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C A P I T U L O  54

É L I S A B E T H

Era increíble ver como una persona puede llegar a reírse de literalmente todo. Así era Chris. Hablábamos: se reía, respirábamos y reía.

Suponía que también debe ser por la presencia de Emma aquí; quiere hacerse el "interesante" o simplemente tener toda su completa atención. Era en cierta parte divertido verlo actuar de ésa forma.

Y aquí estábamos; reunidos en la sala de su casa. Sven en su teléfono, Emma y Chris sentados en un sofá aparte y Finn y yo en el otro sillón del frente. Yo estaba sentada en sus piernas por insistencia de él.

Comenzaba a acostumbrarme a sus peticiones diarias.

―Fué un lindo detalle, Christian ―acentuó Em, a su lado detallando cada pétalo de la flor―. Me encantan los girasoles. ¿Cómo lo supiste?

―Intuición; creo ―agrega en un tono coqueto arreglándose las gafas―. Solo quería ser original. La mayoría de los chicos regalan rosas, pero yo quise ser distinto. Regalarte un girasol porque eres bonita como él.

Escucho un mínimo ruido producido por la garganta de Finn aguantándose la risa.

―Éso se lo tuvo que haber estudiado ―masculló escondiendo su risa por detrás de mí hombro―. Ha de éstar muriendo internamente.

―Al menos lo intenta ―sonreí.

Finn sigue riéndose en silencio obviando que Chris notó su burla y ahora lo mira con ganas de darle mil patadas. Me fijo en el silencio de Sven lo cuál me parece extraño, usualmente es la que despierta el grupo y habla más que su propio primo.

―¿No crees que se ven lindos juntos? ―le pregunté y ella alza la vista hacía mí―. ¿Te alegra? Es algo épico.

―Oh, sí ―sonrió, notándose la falsedad―. En realidad hacen bonita pareja.

Arrugué el entrecejo notando algo muy raro en su actitud.

―¿Cómo sería su nombre juntos? ―interviene Finn―. ¿Chrisma? Éso suena a navidad ―se echó a reír.

Seguimos nuestra conversación trivial sin algún buen contexto. Me enfoco en hablar con Finn sobre lo que haremos mañana o a dónde iremos; me sugirió ir al puente para avivar los recuerdo que habíamos dejado plasmado ahí. Me besa la mejilla haciéndome sonreír, me mimaba cada dos minutos y era algo que jamás iba aburrirme.

―¿Qué quieren hacer? ―anuncia la castaña levantándose captando nuestras miradas―. Yo mejor me voy, siento que sobro.

―No, no. Quédate, ¿a dónde te vas? ―Chris la detiene.

―A mí casa ―replicó muy obvia recogiendo su pañuelo―. Todos hablan entre sí como parejas; Élisabeth con Finn ¡Tu con Emma! ¿Y yo qué? ¿Hablo con la pared? Debieron salir solos ustedes y no invitarme.

Todos nos miramos confundidos.

―¿Y ahora qué hice? ¿Por qué estás enojada? ―contestó el de lentes.

―No estoy enojada ―infló las mejilla mirando al piso―. Solo... No me siento bien aquí, todos tienen pareja y yo...  Estoy... Sola ―musitó muy bajo.

―No seas ridícula Sven ―mofó Chris.

―¡Ridículo tú idiota! ―insultó mostrándole el dedo del medio.

―Sven. Quédate ―Finn interviene notando la pelea que se avecinaba.

―Sí, anda ―animé viéndola―. Nos sentimos bien contigo aquí

―¿Estás bien? ―replicó Emma sonsacando una risita.

―Le picó el trasero ―burló el rubio.

Sven rueda los ojos y se ajusta el moño apartándose los rulos que le sobresalían.

―Estabas bien hace un momento ―la pelinegra vuelve a hablar―. Ahora dramatizas con que te quieres ir, no hagas éso nena.

―¿Te estoy pidiendo opinión a tí, Emma? ―refutó, enojada.

Silencio incomodo.

―Muy bien, me rindo ―Chris alza las manos―. No la entiendo.

―Ni yo tampoco ―siguió la chica arreglándose la falda.

―¡Odio ésta mierda! ―alzó la voz largándose de ahí.

―¡Sven!

Nada la detuvo, simplemente se fué en dirección a la cocina. Emma nos mira sin saber que hacer y yo procedo a actuar al escuchar sollozos. Ninguno entiende que fué lo que pasó, pero tampoco se atreven a preguntar.

―Iré a hablar con ella ―avisé, antes de irme.

Acelero mis pasos en su ayuda, me acerco y la veo limpiarse las lagrimas exageradamente con su pañuelo color rojo mientras sorbe la nariz.

―¿Sucede algo? ―inquirí despacio mirándola preocupada.

Ella enfoca sus ojos llenos de lagrimas con los míos, su nariz ya estaba roja. Jamás la había visto así.

―No pasa nada ―respondió apartando el rostro hacia otro lugar.

―Oh, claro que sí pasa ―consideré acariciándole el hombro―. Dime, ¿en que te puedo ayudar? ¿Por qué te enfadaste?

Se quedó en silencio por un rato, luego, cruzó los brazos como niña chiquita haciendo un puchero leve.

―Por qué Christian me llamó ridícula ―balbuceó.

―No me parece algo tan... Excéntrico, pero puedo llamarlo y que se discul...

―También porque está con Emma ―interrumpió, alzo las cejas sorprendida―. No se separa de ella ni un segundo, me ignora.

Jadeo confusa.

―¿Estás celosa?

―No ¿Por qué lo estaría? ―se volvió a verme, mostrándose nerviosa―. Sería algo muy estúpido de mí parte.

―¿Entonces cuál es el problema?

―Ahm... Es qué... ―frustrada, gimotea sentándose en la banqueta de la cocina cerca de la barra golpeando un par de veces con su puño la superficie―. Solo temo que alguien llegue a la vida de mi primo y el se olvide de mí, somos inseparables desde pequeños.

―No lo hará, eres su prima favorita.

Bufó con cansancio escondiendo la cara entre sus brazos mostrando miedo a lo que iba  a decir. Me acerco más a ella con intriga, era demasiado extraño que actuara de ésa forma.

―Élisabeth ¿Te puedo confesar algo? Pero prométeme que no se lo dirás a nadie, en dado caso mis padres me matarían.

―Dime ―me intereso al instante―. Prometo no decirlo, confía en éso.

―Yo... ―alzó la cabeza para verme otra vez―. ¿Recuerdas lo que me preguntaste hace un rato? Me preguntaste que si no me alegraba porque Chris y Emma estuviesen juntos, y la verdad es que... No me alegra para nada, me está haciendo sufrir.

―¿Por qué? ―quería que procediera.

―Es que... Tengo una confusión ―soltó exasperada―. Estoy muy confundida con ésto, no quiero que me juzguen ni que piensen mal de mí. No sé si ésto sea normal y...

―Ve al punto ―interferí.

Se lamió los labios y suspiró.

―Nada, olvídalo...

―Sven ―murmuré llamando su atención―. ¿Te gusta Emma?

Era lo más evidente que podía pensar, no se me ocurría más nada que ésto. La castaña arrugó el entrecejo y meneó la cabeza tan rápido negándose.

―¿Qué? ¡No! ―continuó moviendo la cabeza―. No tengo ésos gustos, para nada.

―¿Entonces? ―repito impaciente.

―Me gusta... Chris ―soltó cerrando los ojos―. Me gusta mi estúpido primo.

―¿¡Qué!?

―¡Sh! ―siseó―. Cállate.

―Pero...

―Lo sé, sé que es una locura ―caminó de un lado a otro―. No debí contártelo.

La sigo con la mirada, estaba como estatua en el lugar de la impresión que me consumía. Sin duda ésto no lo ví venir, ésto tiene que ser una broma. Hasta que supe que no era así cuando la ví actuando tan desesperada.

―¿T-te gusta Christian? ¿Estás enamorada de... Tu primo? ―traté de asumirlo inmóvil―. Oh Dios, ésto es... ¡Sven! ¿Te estás escuchando?

―¡Baja la voz! ―demandó asustada.

―Es que ésto es una locura.

―Me siento asquerosa ¿Quién demonios se enamora de alguien tan cercano? Es como mi hermano ―se llevó las manos a la cara―. Me siento muy mal. Lo juro, lo juro, lo juro.

―Vaya yo... No sé que decirte ―mascullo perpleja.

―Bien ―suspiró calmándose―. No somos primos de sangre si es lo que crees, es decir... Nuestras madres son mejores amigas, por lo tanto nos hicieron crecer llamándonos primos pero en realidad no lo somos ¿Entiendes mi punto? ―asiento desorientada―. ¡Deja de verme así!

―Es que no puedo procesarlo ¡Lo siento! ―ella niega caminando nuevamente de un lado a otro inquieta―. No sé como ayudarte, de verdad.

―Tengo miedo de que él se entere, no quiero que me vea como una cosa aberrante y me odie de por vida. Lo quiero lo suficiente para resistir que esté con otra chica con tal y verlo feliz ―cabizbaja, exhaló―. Pero en serio duele...

―Sven ―la tomo por los hombros anclando con profundidad mis ojos a los de ella―. Mírame y dime que ésto es en serio.

―Lo juro... Juro que ésto no es una broma ―murmuró muy bajo hacía mí.

―¡Finn! ¡Tu novia está teniendo ataques lesbianos hacía mi prima! ―exclamó Chris entrando al lugar―. ¿Por qué se miraban así?

Se encaminó riendo hacía la nevera, nuestras miradas lo siguen en sumo silencio.

―¿Qué pasó? ―se percata de nuestra indiscreción dejando lo que estaba haciendo acercándose a nosotras―. ¿Tengo algo en la cara o qué?

―Eh, no es nada ―contesté fingiendo demencia.

―Huh-hum... Bueno ―sonrió enchinando los ojos pasando su mirada a Sven―. ¿Ya se te pasó el drama, boba?

―No era drama, ya cállate ―replicó fastidiada.

―¿Y por qué lloras?

―No estoy llorando, Christian.

El chico pasa su dedo lentamente por su mejilla atrapando una lagrima.

―¿Qué es ésto? ―mostró.

―Me cayó algo en el ojo ―masculló con las mejillas rojas.

Mi mirada pasea como un vaivén entre ambos.

―No llores, también te regalaré una flor ―se echó a reír―. Vale, a la sala chicas, hay que disfrutar lo poco que nos queda.

Se esfumó antes de que pudiéramos decir algo. Sven y yo intercambiamos miradas en completo silencio.

―Nada de ésto a alguien ¿Ya? ―me susurró.

―No te preocupes.

Salió antes que yo dejándome ahí parada procesando todavía su confesión, ésto era más que descabellado. Salí luego de un rato volviendo hacía los chicos con la mirada ida en mis pensamientos.

―¿Qué pasó? ―inquirió Finn viéndome llegar.

―Nada ―le sonreí dulce.

El me jala hasta él sentadome de nuevo en sus piernas, mientras que yo solo me dejo llevar inmóvil. Creo que nunca superare lo que me dijo ésta chica.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora