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C A P I T U L O   1


ÉLISABETH 


Es perfecto, todo aquí lo es.

Me encuentro en ésa misma playa que atrae paz a mi cuerpo. Donde miles de sensaciones se entremezclan, despiertan y se escabullen haciéndome sentir libre. Todo se ve y se siente tan real.

Mis pies descalzos se hunden en la cálida arena y voy caminando debajo del atardecer que se convierte en un rojizo ocaso. Observo mis manos, nudillos y cada fracción de mi cuerpo. Sé que estoy soñando y también sé que lo tengo bajo control.

Sueños lúcidos.

Quiero explorar más allá de todo, quiero encontrarlo de nuevo a él. Pero algo inevitable me detuvo los pasos; y, cuando bajé la mirada con curiosidad, me encontré entre la arena un objeto brillante que no pude identificar a la primera, sin embargo, muy bien sabía que aquello era una buena señal. 

Cuando intenté sostenerlo, su mano chocó con la mía y mi corazón revoloteó como loco porque supe de quién se trataba otra vez.

Ahí estaba él de nuevo. El chico de piel deslumbrante con hermosos ojos verdes, puedo decir que tiene la sonrisa más hermosa que he visto en toda mi vida, y es que, todo lo que aspira en él es un sentimiento inigualable, único, prolijo e inefable.

El enigmático chico de mis sueños era algo de lo que yo quería explorar cada día, era curioso la forma en la que ésto sucedía con tanta frecuencia. Sin decir nada, él me sujetó de ambas manos y sentí que tocaba el infinito cielo. Era tan irreal y tan cierto a la vez.

Mi alma se desbocó cuando él, con su imagen surrealista casi imperfecta se acercó hasta mi oído y me susurró:

―Mi intención es ayudarte, Élisabeth. ¿Confías en mí?»

Totalmente confundida, mi mirada volvió a sus ojos, los cuales, son los únicos que puedo distinguir, sin embargo, éstos ya no eran verdes, si no, un café intenso. Apenas chisté para hablar cuando mi boca se entreabrió hasta que otra segunda voz me detuvo.

―¡Élisabeth! ― Fué un grito fuerte―: ¡Ésto tiene que ser una broma!

Arrugo la nariz al reconocer ésa voz grave, cuando de pronto, el chico que estaba frente a mí en mis sueños se esfumó en la nada y ahora su rostro era el de... 

¿Mi mejor amigo?

3... 2... 1.

Volvemos a la realidad. La ilusión se destruye.

―¡Arriba, arriba, arriba! ― Me zarandean por los hombros―: ¡Vamos, levántate!

Me muevo con fastidio y abro los ojos visualizando a un Finn molesto con el ceño fruncido. Mis parpados pesan dos kilos y la vista me arde por el sueño que me inunda. Así es como trato de hablar y un balbuceo sale de mi boca.

―¿Qué... qué pasa? ―Bostezo estirando el cuerpo sobre el cómodo sofá de mi sala y tallo mis ojos tratando de ver a mi mejor amigo soñolienta―: Ay, ya déjame dormir Finn.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora