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C A P I T U L O 11

ÉLISABETH

La tensión del momento era exacta; no quedaban dudas de que las miradas entre Finn y Jaeden eran tan directas, por un momento deduje que Finn diría algo. Ahora los dos están frente a frente en un silencio tan vacío haciendo incómodo todo, la mirada del castaño se posa sobre mí con algo de confusión y delatando lo retraído que se sentía.

―Bueno ―traté de romper el hielo―. ¿Como estás? ¿Como te fué en el curso?

―Oh ―me sonríe sin mostrar los dientes pasándose una mano por el cabello―. Bien, de hecho hoy nos enseñaron a pronunciar más las emociones, creí que saldría más tarde pero no quería, hice todo lo posible para salir y estar aquí de forma puntual

―¿Es lejos? ―pregunté entrecerrando los ojos-

―Algo ―asiente apretando los labios viendo de vez en cuando de reojo a mi mejor amigo como sí aún le perturbara―. Le pedí a mi padre que me dejara en la esquina cerca del starbucks ―hizo una pequeña pausa y su vista me recorrió por completo―. Hey, lindo suéter ―alagó haciéndome sonreír-

―Gracias

Nuestras miradas se fijan por unos cuántos segundos hasta que un carraspeo seco por parte de el pelinegro a mi costado lo hace notar, levanto las cejas esperando a que su forma de interrumpir llevara un motivo. Una mueca se forma en su boca antes de hablar.

―Yo...-

―Finn ―Jaeden lo deja con las palabras en la boca ésta vez sonriéndole―. ¿Es tu nombre no? No lo olvidé porque Élisa te menciona todo el tiempo

―Me imagino ―respondió algo grosero evadiéndole la mirada viendo a algún punto fijo detrás de él―. Pero no me incluyan en su lío, yo solo vine acompañar a Élisabeth ―se volvió a verlo sarcástico―. Así que adiós

―Finn ―lo detengo antes de que pueda tomar un paso―. Quédate

―Cierto; yo no tengo problema con que estés rulos ―el enfoca sus ojos marrones con los de él uniendo las cejas notablemente irritado por como le llamó―. Grupo de tres, nada de que preocuparse

―No ―escupió sin rienda alguna apretando los puños―. Y no me digas rulos, no te he dado la confianza para que me llames así, con todo respeto

Jaeden se queda paralizado y yo también reacciono igual en medio de los dos, bien, ésto era bastante raro. ¿Que le pasaba? Estaba siendo lo suficientemente odioso como para que cualquier persona que recién lo conozca lo odie, ahora, sus palabras dichas antes de que el chico no le había agradado toman el suficiente sentido para dejarlo ir antes de que una pelea o algo similar se formara entre los dos.

Porque sí, porque conocía mucho al ser que tenía a mi lado y lo muy borde que era cuando se trataba de alguien que no le agrada. O al menos con personas que querían hacerse las afectivas y encajar en medio de nuestra amistad, le parecía como un rival o una competencia, no era la primera vez que acontecía.

―Disculpa hermano ―alzó las manos dando un paso hacía atrás―. Mi intención no era hacerte enojar

―Da igual ―sonó la lengua―. Sólo no me trates como tal porque ni siquiera te conozco, gracias

Mi mano sujeta su delgado brazo y lo empujo un poco para que camine―. Dame un segundo, Jae ―le sonrío para no incomodarlo, mi amigo me mira confundido dejándose llevar por mí―. No tardo

El silencio fué su respuesta, estaba segura que estaba sintiéndose extraño con la escena y por el comportamiento de Finn que la salida estaba siendo un desastre, lo menos que quería era espantar a alguien por ello, estaba cansada que siempre llevara el mismo desenlace.

―Hey ―quejó zafándose un poco de mí agarre enfocando su mirada con la mía―. ¿Por qué nos llevas hasta aquí? ―siseé para que bajara la voz, ya que Jaeden estaba a solo unos metros de distancia detrás de nosotros-

―¿A qué llevas todo ésto Finn? ―cuestiono en un susurro uniendo las cejas―. Te comportas como un grosero; él solo quiere ser amable con nosotros y tu solo lo tratas como si estuvieses enojado, como si lo vieras como un rival

―Jardín no tiene buena pinta, te lo dije ―su mandíbula se tensa y yo entreabro los labios con confusión―. ¿Es normal que te caiga tan pesado alguien sin tratar tanto con él?

―No, no es normal porque él no te ha hecho nada ―sus ojos se entrecierran soltando un jadeo desconcertado―. ¿Que pretendes? ¿Alejar a cualquiera que se me acerque? Porque viniendo de tí no es algo muy sano de tu parte, no quiero que nuestra amistad se convierta en algo toxico, no es así Finn

―Deja de llamarme Finn ―soltó en un gruñido―. Y no es toxico, solo... ―bajó la mirada tragando saliva―. Solo... yo... tengo miedo de perderte... ―musitó inflando su mejilla derecha desanimado―. No quiero que llegue alguien más y... te olvides de mí, solo es éso

―Oye... no pienses así ―negué viéndolo directamente tomando la mano donde llevaba la pulsera. Nuestra pulsera compartida―. Te hice una promesa, y ésa promesa es algo que jamás voy a romper ¿Entendido? No llegará alguien que te suplante, ni que me haga alejarme de ti porque eres lo más importante en mí vida

―Y-yo... ―hizo una pequeña pausa―. Lo siento por desconfiar tanto, perdón de verdad... Comenzaré a creer más en nuestra promesa, pero por favor ―sus ojos vuelve a enfocarse con los míos―. No me falles, no me falles con esto ―repitió aún con ése mismo temblor de aquella vez cuándo recién nuestra promesa tuvo paso-

―Ten por seguro que no sucederá ―nuestras manos se unen en una sola demostrando el símbolo que ahora es tan importante con nuestras pulseras. Como aquello irrompible que jamás cesará. Finn mira hacía la dirección de mis pequeños dedos acariciando sus nudillos, mi mano se ve tan diminuta con la de él que me hace sentir insignificante―. Puedes irte si gustas, no voy obligarte a que te quedes en un lugar que no quieres compartir con otra persona

El se queda callado unos cuantos segundos apretando la boca, sus ojos se mueven de una forma rápida como si analizara el campo y se detienen en un punto exacto; en el chico que ya hacía detrás de nosotros mirando su teléfono esperando a que nos acercásemos de nueva cuenta.

―Pensándolo bien ―su vista vuelve a enfocarse con la mía―. Voy a quedarme; solo porque ganaste la apuesta y no tengo dinero para pagártela

―¿En serio ésa es tu excusa? ―vacilé―. Admite que solo quieres quedarte porque te mata la curiosidad de saber al pie de a dónde vamos

―Quizás ―alzó los hombros soltando una pequeña risa―. Bien, yo veré cuándo sea necesario irme, mientras tanto hay que volver, va a impacientarse

Asiento de acuerdo, y ambos volvemos al mismo lugar del principio frente al castaño; quién al notar nuestra presencia levanta su vista separándola del móvil.

―Listo, ¿a dónde vamos? ―pregunté y el me sonrió guardando el aparato en su bolsillo―. Lamento haber tardado

―No hay problema ―relamió sus labios con lentitud―. ¿Que te parece Starbucks? ―Finn lo ve y el cruza mirada con este―. O mejor dicho ¿Les parece?

Miro a mi amigo esperando que dé una señal de acuerdo y el solo levanta los hombros como si no importara mucho.

―Bien, ¿por qué no? ―fué lo único que salió de su boca y tiró un poco la cabeza hacia atrás dejando ver aquella protuberancia en su cuello―. No me gusta mucho el frapp, pero bien, los acompaño ―bajó otra vez la cabeza dejando caer las ondas en su frente-

Jaeden asiente y en un silencio absoluto empezamos a caminar de acuerdo a nuestro paso rítmico y lento, está a mi derecha y de vez en cuando su brazo choca ligeramente con él mío. En cada cruce de miradas me sonreía como si estuviese emocionado en verme y aquello me hacía poner nerviosa de algún modo. Me cuestionaba muy desde mis adentros si no le molestaría que Finn estuviese aquí, al fin  y al cabo era nuestra salida y no le dije que él vendría conmigo.

En cambio, el pecoso de mi izquierda parecía muy ahogado en sus pensamientos, ¿por qué nadie hablaba? Hacían sentir como si estuviésemos desordenados y cada quien por su camino solo y sin rumbo.

Al llegar al lugar, me siento y frente a mí: mi mejor amigo, el contempla el lugar como si fuese la primera vez que estábamos ahí. Estaba algo vacío pero muy ordenado y espacioso, las mesas no eran tan grandes, eran de madera al igual que el piso, había música de fondo de Freddy Mercury, que buen camino hacia la buena música tenían en este lugar.

Jaeden está parado con ambas manos en los bolsillos de sus pantalones color mostaza que hacia perfecta combinación con su camisa negra de mangas largas, nos mira a ambos enfocando sus perfectos ojos con los míos por unos segundos.

―Bien, ¿de que sabor pedirán? ―cuestiona levantando apenas la comisura de su labio-

―Creo que de fresa ―observo al chico de cabello alborotado jugar distraídamente con una servilleta―. ¿Tú? ¿De menta y moka? ―vacilo recibiendo por parte de él una mueca-

―No soy fan del Frappucino ―arrugó la nariz meneando la cabeza―. Paso, sólo cuenten con mi presencia ―bajo la vista nuevamente al papel haciéndole formas raras con las manos-

El castaño le arrebata con insensatez lo que tanto lo distraía ganándose la atención de Finn pero de manera confusa; hasta yo lo estaba por su acción.

―Pero ―rechistó-

―¿Cuál es la norma del buen oyente? Mirar a quién te está hablando ―hizo bola el papel y lo lanzó al bote de basura―. Además, yo invito, si se niegan me sentiré mal

Finn solo seguía con su cara de confundido sin hablar y yo solo observo la escena sin saber que decir, no tenía ningún argumento y éso me hacia sentir ¿patética?

―¿Con crema de caramelo? ―sonrió como si nada, Finn siguió negándose hasta que el ojiverde baja los hombros rendido―. Bien, entiendo, no insistiré más... Regreso en unos minutos ―negó dándose la vuelta-

―Jae ―el gira lentamente la cabeza para verme―. ¿Deseas que te acompañe?

―No te preocupes; no tardaré ―dió una sonrisa suprimida―. Ya regreso

Y sin nada más que decir, desapareció de la escena dejándonos a ambos solos, bueno, no completamente, solo estaba a una gran distancia de nosotros.

―Tengo que decirlo, tú amigo es muy raro ―me susurró de manera muy disimulada―. ¿Pretendía obligarme?

―Solo estaba siendo amable Finn ―vuelco los ojos apoyando mis brazos sobre la superficie de la mesa―. No confundas las cosas

―Su amabilidad es muy persistente y necia ―soltó una risa burlón―. Creo que tiene algo en común contigo ¿no?

―Tonto ―suelto una pequeña risa rodando los ojos viendo hacia el otro lado donde estaba la zona de pedidos―. Me debes el billete, ni creas que vas a escapar

―¿Aceptas un chicle? ―bromeó mordiéndose el labio ocultando una sonrisa, me volví a verlo-

―¿Chicle?

―Son de frutas ―sacó de su bolsillo uno pequeño envuelto con un papelillo rojo―. Este es de cereza ―estiró mi mano poniéndolo en mi palma-

―Bien, lo aceptaré ―lo guardé en el bolsillo delantero de mis jeans y me volví a verlo sonriendo sin mostrar los dientes―. Tal vez lo coma en unos minutos

―Hace un tiempo pegué uno debajo de una de éstas mesas ―musitó con voz misteriosa y siseó―. No le digas a nadie ―soltamos una estúpida risa-

―¡Éstas loco!

―"...Me han dicho éso tantas veces, que creo que estoy empezando a creer que es cierto. Pero recuerda: los locos hacemos el camino que después los sabios recorren.." ―dijo con voz seca como si de un sabio se tratase. Uní las cejas viéndolo de forma extraña―. Lo ví en una película ―finalizó sonriendo de oreja a oreja-

Volví a soltar una carcajada, mi risa era ruidosa y no me importaba si llamaba la atención de todos. Seguimos hablando sobre cosas triviales y sin sentido hasta que la presencia de Jaeden vuelve a nosotros con ambas bebidas en sus manos.

―Regresé ―anunció haciéndome pensar que éso fué verdaderamente rápido―. ¿Que era tan gracioso? ―entregó la bebida en mis manos y yo solo sonreí absorbiendo sin dudar por el sorbete ya que estaba muriendo de sed-

―La cara de Finn es graciosa ―bromeé una vez que el liquido sació la resequedad que tenía, él solo me observa y rueda los ojos con una media sonrisa―. ¿No?

Jaeden solo suelta una risa hasta finalmente sentarse con nosotros―. Me parece genial que se lleven tan bien ―introdujo el sorbete entre sus rojizos labios ahuecando las mejillas―. Mm, está muy bueno

―Nadie te preguntó, nadie te preguntó ―canta Finn a lo bajo soltando un silbido mirando el techo. Le doy una patada por debajo de la mesa para que se callara de una buena vez―. Auch ―se quejó y soltó una carcajada sabiendo porqué le pegué-

―¿Qué ocurre?

―Nada ―contesto obviando lo que pasó y le sonrío―. ¿De que sabor es el tuyo?

―De chocolate ―vuelve a llevar el sorbete a su boca haciéndolo ver tierno de alguna manera―. ¿Quieres probarlo? ―me ofreció su bebida-

―¿Debería hacerlo? ―alcé la ceja con una pequeña sonrisa―. No gusto del chocolate

―¿Bromeas? Me haz dicho que sí, que mentirosa ―entrecerró los ojos haciéndome soltar una risa-

―Bien, me atrapaste ―junto mi boca a su bebida probándola―. Tienes razón, está muy buena ―alcé las cejas asintiendo relamiendo mis labios―. ¿Aceptas que te la cambie? ―bromeé-

Mi mejor amigo menea la cabeza y se pone las manos detrás de la nuca meciéndose en la silla como de costumbre.

―¿Por qué no? ―me dió su bebida―. Toda tuya

―¡Estaba bromeando! ―reí altamente recibiendo una sonrisa por parte de él-

―Lastima que me lo tomé en serio ―me quitó la bebida arrastrándola por la mesa para después llevarla a su boca probándola―. Que bien sabe

Abrí la boca haciéndome la desconcertada―. ¡Jae! ―rio e intento quitarla de sus manos-

Y cuándo menos lo presenciamos, una mini pelea algo infantil se crea entre nosotros de forma divertida. Finn gruñe y se levanta de bruces saliendo del lugar, y sin duda, dejándonos bastante confundidos a los dos.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora