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C A P I T U L O  38

―No vayas con ella al baile ―dijo la rubia con dureza. Jaeden niega mirando a un costado―. No te hagas el difícil, sé que mueres por hacerlo.

―Betty no puedo. Iré con Élisabeth ¿Quieres que mi relación se vaya al carajo? ―replicó notablemente irritado por su insistencia.

―Ni siquiera es tu novia, solo están saliendo.

―Para mí ya lo es.

Betty golpeó el piso con la suela de su zapato, enojada.

―¿Por qué me haces ésto? ¡Ella no es mejor que yo! ―chilló en forma de protesta. El castaño resopla para mantenerse firme ante su comportamiento―. ¡Mírame! Soy la chica por la cual dabas todo, de ninguna forma te permitiré que me hagas ésto. Podemos intentarlo otra vez ¿Quieres?

Jaeden volvió a menear la cabeza cruzándose de brazos. Aunque por una parte lo estaba convenciendo, pero no iba a acceder tan fácilmente.

―No, estoy con alguien más y así se queda. ―volvió a justificarse.

―Sigo queriéndote. Por favor, todo se mantiene así desde hace mucho tiempo, por más que haya querido olvidar lo que pasó... Sigo anhelando una segunda oportunidad.  ―suplicó en tono suave―: Por favor Jaeden...

Tardó en responder, suspiró. Bajó la mirada y la apartó por unos momentos frustrado atrapado en tantas cosas. Por más que seguía negándose algo le susurraba un "está bien" desde lo más hondo. No sabía que decir al respecto, era casi imposible mantenerse tan firme con aquella mirada de niña buena sobre sus ojos. Si estaba fingiendo, ella lo hacía bastante bien; era buena en manipular a las personas a su antojo.

Algo tan descriptivo.

Finn se mantiene con el ceño fruncido tratando de usar su máximo sentido de audición por poco saliendose de la pared en la que se ocultaba, pero, era difícil de concentrarse cuando su compañía era el más ruidoso susurrando palabras sin parar, como: "¿Qué dijo?" "¿Por qué se miran así?" "No entiendo una mierda" "Tengo hambre".

Chris era tan fastidioso cuando se lo proponía. Harto de escucharlo preguntar tantas cosas lo mandó a callar.

―No puedo mentirte, Betty. ―contestó por finalidad el ojiverde casi inaudible―: Yo, tampoco he podido superarte. Creo que, sigo sintiendo lo mismo por tí. Pero, ahora estoy tratando de rehacer mi vida, deberías hacer lo mismo.

―Pero... ―rechistó bajo casi ahogándose con la respiración.

―Me tengo que ir. ―cortó alejándose―. Lo siento...

―¡Solo piénsalo! ―en suplicas trató de seguirlo―. Piénsalo Jaeden, piénsalo antes de que pueda arrepentirme.

El chico suspiró y siguió su rumbo en pasos firmes sin mirarla otra vez. No podía hacerse éso de nuevo, aunque por dentro quería aceptar, quería volver a ése instante donde fué feliz con ella. Quizás podría, pero, alguien tercero saldría lastimado, y ésa persona sería Élisabeth. No quería hacerle éso por más tentador que Betty se lo ponía como en bandeja de oro.

―Mierda. ―masculló Finn, estático en el lugar―: ¿Que acabo de oír?

―Básicamente que ésos dos tuvieron algo en el pasado y ahora no aguantan las ganas de envolverse el uno con el otro otra vez. Lento. ―replicó el de gafas―. Ésto parece de novela y nosotros somos los vecinos chismosos que se meten en lo que no les importa.

―Ésto no me está dando una buena sensación. ―miró hacia la misma dirección de antes―. Ahí viene, muévete... Al baño. ―indicó con apuro―. Al baño Christian, no puede vernos. ―susurró rápido.

Ambos corrieron hasta dentro del lugar. Cuando pasaron unos segundos, el chiquillo piel pálida volvió hablar acomodando sus lentes.

―¿Y ahora qué..?

―No sé, pero por lo que escuché, Betty está tentando a que Jared vaya con ella al baile y que se den una segunda oportunidad. ―bufó, indeciso―. ¿Como no lo supe antes? Betty fué mi amiga, y él... Él parecía seguirle el juego, no puede hacerle ésto a Élisabeth.

―Ésa rubia oxigenada jamás te lo iba a decir. ¿Sabes por qué? ―Finn ladeó la cabeza atónito―. Porque ella está enamorada de ti.

―Éso creo que ya lo sabía...

―Bien, al menos para pasar el rato no está tan mal. ―se observó en el espejo fingiendo una pose―. Joder, que guapo soy.

El azabache arrugó la nariz por su acción tan innecesaria en el tema.

―No importa si le gusto o no, pero la pregunta aquí es ¿Como lo sabes? ―replicó detrás de él.

―Porque es demasiado obvio.  ―se giró a verlo―. Además que se lo contó a Sven cuándo ambas eran amigas en el pasado.

―Ésto es tan... ―agitó la cabeza dejando corta la frase―. Iré a decírselo a Élisabeth, ésto no puede quedarse así, no puedo permitir que el la engañe de ésta manera.

Sin decir algo más, con la mandíbula tensada salió del lugar decidido con la sangre acumularse en sus mejillas. Chris lo siguió a toda prisa en un intento de detenerlo, pero éste se negó saliendo hasta el patio del instituto.

―¡Finn! ¡Detente ahora! ―demandó con autoridad.

―De todas formas, lo haré.

―Mierda, te haz vuelto loco.

―¿Desde cuándo eres tan razonable?

―Solo evito que la cagues, Wolfhard.

Ambos se detienen en medio de la salida mirando alrededor dónde los alumnos merodeaban. Era hora de salida, por lo tanto se aglomeraban al paso del tiempo. Sus ojos buscaron con exactitud aquella melena castaña y corta entre tanto rebulicio. Pero no la vió, soltó un gruñido molesto.

―Genial, no está, podemos seguir nuestro camino sin meternos en lo que NO nos importa. ―Chris hizo énfasis en la palabra "no" jaloneandolo por la muñeca.

―Sí, sé que lo mejor es dejar que ella se dé cuenta por si sola hasta que venga a pedirme consuelo arrepentida por haberme abandonado por ése...

―Cara de culo ―completó ecuánime poniendo los ojos en blanco―. Y tú no vas a consolarla porque hay algo que se llama "DIGNIDAD" ―expandió los brazos como si hubiese un letrero frente a los dos.

―Algo que no tengo ―le sonrió con sorna―. Y es un hecho de que voy a ayudarla, juré estár ahí para ella pase lo que pase.

El castaño hizo un ruido molesto y lo golpeó por detrás de la cabeza recibiendo un quejido por su parte―. ¿¡Eres idiota o eres hijo de Barnie y tu mamá Dora la exploradora!?

―¡Deja de insultarme!

―¡Lo haré hasta que dejes de ser tan estúpido!

Finn rechistó para decir algo más hasta que miró al frente viendo lo que tanto buscaba, su corazón se aceleró y procedió a tragar duro manteniéndose callado y petrificado a la vez.

―Bien, aquí vamos.

Inhaló y volvió a retomar sus pasos hacía la chica que se encontraba sola esperando al castaño ojiverde en la salida como de costumbre. Al sentir aquella presencia aproximarse inmediatamente sus ojos retoman otro semblante y se cruzan con los de Finn sintiendo como el exterior desapareció en mínimo tiempo.

Manteniéndose firme y distante, Finn se puso frente a ella con la respiración algo agitada que su pecho se movía y sus labios estaban entreabiertos nervioso. Chris se pone detrás de él para estar al tanto de lo que sucede con mucha atención.

El silenció los inundó y solo había un duelo de miradas, hasta que el chico decidió hablar ignorando todas las emociones que le recorrían.

―Necesito decirte algo. ―dijo, tragando duro otra vez.

―Finn ―musitó en tono gutural mirándolo de forma intacta. Como si jamás lo hubiese tenido tan cerca de ella en su vida―: ¿Qué pasó? Hace tanto que no hablamos.

―Lo sé, pero no es mi culpa. ―contestó en tono grueso y frío apartando la mirada―. Escucha, sé que nos hemos alejado por muchos días y... Bien, entendí que ya no soy tan importante para ti como antes, éso lo supe y ya me da igual. ―se volvió a verla.

Antes de continuar, ella lo interrumpió:

―No me había dado cuenta del error que estaba cometiendo, lo lamento tanto. ―dió un paso más hasta él―. Te he extrañado aunque no lo demuestre, te echo mucho de menos.

―No estoy aquí para hablar de ésto, éso ya es caso perdido. ―cortó, serio.

―Oh ―bajó la mirada con pena―. Creí que arreglaríamos las cosas...

―Seguirá siendo en vano, Jaeden te tiene a sus pies y es algo que ya no se puede remediar, tranquila... Ya lo entendí.

No le quedó más que asentir y mantener su cabeza baja sin tener el valor de verlo otra vez. Sin embargo, tenía que decir lo que sentía desde hace tantos días de ausencia, después de tanto días de pensar en lo mismo.

―De igual forma... Me alegro que mi primer beso haya sido contigo. ―soltó.

En ése momento, todo dió un giro inesperado. Finn abrió los ojos de par en par y su corazón no dejaba de proporcionar choques eléctricos por cada articulación de su cuerpo. Aquella frase jamás la imaginó salir de su boca, se sintió confundido. No sabía si sentirse emocionado o triste por éso, simplemente estaba paralizado sin decir algo más. Bufó nervioso, como si la frase al final resultó ser algo muy fuera de sentido.

―Siento si te incomodé. ―continuó con las mejillas rojas.

―Yo... ―suspirando, Finn trata de reaccionar con coherencia―. Yo solo diré que... No voy a interponerme en tu relación con Jaeden, lo del beso... Es algo que no debió suceder.

Como tercera persona, Chris ajusta sus gafas boquiabierto e impaciente.

―No me arrepiento, sin duda... Tampoco, estoy enojada. ―lo encaró con los nervios a flor de piel.

No podía evitar sentirse tan retraída ante él, era algo que la confundía demasiado. Finn le brindaba sentimientos indescriptibles. Por lo qué, después de un diverso lapso de tiempo Chris estaba en medio de los dos desesperado, sin aguantar más tanto su cercanía, decidió actuar.

―¡Por un demonio! ¡Bésalo ya!―empujó a Élisabeth bruscamente por la espalda.

La cual se quejó en un gritó rápido, cayendo en brazos de Finn el cual tropezó un una roca y cayó de bruces al suelo acostado.

Élisa sobre él. Y él, perdió el aliento cuando sintió que su mano estaba puesta justo en su entrepierna, la chica se puso roja al instante al sentir aquel bulto y la dureza que éste tenia. Finn reprimió un jadeo y estaba casi muriendo por dentro de la vergüenza con el contacto.

―¡Mierda! ―Finn se quejó empapándose en sudor por la comprometedora posición en la que ambos estaban―. ¿¡Que carajos haces!?

―¡Chris! ¡Estas loco! ―chilló con la mano temblorosa en su masculinidad.

El chico en empieza reír como loco dándose cuenta de la escena embarazosa en la que ambos estaban―. ¡Joder! ¿Como se siente? ¿Es grande, no? Una maquina.

―¡Chris! ―reprendió la chica en un jadeo―. ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!

Rápidamente, ambos intentan levantarse con dificultad y llenos de tierra con la vergüenza invadir por todo su ser. El nombrado no deja de reír de forma tan ruidosa que todos se quedaron a ver la escena; agobiada la chica intenta apartarse lo más rápido que puede pero, algo se lo impide.

La pulsera que le había regalado Jaeden y que siempre lleva puesta, por una extraña razón está atorada en el pantalón de Finn. Todo era un reverendo lío.

―Finn, no te muevas. ―indicó rápido.

El chico traga saliva aún nervioso por lo sucedido, y de por sí, rogándole al cielo no haber tenido una erección ¡Aunque era algo estúpido! ¿Que chico tendría una erección por un simple roce?

El no estaba en ésa lista de chicos hormonales, sin duda. Era tan temeroso cuando se tocaba el tema, aquello le recordó que era la primera vez que éso sucedía después de tanto tiempo. Lo hacía loco en muchos niveles.

―¿A-ahora qué..? ―preguntó apenas en un balbuceo.

―Mi pulsera ―jaloneó un poco―. ¡Está atorada!

―Pues solo jalala y ya.

―No, podría romperse ―negó―. Es la pulsera que me regaló Jaeden, tengo que desatorarla sin romperla.

Hizo un movimiento tras otro y por más que lo intentó, no logró desatorarla. Uno de los aros con los que va unido está metido entre el pantalón, el anillo está completamente cerrado haciéndolo imposible.

Suspiró abrumada.

―Maldita sea, no se puede.

―¡Chris! ¡Ayúdanos! ―pidió con el ceño fruncido. Le parecía estúpido que tomara muy especial a un simple accesorio.

―¡Eh! ―alzó los brazos inocente―. A mí no me metan en su lío, no tengo nada que ver.

―¡Pero es tu culpa! ―ladró molesta.

―¡Solo rompela, Élisabeth! ―gritó el azabache harto de la situación.

―¡Te recuerdo que me la regaló Jaeden!

―¡No me importa que te la haya regalado el imbécil de Jardín!

―¡Eres un... ¡Celoso!

―¡Estas diciendo cosas que no van al caso! ¡Solo quítala y ya!

La mirada del chico causante de todo era un vaivén entre los dos riéndose desde sus adentros por su pelea.

―Caray, que bipolares. ―opinó divertido.

―¡Desatora tu cosa y vete con ése imbécil! ¡Que por su culpa nuestra amistad se fué al carajo! ―ladró Finn.

―¿Sabes qué, Wolfhard? ―replicó en tono de voz enojado y frío―. ¡Para mí Jaeden es mas importante que tú! ¡Me importa más Jaeden que tú! ―dejó salir.

La mirada de Finn cambió a una rota y decepcionada al instante. Como si algo lo hubiese aplastado y sumergido en una profunda miseria. Aquello le había dolido tanto, la dureza de sus palabras le llegaron a tal punto que se quedó callado sin poder articular algo más.

¿Como podía ser tan cruel? Su mirada se transformó en un oscura y  vacía, había terminado de romper lo poco que le quedaba. Había sido la gota que derramó el vaso. Un nudo en su garganta que formó tan fuerte que, tragó grueso para no llorar. La presión en su pecho dolía tanto y ardía como si lo apuñalaran.

―Diablos... ―susurró, Chris audible retirando cualquier rastro de diversión en su cara.

Ella, entró en razón arrepintiéndose al instante, realmente no quería reaccionar así, pero, el daño ya estaba hecho.

―Perdón Finn, y-yo...

―Desatora la maldita pulsera ahora. ―replicó con voz rota y baja.

―De verdad lo siento, no quería decir éso. Lo siento, lo siento, lo siento. ―jadeó, arrepentida apunto de llorar―. Perdóname...

Aquel suspiró apartando la mirada, vacío.

―Ya lo dijiste, ya no importa. ―apretó los labios cerrando los ojos aguantando aquel dolor que lo hundía cada vez más―. Quita la pulsera, ahora.

―¿C-como?

―¡Pues que se yo! ―gritó arisco haciéndola sobresaltar del susto―. ¡Quita ése pedazo de mierda ahora! ―se volvió a verla con el rostro rojo en furia―. ¡Con los dientes! ¡No me importa!

―Estás pero loco... ―replicó temblorosamente―. ¿Como crees que voy a poner mi boca... ―miró  hacía abajo―. ...Ahí..?

―No le veo el problema, solo hazlo y ya.

―No.

Finn se mostró frustrado actuando de manera brusca comenzando a jalonear con fuerzas.

―¡No! ¿¡Que haces!?

―¡Desatorando ésta porquería!

―¡No es ninguna porquería! ―lo detuvo exaltada―. ¡Yo lo hago!

Gruñó por lo bajo agachando la cabeza desatorandola con los dientes. Chris vuelve a reír como idiota. Mientras que Finn mantiene su compostura firme sin demostrar alguna emoción en su rostro.

―¿Les puedo tomar una foto? ―inquirió el cuatro ojos muriendo de risa.

―Cállate, que por tu culpa estamos en éste lío.

Procedió a seguir desatorando la pulsera incomoda por estar tan cerca de la entrepierna de su mejor amigo. La escena era tan incomoda que quería deshacerse cuanto antes hasta que una cuarta voz se sumó al evento.

―¿Élisabeth? ¿Que demonios estas haciendo?

Ella volteó rápidamente encontrándose con el chico ojiverde anonadado.

―¡Jaeden!

―Le estaba haciendo sexo oral a Finn ―contestó Chris divertido. Jaeden lo miró con ganas de asesinarlo.

―Jaeden... Y-yo...

Entonces... La pulsera por arte de magia se desatoro. Ella, dejó escapar aire paralizada, y el chico frunció más el ceño buscando una explicación.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora