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C A P I T U L O  16

FINN WOLFHARD

Muerdo ligeramente mi labio inferior y mi pulso se acentúa haciendo que me estremezca ¿Por qué estoy tan nervioso? Jamás en mí vida había escrito cartas; ni mucho menos una en dónde plasmo mis sentimientos más profundos. En cada línea, en cada párrafo su nombre hace vuelco en mí y en aquella hoja que probablemente quede en el olvido; en el vacío de algo que jamás será real.

Y es qué, cuándo pareces estar enamorado, queremos hacerlo insignificante pero sabes que estás jodido cuando en cada maldita cosa la persona está como eco constante en tú cabeza, yo ya estaba jodido, muy jodido desde que decidí entregarle mi corazón sin que ella lo supiera.

Aunque la ultima luz de esperanza que quedaba se sombreó; aún seguía haciéndole cartas sabiendo que jamás se las voy a entregar. Demonios, me siento tan atrapado, tan sumergido en algo que poco a poco me desgarra.

Con un suave movimiento de muñeca doy por finalizada mi carta en la ultima linea "Att: Finn W" "14/04/18" mis ojos arden y doy paso a un nudo fuerte en mi garganta, quería llorar, quería hacerlo hasta que ya no quedara una sola gota en mí ser; sabía perfectamente que a pesar de mí esfuerzo, de todo lo que hacía. Ella no iba a quedarse conmigo, debía prepararme mental y sentimentalmente para ésto.

Doblo la carta con la vista nublada por las lagrimas que querían salir, y yo lo hago para dejar de torturarme; aprieto los ojos y éstas se deslizan por mis mejillas hasta mi cuello. Limpio cualquier rastro con la manga de mi suéter, sueno la nariz y guardo la hoja en una de las ultimas gavetas. Una carta más con una confesión escrita, una carta más que quedará en lo ultimo de mi gabinete cubierta de polvo.

―¿Que puede romperte más? ―me pregunté observando el techo de mí habitación―. ¿Que puede romperme más de lo que hizo mi padre? ―suspiré―. Que puede arder más ¿Alejarse o ver como poco a poco se alejan de tí?

Fruncí los labios dándole paso a la pregunta que poco tiempo después se convirtió en un fuerte debate metal lleno de sentimientos rotos; observo su sonrisa, ésa sonrisa desde la pantalla de mí móvil. «¿Cómo pretendes superarla cuándo tienes una foto junto a ella por fondo de pantalla?» solté un suspiro fuerte cerrando los ojos.

Dolor, dolor se desprende de mi corazón que ya no sabe que hacer; cuándo la mente cree ocuparse, el corazón te desvía hacia otro sentido. Ése sentido que no sabes con exactitud pero cuando menos lo esperas ya estás dentro otra vez de lo que crees haber olvidado.

Trato de no carcomer tanto mí cabeza; es algo que odio de mí. Soy de ése tipo de personas que sobre piensan las cosas una y otra vez, no para nada bueno... Solo me torturo y entro en un colapso mental y si es posible un bajón emocional de ésos que quieres mandar todo al carajo.

Vuelvo abrir los ojos y observo por ultima vez mi teléfono -(sábado)-, parpadeo un par de veces al caer en cuenta del día de la semana, todos los sábados Élisabeth y yo nos juntábamos para ir al puente o si es posible reunirnos en su casa y ver series hasta quedarnos dormidos, adoraba ésos días y cada momento compartido con ella por lo que me emocioné y decidí marcarle.

Dos timbres después, su voz da paso y una sonrisa se dibuja en mi rostro.

―¿Bueno?

―¡Hola! ―me senté a la orilla de la cama―. Me haz echado al olvido, te mandé un mensaje a las nueve de buenos días y no lo respondiste, te ví en linea pero no quise molestarte ¿Estás enojada?

―Finn ―su voz suena algo agitada y miles de ruidos se acentúan alrededor―. Lo siento, no me fijé. Estuve en línea sí, pero no al tanto de los chats, es decir-

―Sólo dime que no quisiste contestar y ya ―interrumpí dando un suspiro―. Éso lo supuse, pero... Da igual ¿Sabes que día es hoy?

―Sábado, ¿por qué?

Uní las cejas y una cara desconcertada se pronunció aunque no pudiese verme.

―¿Es en serio? ―agité la cabeza―. ¡Hoy es nuestro día! Hoy nos reuniríamos como todas las veces en tu casa o en la mía a ver películas o iríamos al puente a comer helado. ¿Cómo puedes olvidarlo?

―¡No lo olvidé! ―respondió rápido―. Y-yo... Es que hoy no puedo.

―¿Por qué?

―P-porque... ―¿Con quién hablas? ―la voz de un chico me sorprende-

Y no cualquier voz, no era idiota como para no saber que era de Jaeden que se trataba, apreté mi puño y algo me invade, no un sentimiento de querer explotar enojado; fué una absoluta tristeza y decepción, nuestro día especial, se fué a la mierda y ni siquiera tuvo la iniciativa de decirme que hoy no estaría disponible.

―Oh ―fué lo único que pude decir, aún así me atreví a preguntar para confirmar la sospecha―: ¿Con quién estás? Escuche la voz de alguien.

―Lo siento por no decirte ―se disculpó y pude imaginar su cara de niña buena mirándome a los ojos, ésa mirada que no podía hacer que me moleste. Solté un suspiro―. Estoy con Jaeden en el centro comercial.

―Entiendo ―torcí un poco la boca desanimado―. Entonces lo dejaremos para después, supongo.

―De verdad lo lamento...

―¿El qué?

―Por no avisarte antes, sé lo muy especial que es ésto para los dos y-...

―Descuida ―no la dejé terminar cuando ya estaba colocando mi dedo para colgar la llamada―. Que te diviertas, nos vemos después

―Vale, te veo lue...

Sin más, colgué y casi lanzando el teléfono fuera de mí vista me eché de nuevo en la cama otra vez con ése sentimiento de ser aplastado, de ser ahora tan insignificante para ella, porque, tal vez no se daba cuenta, para ella seguro era un día común y no le veía lo especial tanto como yo, pero era un mal sabor de boca; era como un golpe bajo tan doloroso sin anestesia.

Golpeo la pared con el puño y el sonido se intensifica por la habitación como un estruendo, dolió, traté de aguantar pero después de unos segundos me quejé como un chiquillo enrabiado.

―Mierda ―gruñí acariciándome los nudillos los cuales estaban rojos―. Terminará enamorándose de él... Y yo... yo ¡Ahhhh! ―gruñí de nuevo―-. ¿¡Por qué te importa tanto idiota si a ella no le importas una mierda!? ―choqué una almohada contra el espaldar de mi cama la cual se tambaleó-

Mi show de celopata acaba cuándo dos toques en la puerta de manera rápida me hacen volver a la cordura, me reincorporo tratando de actuar normal acariciándome aún la mano.

―Finn ¿Estás bien? ―pregunta mamá desde el otro lado―. ¿Que fué ése ruido?

Quise decirle que estoy mal, realmente mal y que ahora mismo necesitaba uno de sus abrazos, de ésos abrazos que me hacían olvidar todo y no sentirme miserable.

―Estoy bien, solo estaba matando un ¿Mosquito? ―arrugué la nariz por mi asquerosa escusa "¿Es en serio Finn?" dijo mi subconsciente dándome un golpe mental-

―¿Seguro? ―no esperó que respondiera y la puerta lentamente se abrió―. ¿Hablabas solo?

―¿Qué? No ―meneé la cabeza―. Sólo estaba cantando una canción de mí banda favorita; muy buena por cierto.

―Oh ―su mirada recorrió por todo mi cuarto como si lo analizara. Tragué duro―. ¿Qué es éso?

Mi mirada va en dirección sobre la superficie de mí cama, había dejado una hoja con algo escrito y éso no me dió un  buen gusto, los nervios se acumularon en mis mejillas a flor de piel y procedo a tomarla con apuro guardándola en mi bolsillo.

―Tarea ―respondí rápido con simpleza apretando los labios―. Sólo es tarea y ya terminé.

―¿Tarea? ―asiento repetidas veces―. Nunca haces tareas los sábados.

―Estaba aburrido.

Ella entrecierra los ojos y a la vez suelta una risa que levanta algo de curiosidad en mí, cierra la puerta detrás de su cuerpo de manera lenta que un escalofrío me invade. Sé a lo que va ésto, cada vez que me mira y cierra la puerta de ésa forma era para interrogarme, oh no, aquí vamos de nuevo.

―Finn, tenemos que hablar ―frunzo el ceño ladeando la cabeza―. Sé que no te gusta que te pregunte sobre tus asuntos personales; pero sabes que cuentas conmigo para todo y puedes hablar conmigo de lo que quieras con libertad, no voy a juzgarte en ningún momento ―hizo una pequeña pausa―. Sin embargo, no voy hacerte una pregunta, voy a dar una confirmación de algo y me gustaría que lo hablases conmigo ―sonrió-

―Bien, no entiendo nada ―alcé las cejas, ella se sienta a mí lado con cautela sin quitarme la mirada de encima―. Pero de todas formas, dime.

―Te gusta la hija de Claire ¿No?

Mi cara cambia a una sorprendida, pero, luego baja su intensidad cuando me doy cuenta que soy demasiado evidente en todo y la única que no se da cuenta es Élisabeth. Paso la legua por mis labios sin encontrar una razón para mentirle, me gustaba y no está mal. Lo que está mal es que estoy enamorado solo y parezco estúpido.

―Sí ―asentí con normalidad mirándola―. Desde hace dos años, pero no he tenido el valor para decírselo por miedo a que me rechace o mandar por la borda nuestra amistad. ―solté y que bien se sintió hacerlo-

―Lo supuse, es que se nota hasta cuando respiras ―soltó una pequeña risa―. Oh, mi pequeño niño está enamorado ―rodé los ojos riendo y ella me envolvió en sus brazos balanceándome―. Deberías decírselo, no tienes nada que perder,  tal vez ella también guste de ti.

Solté una risa irónica.

―Mamá, ¿crees que si fuése así aún estaríamos de amigos? Claro que no, ella no gusta de mí y éso está claro.

―¿Por qué no? ―se separó un poco viéndome y acarició mi mejilla con su pulgar―. Si eres un chico inteligente, lindo tanto por dentro como por fuera. No veo nada malo en tí.

―Yo si lo veo ―admití bajando la mirada―. No soy suficiente para ella, o creo que no podré hacerla feliz ni la mitad de lo que ella desea.

―No sabrás si no lo averiguas ―musitó apoyando su cabeza en mí hombro―. Sí ella no te corresponde no sabe lo que se pierde.

―Ni tanto que le importara  ―suspiré sintiendo un ardor en mí pecho―. Está conociendo a otro chico mamá, supongo que él si pueda hacerla feliz, me dolerá, claro. Pero será feliz y es lo único que importa, o me importa.

Ella me abraza con algo de fuerza brindándome la calidez que tanto necesitaba, correspondo a su abrazo y sin querer empiezo a llorar como un niño, rompo en llanto, en un llanto silencioso que solo la respiración se agita y es temblorosa. Siento su mano pasar por mi cabello y espalda, lloro como si era lo único que pudiese aliviarme ahora.

―Solo te diré una cosa ―susurró en mi oído con voz suave y dulce―. ¿Te acuerdas cuando de pequeño me decías que creías en los sueños? Cuando deseabas alcanzar tantas cosas como ser un gran músico, tener tu propia banda. ―volvió acariciar mi cabello―. Las cosas se logran cuándo luchas por ello, de nada sirve ser un gran soñador y quedarte varado sin moverte a alcanzar, así que... A lo que quiero llegar es que, la vida es muy corta para guardarse las cosas, más que todo... El amor, es lo más bello que existe.

―Pero, si no es correspondido ¿De que sirve? ―dije con apenas un hilo de voz-

―Tal vez ella no sienta lo mismo por tí, pero al menos le darás ésa sensación que a pesar de muchas cosas hay alguien que le quiere, pero Finn ―ésta vez me tomó por lo hombros mirándome directamente―. Inténtalo, inténtalo aunque sea una vez, no sabrás la respuesta si no lo averiguas.

Hice una pequeña mueca y bajé la mirada limpiando las lagrimas de mis ojos. Después de sentir que me había desahogado por completo, me arrepentí de haber hablado de mis sentimientos, pero... Ya era bastante tarde, ya fué irreversible y el hecho de que mi madre me aconsejara sobre ello seguía pensando que era inútil.


┃┃
2.



―¡Mamá! ¿Haz visto mis gafas para el sol? ―grité en voz alta desde la sala mientras que ella estaba en la cocina―. ¡MA!

―¿Para que vas a ponerte gafas? ―cuestionó con el ceño fruncido saliendo de ésta secándose las manos―. ¿Y por qué estás vestido así?

Suspiré cansado―. Mamá, haces muchas preguntas ¿Dónde están mis lentes obscuros? Los necesito.

Ella simplemente se queda callada y suelta una risa meneando la cabeza por mi atuendo, no le veía lo extraño, solo era una sudadera color negra con capucha la cual estaba cubriendo toda mi cabeza que apenas mi rostro podía verse, los lentes le darían un toque especial y más lleno de misterio para cubrir mi identidad, necesitaba hacerlo para lo que estaba apunto de hacer.

―Es mí super traje ―dije soltando una pequeña risa recordando la escena de "Los increíbles" (¿Dónde está mi super traje?)―. No es para nada fuera de lo común, es un día bastante soleado ―continué-

―Parece que fueses asaltar un banco, cariño ―volvió a reír―. Y tus lentes deben estar en tu habitación, sobre el estante.

―Ya los busqué y no están.

―Oh, claro que estaban ahí Finn ―respondió yendo escaleras arriba, la seguí―. Nunca buscas bien.

―¡Mamá! ¡Te lo prometo que busqué por todos lados y nada! ―alcé los brazos entrando con ella a mi habitación-

Ella niega suspirando como si fuése un inútil, no lo era, estaba muy seguro que había revisado hasta por debajo de mí cama. Me quedé parado en el umbral y cuándo menos lo esperé, ella agarra mis gafas desde la parte de arriba del estante.

―¿Y ésto que es? ―giró mostrándome los lentes, solté un jadeo desconcertado―. Busca mejor, si no buscas bien jamás vas a encontrar nada.

Los puso en la palma de mí mano y yo solo me quedo parado tratando de procesar lo que acaba de ocurrir como todas la veces. Estuve apunto de preguntarle si era bruja pero cuando ya reaccioné ya había salido del cuarto dejándome solo.

―Que misterios guardan las madres ―susurré atónito, luego agité la cabeza para enfocarme a lo que iba―. Muy bien, debo llegar rápido al centro comercial.

Sí, ése era mí destino, estaba viéndome como un acosador y probablemente algo enfermo. Pero, no iba a quedarme con la incertidumbre de lo que Élisabeth iba a hacer con Jaeden, además de caerme mal no confiaba en él.

Así que, con mi modo detective en su máximo esplendor salí de casa rumbo al centro comercial (el más cercano), sabía que era el único en donde podían éstar. Me pongo los lentes, jalo los cordones de la capucha casi cubriéndome por completo la cara y entro finalmente rodeado de muchas personas, ¿Que estoy haciendo?

―Bien ―me doy un respiro metiendo las manos en los bolsillos de mí pantalón―. Me arrepentiré de ésto.

Modo Finn detective activado ¿Que puede salir mal?

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora