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C A P I T U L O 7

NARRADOR

Un delgado zapato, pisa salpicando por doquier agua de un charco en la fría acera de aquella mañana del día siguiente. Finn camina a pasos firmes y precipitados bajo las gotas friolentas de la lluvia por la ciudad, con la temperatura que le consumaba hasta los huesos.

Acurruca los brazos tratando de darse de su propio calor corporal —si es que lo tiene—, sonando los dientes por poco teniendo un ataque de hipotermia. Más, aquello no le importaba, su mente estaba lo suficientemente distraída para no pensar que iba a morir del frío, si no, de la angustia y el hostigamiento que su cabeza le recalcaba una y otra vez.

La imagen de su mejor amiga Élisabeth, llega a su mente una vez más. No soporta el hecho de que haya tenido tan solo una oportunidad de un beso en aquella calle y confesar finalmente su amor por ella; o tan solo en ése momento de tanto acercamiento en su habitación, hubiese resultado si su madre no hubiese interrumpido.

Dió un suspiro frustrado cruzando la calle.

Sin embargo, también estaba a un paso de desvanecer su amistad que valía tanto para él, no podía hacerles éso a ambos, no podía arruinar éso que tanto le costó construir. Finn había estado roto una vez, no quería sentir lo mismo dos veces.

La necesidad de gritarle a Élisabeth a los cuatro vientos que la amaba y no podía verla más como una amiga lo mataban por dentro lentamente; su pecho ardía cada vez que la imagen de la chica rechazándolo llegaba a su cabeza. Tenía miedo, tenía tanto miedo de perderla que seria capaz de resistir... De enterrar sus sentimientos con tal de no alejarla de él aunque el sentimiento no fuese mutuo, el sabía que era así.

¿Podré soportar verla siendo feliz con alguien más? 

¿Alguien que no sea yo?

Se preguntó y torció la boca con un nudo hecho en la garganta.

Incluso, si me rompe el corazón en mil pedazos, la seguiría amando con cada trozo. Con cada gota de sangre que se desvanezca por su nombre, con todo mi ser y espíritu.

Se trataba de ganar o perder, en ése caso, tenía que resistir hasta dónde pudiese con tal de verla feliz y sonreír por siempre, el juro estar para ella, y lo estará hasta donde pueda, hasta donde pueda resistir el dolor de un corazón roto.

Sus pies se detienen al llegar a la casa de la chica por la que daría su vida; por la que derrumbaría el mundo si alguien le hace daño.

Cada vez que pisaba la alfombra con la palabra "Welcome" en la puerta principal, sus manos tiemblan de los nervios, ésa intensa sensación como si su alma saliera del cuerpo al verla detrás de la puerta. Al ver ese rostro que durante las noches invadían sus pensamientos imaginando que algún día de sus labios salieran un "Te amo" puro y sincero, solo tenía que imaginarlo para que dejara de doler porque jamás iba a ser así, tenía la certeza de que no sucedería por más que fuese su sueño más profundo.

Cerró el puño y con sus nudillos golpeó dos veces la puerta; al cabo de unos segundos oyó pasos y una mujer por nombre Claire abre la puerta sonriéndole dulcemente.

—Hola Doña Claire, buenos días—Finn saluda con algo de timidez—.  ¿Élisabeth irá hoy a clases?

—Finn —ell se sonrió dándole el acceso para que entrara como la mayoría de las veces con toda la confianza que le sobra—. Buenos días; claro entra, ella está en su habitación lleva horas arreglándose.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora