito alarmada.

─Salgamos de aquí.

El Príncipe me lleva arrastrada del brazo. Cruzamos el puente de rocas unido al pilar mientras el techo del cráter se viene abajo, piedras caen sobre el magma, estremeciéndolo. La temperatura es insoportable, si no salgo de este horno me moriré por un golpe de calor.

La tierra tiembla, cual terremoto enloquecido. El volcán explotara con nosotros dentro y con las criaturas celebrando su resurgimiento.

La angustia y la incertidumbre me acompañan en esta catástrofe, quisiera poseer la indiferencia de su alteza, es una cualidad no dejarse asustar por la situación.

Tomamos una ruta que nos lleva a la cima del volcán. Al salir de la cueva, noto que el clima helado se está extinguiendo. La nieve va desapareciendo poco a poco del pueblo, con rumbo hacia nuestra ubicación. Los árboles en las afueras siguen atestados en nieve y por mis huesos corre la brisa fría del invierno. No tardara en alcanzarnos, seguramente los poderes de la piedra se están aplacando. Quiero saber su nombre, que poderes tiene; pero sobre todo, quiero saber cómo liberar a los aldeanos cuyas almas fueron succionadas.

El solo imaginarme que todas esas almas están adentro de mí me causa repulsión.

¿Dónde más estarían? La piedra se las trago y yo a ella.

Tremenda cadena alimenticia.

Escucho un estruendo tan explosivo, que mis oídos se tapan, quedo sumergida en el silencio absoluto. La calamidad queda muda, mis ojos me martirizan mostrándome un paisaje destructivo, una gran nube negra se alza en la cima, el viento la expande y miles de fragmentos vuelan hacia los pies del volcán. El cráter expulsa misiles de lava que se estrellan contra los árboles y por el borde se asoma la lava mezclada con cenizas volcánicas ansiosa por salir del hueco infernal.

El Príncipe espabila y nos conduce hasta el precipicio, allá abajo la nieve lucha fervientemente su estadía, no se quiere dejar doblegar por los meteoros volcánicos.

El sonido retorna, primero en susurros y luego escandaloso. El rugir de la tierra es diabólico. Ningún mago puede detener el caos que ocasiona.

La naturaleza es la magia más poderosa.

Veo sus intenciones suicidas, esta vez no me arrastrara con él. Quito bruscamente su mano de mi brazo y retrocedo para crear una distancia que me proteja de lo que se avecina.

─ ¡¿Qué haces?! ¡Tenemos que saltar! ─explica impaciente. Yo niego con la cabeza.

─ ¡No me voy a lanzar al vacío! ─tiemblo. Le tengo más miedo a las alturas que a la lava que me rostizara.

─ ¡Esta es la única salida! ¡Pronto la lava nos alcanzara, si es que primero no nos cae una roca encima! ¡Muévete!

─ ¡No! ¡La otra vez te funciono porque había un lago abajo, pero ahora nos quebraremos todos los huesos y quedaremos inmóviles! ─debato. Tal vez aún estemos a tiempo de buscar otra ruta.

─ ¡La nieve apaciguara la caída! ¡Tenemos que darnos prisa! ─se acerca agitado y yo no le permito dar un paso más.

─ ¡No te atrevas a tocarme! ─alargo la mano en señal de que se detenga, me tiembla tanto que no puedo controlarlo.

Otro quejido sale del cráter, explosiones consecutivas ocurren dentro. El gas volcánico ya está instalado sobre nuestras cabezas. Aspirarlo será igual a la muerte. El río de lava candente acelera el descenso, puedo ver como en otras partes del volcán va más avanzado. Ya no me queda escapatoria, o me lanzo y muero por un ataque de pánico o muero calcinada por la lava.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora