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C A P I T U L O 49

F I N N

Semanas después.

Sí, tan solo habían pasado semanas ya no soportaba sentirme inútil con ésto rondarme por el cuello. Por buena fortuna; un día antes me han zafado el collarín y ya me siento mejor, el raspón de mí frente se había curado y solo quedaba mínima costra, que cuándo intentaba quitármela salía más sangre por ende había tardado en sanar, mi madre se enfurecía por ser tan necio en éste mundo. ¿Quién no se ha quitado una costra antes del tiempo? Bien, dejemos el tema a un lado y enfoquemos nuestra atención en las nuevas cosas. «Concéntrate Finn»

Mi relación con Élisabeth había mejorado; decidimos dejar los problemas atrás y centrarnos en lo que ahora sentíamos. No podía creer que ésto fuera real, ésto era irreal. Recuerdo cuando hace mucho tiempo atrás era mi mayor sueño y hoy, lo estaba viendo realizarse. La tenía. Finalmente la tenía solo para mí.

«Éso sonó egoísta» Pero, ya no más Jardín Martell que me atormente la paciencia ni más habladurías de ése ser, que por más que tratábamos de ser amigos las ganas de estrujarnos el cuello el uno al otro seguían ahí. Era tan lidioso cuándo seguía encontrándomelo por la calles. ¡Sí! Seguía apareciéndose por todos lados en el momento más inoportuno.

Siempre tenía que fingir una dulce sonrisa, pero por dentro quería matarlo, hacerlo sufrir y ahogarlo en un río. El pensamiento solo quedaba en mí cabeza, no quería que Élisabeth me viese con mala cara, le prometí no ser agresivo. Y claro; le prometí hacer las pases con Jared sin tener más encuentros que nos llevaran a discutir.

Pero; miremos el panorama: Intentando ser amigo del ex de la chica que me gusta.

Loquisimo; descabellado ¡Incongruente!

Podría quedarme toda la tarde insultando a Jared, pero prefiero disfrutar el cálido momento que nos envuelve ahora. Solo ella y yo.

La abracé aún más por la cintura dándole un beso en la mejilla, mirábamos en silencio el atardecer en el patio trasero de su casa. Tenía una excelente vista para cualquier persona, desde éstos momentos se había convertido en nuestro "Nido de amor" sin obviar la parte que aún seguíamos yendo al puente. Ése puente jamás terminaría de ser nuestro lugar. Allí pasamos nuestros mejores momentos, y los que próximos vendrán.

La adoro tanto.

Su sonrisa me hace pensar que no hay nada más perfecto en éste mundo, y que valió la pena intentarlo otra vez.

―Ya te haz recuperado de los golpes ―musitó rompiendo el silencio. La verdad, creí que diría algo romántico.

Pero no me quejo, es tan linda hasta cuando dice la más mínima cosa. Es cierta la teoría de que "Cuándo estás enamorado todo lo que haga aquella persona te parecerá perfecto"... Es cierto, no hay alguna cosa que me disguste de su ser.

A pesar que estaba despeinada y sucia por nuestros juegos de hace unos minutos, me seguía pareciendo la chica más bonita que mis ojos han visto.

Y me hacía pensar cosas empalagosas cada minuto, ni yo mismo me soportaba. Jamás creí llegar a éste nivel de cursilería. Me desconozco totalmente.

―Los dolores de cabeza aveces me torturan ―admití, después de un largo silencio.

Ella se reincorpora; me toma de ambas manos y me mira fijamente mientras un rayo de luz naranja del sol le alumbra la mitad de la cara haciendo que el perfecto contraste del color marrón de sus ojos se pronuncie.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora