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22 de octubre, una semana después.

ÉLISABETH WILSON

Había deseado tanto éste día que... Ahora que me encuentro en la exacta fecha en dónde mi sueño tocaría la puerta directo a la cima del éxito, tengo miedo ahora.

Pero, no es un miedo que te aterroriza al nivel que te arrepientes y ya no quieres continuar. Era un miedo a no hacerlo bien o no tener la aprobación de las personas.

Mi más grande inseguridad. Algunas veces no puedo confiar en mí misma o sentirme segura de lo que hago.

Ser optimista, no es algo con lo que cuente mucho. Existe la frase "El optimismo es todo, es el puente para llegar a la meta" por más que la repita, consigo como respuesta más nervios que fluyen más y más por todo mi sistema.

Una sensación tan abrupta en el pecho que no me dejaba tan siquiera meditar en paz. Y el único que está ahora conmigo es nada más que mi pilar de apoyo, Finn Wolfhard.

¿Qué más puedo pedir? Aunque, podría decirse que él está más nervioso que yo. Mediante varias palabras con intentos de reconfortarme, me causaba gracia, ya que se veía bastante tierno para ser real.

Trato de respirar, tantos nervios me están causando más que otros síntomas. Usualmente era así, y éso era una mala señal.

—Sé que estás nerviosa, pero al menos... Tienes que confiar en ti misma ¿Sí? —su voz denota tranquilidad. Me acaricia los hombros—. Todo va a salir bien, no dudes en el gran potencial que tienes, amor.

—¿Crees que mis obras merecen estár ahí? —replico mirándolo a los ojos. Finn sonríe sin mostrar los dientes—. No lo sé, yo s-solo... Tengo miedo de que no pueda llegar a las personas. Es decir. ¿Transmitir algo emotivo?

Ni siquiera sé lo que dije, estaba comenzando a balbucear. Soplo para mantener la compostura.

—Eres la mejor, cariño —musita, abrazándome por los hombros—. Para mí eres la mejor, y sé que triunfarás en ésto. Solo tienes que relajarte dejando que todo fluya a su manera.

—Éso intento, créeme —correspondo su abrazo—. Éstoy tan nerviosa y feliz a la vez, sigo sin creer que ésto ya está haciéndose realidad.

El silencio nos consume por unos momentos. Finn mantiene su abrazo haciéndome sentir un poco mas segura, y en si, siempre lo logra. 

—¿Te acuerdas de lo que alguna vez te dije? —se sonríe y ancla su mirada sobre mí con vacilación—. Entre tantas cosas que te he dicho, debes recordar esa frase. En tu cuarto, mientras pintabas sobre el lienzo.

Mantengo silencio pensando un poco. Mi ceño se frunce.

—Es difícil recordar cuando me has dicho tanto —dije, en un murmullo.

Sonríe para después, proceder a acariciar la comisura de mis labios con la yema de los dedos. Aquello me causa un sismo interno de emociones sublimes. 

 —Y cuando estés en la cima, yo voy a estar ahí  —masculla, apacible—. Incluso, reprochándote las veces que podías llegar lejos. ¿Ves cual fue el desenlace de nuestro destino? Todo se cumplió y ahora estoy aquí a tu lado. ¿Qué más quisiera ahora si no es contigo?

Entonces, todo tomó sentido. Lo recordé, no dude en sonreír demostrando mi credibilidad y lo feliz que estaba en que él fuése el testigo de todas mis metas. Sin embargo. ¿Qué quedaba de él?

Era algo que nunca me atreví a preguntarle, que egoísta me sentí.

—Recuerdo que ése día hablamos de los sueños, incluso, te pregunté a ti el tuyo —él, suspira—. ¿Por qué no quisiste decírmelo? Me siento un poco mal por... No tomarlo en cuenta. 

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora