Capítulo 46 Parte 1

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MICHELLE

Observo la profundidad de aquel cráter gigante, este se traga todas las emociones románticas que brotaron en mí. No quiero quemarme la cabeza tratando de entender que sucedió hace unos minutos; prefiero olvidarlo y centrarme en lo importante: arrancar esa estúpida flor y ganar la apuesta.

Y de paso que El Príncipe caiga en el agujero negro por ser un idiota alborota-emociones.

─Adelante, cruza ─pronuncio cortante. El pecho me arde de la rabia.

El Príncipe no se lo piensa, se para frente al puente y lo contempla. Entonces, coloca ambas manos en las cuerdas y da el primer paso hacia su muerte. La madera cruje, al igual que mi corazón mortificado por su bienestar. Sé qué hace un rato dije que deseaba que se cayera; pero ahora que lo estoy viendo correr peligro mis latidos son tan fuertes que me siento inquieta.

El puente se tambalea; sin embargo, El Príncipe no muestra ni un ápice de temor o cobardía, cada paso es calculado y prudente, la fuerza con la que se aferra a las cuerdas lo mantiene en pie pese al viento huracanado que lo sacude. En el siguiente tablón las cosas no salen bien, este se desploma y su pie queda atascado en el espacio vacío del puente.

─ ¡¿Estás bien?! ─grito desde el borde del cráter mientras aprieto mis manos sobre mi pecho.

Su pie se encuentra atrapado entre la madera podrida, por más esfuerzo que hace no logra sacarlo. La brisa remueve el puente y El Príncipe se mece con el, si no se da prisa las tablas que lo sostienen también caerán. Él continúa forcejeando hasta que por fin lo consigue. Desde el lugar que estoy noto que está algo agitado, la altura debe estar pasándole factura; además, por más osado que quiera parecer nadie es inmune al miedo a caer por un foso sin fondo contaminado.

El viento vuelve a arremeter, tanto que creo que saldré volando. Lo extraño es que siempre golpea en una misma dirección, su curso no cambia. Me protejo los ojos con el brazo para que no se me metan bruscas, en eso veo un brillo tintineante proveniente del lado este del cráter, específicamente en lo alto de los árboles, justo donde nace la ventisca.

Entrecierro los ojos para ver mejor, no entiendo que puede ser aquello; entonces una alarma se dispara en mi cabeza y advierto un mal presentimiento.

─ ¡PRÍNCIPE! ¡AGÁCHATE! ─grito con todas mis cuerdas vocales.

Él tarda en reaccionar, pero hace lo que le digo. En ese momento una flecha sale disparada de entre los árboles y alcanza a rozarle el brazo. Mi intuición estaba en lo correcto y aquel brillo no era otra cosa que la punta de una flecha.

Corro hacia el este y pese a las indicaciones del Príncipe, quien me dijo que no usara mis poderes, los uso. Mando una ráfaga de cristales que se estrellan contra los árboles, estos se derrumban al instante y colisionan entre sí; algunos caen dentro del cráter y puedo jurar que no llego a escuchar el sonido del impacto al caer al fondo.

Dos figuras salen disparadas del cielo, cuando descienden y tocan tierra me doy cuenta que se trata de los guardias del Rey. Dos sujetos me miran con desprecio desde el lado este, con sus armas a la vista dejando claro que han sido ellos los agresores.

¿Cómo nos alcanzaron?

¿Es posible que nunca estuvieran siguiéndonos y que en realidad estuvieran esperando escondidos entre el poco follaje para darnos un ataque sorpresa?

Respiro profundo, si vienen por mí estaré acabada. Nunca he tenido una pelea con nadie, no se pelear cuerpo a cuerpo; de milagro pude lanzar ese ataque con eficacia.

Atrapada en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora