Capítulo 17 Parte 2

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MICHELLE

Permanezco quieta con solo el sonido de mi respiración agitada acompañándome; a pesar de haberme tranquilizado hace unos instantes siento nuevamente como se me escapa el aire de mis pulmones. Quedarme en esta habitación es lo peor que puedo hacer, no puedo calmarme sabiendo que en este espacio tan reducido se llevaron a cabo tantas mutilaciones sin compasión. Presiento que en cualquier momento aparecerá otro fantasma completamente deformado pidiendo que le regrese su ojo, o peor aún, su cabeza.

Entra menos aire por mi garganta y mis palpitaciones se encuentran descontroladas. Mis pensamientos están atacándome cruelmente; desearía poder detenerlos, y así, poder tomar el control de mi ser nuevamente.

Inhalo y exhalo el poco aire que tengo; procuro dejar a un lado todos esos pensamientos negativos que puedan seguir alterando mis nervios. Me concentro en calmarme repitiéndome que solo así podré ponerme de pie y salir lo más rápido posible de esta habitación horrorosa.

Abro y cierro mis manos recuperando la circulación en dicha área; de a poco voy impulsándome con la poca energía que tengo en mis brazos y piernas. Logro ponerme de pie con mucho trabajo, mantengo mi espalda encorvada sin fuerzas para enderezarme si quiera y apenas puedo arrastrar mis pies, los cuales se mueven como un robot mecánicamente; izquierda, derecha, izquierda, derecha. Mi mente trabaja exhaustivamente solo para producir dichos movimientos tan básicos. Si no me concentro en esto no creo que pueda lograr movilizarme como lo estoy haciendo, necesito no pensar en lo difícil que es tener control absoluto sobre mi cuerpo y la ausencia de fuerza que experimento.

Nunca antes me pregunte como podía mover mi cuerpo con tanta facilidad, ahora me está costando tanto que me pongo a pensar lo difícil que debe ser para un bebé aprender a caminar.

Milagrosamente llego a la puerta y me apoyo contra la pared recargando todo mi peso en ella, si permanezco mucho tiempo en esta posición me deslizaré y terminaré acostada en el mugroso suelo; por consiguiente, tomo un leve descanso para recuperar fuerzas y continúo.

Jalo la perilla de un solo tiro, logrando abrir la puerta y soltando un gran suspiro que me arrebata la poca fuerza que todavía mantengo. A regañadientes a travieso el umbral y siento que ya no puedo más. Me arrepiento de todos mis pecados, deseo entregarme al desgaste físico y estamparme contra el piso si eso me permite rendirme y poder descansar.

No sé qué lograré con llegar al laboratorio, lo único que me espera son más problemas; eso sin mencionar que seguramente lo que haya ahí será mucho peor que lo que se encontraba en la habitación que acabo de abandonar, por lo tanto, toda la valentía que estoy tratando de mantener desaparecerá, terminando así con una crisis peor que la que experimente hace un par de minutos.

Me detengo frente a la puerta del laboratorio mientras medito si ingreso o no. Lo único que quería era abandonar el almacén; pero ahora no me decido si quedarme en el pasillo o entrar al laboratorio, ya que, ambas opciones son terribles.

Si permanezco en el pasillo pueden llegar los subordinados y capturarme mientras que en el laboratorio me espera el mismo infierno.

Me decido por el laboratorio.

Al menos en el infierno no estoy sola.

Tomo una gran bocanada de aire para conseguir fuerzas suficientes para abrir la pesada puerta de metal que tengo frente a mí. Apoyo todo el cuerpo en la puerta y aprieto ambas manos sobre la manija; dejo mi mente en blanco y utilizo todo mi peso como palanca para bajarla. La puerta se desliza hacia el frente y caigo rendida contra el piso dejando mis últimas fuerzas atrás.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora